Los días transcurridos, eran un bucle de pensamientos en los que siempre iba al mismo destino una y otra vez, sin importar el rumbo que intentase tomar. Su mente parecía haber tomado una decisión y su cuerpo lo seguía con orgullo, pues en realidad, aunque no era algo que fuese una prioridad, con el paso del tiempo llego a entender que no haría ningún mal. Pero ahora no valía únicamente con preguntarle a ella, antes de eso, iba a hacer las cosas correctamente y puesto que no conocía al padre de su chica y este no parecía interesado en lo más mínimo en ella desde que era pequeña, tenía a Sharon. Y usaría ese camino para llegar al destino esperado.
Era una idea que nació recientemente, pero que con el paso de las horas y los días, se iba haciendo más y más fuerte. Hacer caso a sus sentimientos, era algo que había aprendido con el tiempo y en ese momento, obedecería a ese sentimiento que surgía dentro de él y que gritaba con insistencia.
Las llamadas que debía realizar no eran nada del otro mundo, pero ocultar sus acciones si lo era, cuando tenía al lado a una mujer con un sexto sentido tan marcado. Por otro lado, Emma parecía conocerlo al dedillo y no era capaz de ocultarle nada durante mucho tiempo, pues siempre lo descubría. Sin embargo esa vez, haría su mejor esfuerzo por que eso no pasara. Tenía que mantener su secreto a salvo de la futura mama. Y si todo salía bien, no tendría que hacerlo durante mucho tiempo, puesto que era incapaz de ocultar a Emma algo como eso.
Marcando el número que lo llevaba directamente a la marcación rápida de Sharon, se llevo el teléfono al oído y espero. Los tonos de la línea hacían vibrar su cuerpo, que permanecía alerta por si acaso escuchaba los suaves pasos de Emma recorrer el pasillo que la llevaría a su despacho. Por el momento parecía estar solo en ese área de la casa, sin contar la compañía constante de Turco, que permanecía dormido en su cama a un lado de su silla.
Conto los pitidos de la línea y temió que su llamada no fuese a ser contestada, pero de un momento para otro, la voz de Sharon inundo la línea.
--¿Emma?
--No, soy Noah.
--¡Oh! ¿Ocurre algo con Emma?
Entendía la preocupación de la mujer, pues una primeriza embarazada de mellizas, no era moco de pavo. El mismo estaba al borde del colapso nervioso la mayor parte de los días. Pero por ahora, todo marchaba bien.
--No, todo va muy bien. Ella y las niñas están bien.
--¿Entonces a que debo tu llamada? Es raro que hables conmigo.
Había llegado la hora para pronunciar las palabras correctas que podían o elevarlo hasta el mismo Olimpo, o llevado directo al reino de Hades. Aclarándose la garganta, paso la mano libre sobre su muslo, para secar el sudor producido por los nervios. No era algo que quisiera hacer por teléfono.
--Quería hablar con usted, sobre mis intenciones con Emma.
--Te escucho.
--Hace un año que la conozco y pues jurarle que nunca he amado a nadie como amo a su hija. Emma es mi mundo entero. No concibo mi vida sin ella, y a decir verdad, esto del embarazo me tiene histérico, pero soy inmensamente feliz a su lado. Sé que usted no me conoce, pero le prometo hacerla feliz por el resto de mi vida y...
--¿Me estas pidiendo la mano de Emma?
Sus palabras, aunque serias, eran formuladas de una manera suave. Sharon sabía que quería con aquella llamada.
--Si. Me honraría enormemente tener a Emma como mi esposa.
--Vaya, vaya... ¿No crees que esto hubiese sido mejor hacerlo antes de dejarla embarazada?
ESTÁS LEYENDO
Cuidaré de ti
RomanceHace algún tiempo, mientras escribia otra de mis novelas, Te amo, Bradley, me llego la Inspiración De Una nueva novela. Un borrador que en un principio formaba parte de los Blake. Pero ahora ese borrador a tomado forma y se ha convertido en la nove...