8. Más Yo

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Cuando todo se desmorona y toco fondo me bebo otro vaso medio vacío.

Me vuelvo adicta a los errores, a las malas pasadas que a contra reloj se hacen llaga.

Cuando no se que decir hablo con miradas, tengo expresiones tatuadas en mi cara que de aquí a la luna, de aquí a mañana.

Al escribir soy más yo, más tú, un poco todos.

No me salgo con la mía ni pretendo salirme, al salir del cascarón me di cuenta que el impacto de mi cabeza contra la realidad es una gran hostia.

Cuando sonrio soy niña de nuevo,cuando lloro también, cuando canto y bailo la libertad se hace vestido.

Mis zapatos son la plataforma perfecta para alcanzar la luna.

Y mis huellas sólo quieren ser rastro de tu cuerpo, el crimen perfecto por el que una noche nos arriesgamos a encarcerlanos a la libertad juntas.

Se me caducan los poemas en la despensa del que quiere ser verso y no puede, del que quiere ser poema y no poeta.

El arte es mi desastre más perfecto.
La métrica aquí se mide en sentimiento, en mini corazones en forma de letra.

Odio ser la parte de lo que quisiera ser entera.

A mi las musas me desnudan la primavera y poetas como Bécquer, Neruda, Panero y Machado hacen que tiemblen mis piernas.

La música amansa a mis fieras, y el orden de tu cabeza es el puzzle sin resolver de mis ideas.

Tengo tanto que decir que las palabras se quedan cortas, que con una mirada la boca habla aunque los labios no se muevan.

Me sangran los dedos al contacto con un teclado viejo, porque van más rápido de lo que siento y pienso.

Y desnudar mi corazón para mi es esto, porque nunca supe ser ni estar, porque al parecer cuando soy, no estoy, ya que a mi cabeza siempre le ha gustado mucho irse.

Al escribir sale la ficción que más se asemeja a mi reladidad.

Sale la bestia a flote, el vencedor vencido. Sale la niña sensible, traviesa, dulce y visceral que llevo anclada a mi piel.

Salgo yo más yo que nunca, asomando mi patita por debajo de la puerta.

Con el vestido de flores que tanto odiaba de pequeña, con margaritas de color púrpura recordándome que aún creo en la magia y que mi único truco se esconde entre el espacio de cada poema escrito y el borrón de una lágrima.

En la mezcla aleatoria de la música en mi cabeza cuando las musas me bailan el agua.

Rebeka V.

La octava luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora