Cómo quien juega con su corazón entre sus manos moldeando cada ventrículo, entrelazando sus arterias y venas sin saber que en cualquier momento se puede detonar una bomba que arrasará con todo a su paso.
Cómo quién desafía a la vida estirando el brazo para alcanzar el futuro sin haberse perdonado el pasado.
Cómo quien lanza besos a quien solo merece bocados, o se afloja el cinturón creyendo haberse comido el mundo sin ni si quiera haberlo probado.
Cómo la margarita que pide a gritos no ser pétalo, ni flor, para no morir en los dedos de un alma que duda del amor.
Cómo quien se tira de un quinto piso a los brazos de quién ama sin pensar ni por un segundo en el dolor del impacto.
Cuando el pacto se hace ceniza, y las cicatrices se abren de piernas al dolor. Y la vida se pone puta y te guiña un ojo para apuntarte mejor.
Cómo quien lanza una moneda a una fuente, pidiendo deseos que se volverán fugaces cada vez que miremos las estrellas.
Como el que siembra desiertos a su paso sin darse cuenta que lleva en los ojos la primavera.
¿Metamorfosis o supervivencia? No importa lo que elijas cualquiera de las dos son sinónimos de resiliencia.
Cómo si jugar con fuego no fuera encender los deseos que se agolpan en la entrepierna.
Como se desnudan las palabras para ser descubiertas.
Cómo quien no dice nada pero lo grita todo mostrando sentimientos en forma de letra.
Rebeka V.