Mi desastre

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Vive y déjate morir, que va pasando la vida de largo porque de corta siempre se mantuvo pobre.
Me mantengo al filo de la cuerda, en desequilibrio, pues mi cabeza es un laberinto sin Sur ni Norte pero con muchos precipicios.
He aprendido a volverme fuerte a base de ostias, tanto literales como metafóricas.
Y se cuando hay que callar porque las palabras en estampida encarcelan neuronas.
Se apreciar la Luna, el sol y las estrellas como también adoro el desastre alegórico de las tormentas.
La calma me pone nerviosa, y la paz la gano en la cama.
La batalla de dos cuerpos luchando por morderse cada vez más las ganas.
También se como es bañarse en unos ojos y morirse de frío.
Y como una caricia o un abrazo descongelan la capa de un corazón para verlo derretido.
Eyacularte versos en la cara es mi sexo más placentero, el destrozo de los esquemas de tu cabeza cuando en cueros me obsesiono con el resplandor que dejan los besos.
Que por ti vuelvo a repetir me parto el pecho y mi desastre, por ti abandono las palabras que no dicen nada para convertirlas en arte.

Rebeka V.

La octava luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora