29. Realismo sucio

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Estoy pensando en letra alta, una excéntrica muda que grita, una zorra sin cama, sin lapicero, con el bolígrafo acabado y la papelera llena de ti.
Hay noches como ésta y noches como tú, hoy me ha tocado una de ellas, me ha tocado y me he corrido.
He olvidado quién soy, lo sé, me he perdido, he querido… Te he querido sin querer.
Me he escondido en mi poesía para negarme la verdad, he mentido, lo sé, te duele, nos duele.
Ayer vi la silueta de todos mis “nos” comiéndose la polla del mundo, ayer me vi a mí bailando sin control, descontrolada, loca en la cuerda floja.
Tengo sed, me bebo el mar a cucharadas, no me importa la sal, mis heridas también sabían así.
He lamido el cielo y me ha sabido a ti. Te vi, me hice la tonta, la despistada, pero te vi.
Así, como me desorientaba con tu cuerpo, así como te ganaba la batalla sin haber querido entrar en tu guerra, no sé cómo lo hice, yo iba sin armas, iba sin alma.
Nos quisimos, eso no lo puedo negar, pero llevo un “no” tatuado a fuego detrás de mis oídos, llevo las piernas temblando, fuerzas de flaqueza y recuerdos a la espalda.
Ya no me queda nada, sólo yo, mi primera persona del singular, mi única carta trucada, la primavera en mi vagina, el invierno en mis manos, el verano en mi sonrisa.
Anoche salí a perder la razón y me la encontré en el bar de siempre, en la misma copa, en la misma espina.
Me he mirado en el espejo y no me he reconocido, pero he de reconocer que todas las ventanas llevan mi rostro.
¿A qué hemos jugado? Explícamelo sin que yo me entere, me gusta fantasear con la verdad y la mentira.
Adoro volarme la cabeza, no encontrar la salida. Caer en picado mientras me descojono de risa, quererme como si no hubiera un mañana.
Amarme como yo sola sé.
Me he vuelto una puta de remate, una zorra con disfraz de cordero, una loba sin aullido, un lunes medio entero.
Me gusta lo impredecible de perderme en mis calles, me gusta el riesgo que supone mirarte.
Me gusta la parte animal que el paso del tiempo en mi mirada ha marcado, como la cara de una gata que se juega sus siete vidas al mejor pecado.

Rebeka V.

La octava luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora