Apareciste de la nada, exigiéndolo todo.
Apareciste como la luna cada anochecer
con tus juegos de azar, tus cuerdas en mi piel.
Tu locura era mi estación perfecta, me dejaba llevar
por el rastro de tu piel desnuda, se me hizo la espera
eterna entre tragos de saliva y camisas de fuerza.
Apareciste y con las mismas te fuiste, y me dejaste
mi cielo pintado de ti, la sombra de mi sombra
me hace cortes de manga, me da la espalda y me saca la lengua.
Tu lengua, es el escenario perfecto para aprender idiomas
el tapiz para el cuadro del dolor y el placer sosteniendo
la guadaña, que maravillosa escena.
Yo de espaldas a la pared, presa de tus primitivas maneras,
nunca pensé que una tortura como esa pudiera ser tan jodidamente
placentera...
A cada trago de tu boca le debo una espera, la damisela en apuros
ya no quieren que la salven, quiere que la maten, quiere condenarse
a tus cadenas.
Apareciste y tornaste sangre en café, yo me lo bebí sin saber
que era, te bebí y aquí estas, formando parte de mi cremallera.
Bájala, mira cuanto mundo escondo bajo mis bragas.
Tengo todo tu olor por mi cuerpo, la mordida de tus dientes
en una de mis ingles, el femur izquierdo grita tu nombre,
las cicatrices de mis muñecas levitan mis pensamientos
a esa noche de bestias libremente ambrientas, y así me dejas
con todas estas marcas de tu amor en mi recuerdo, con todo
el tiempo del mundo para pensarte, con toda la poca esperanza
para volver a beberte, pues tu café me mantiene en vela,
no puedo conciliar el sueño cuando tu eres quien me lo
desvela.
Aquí te dejo mi poema, para que te folle de la forma
más cruel y salvaje que seguramente no te esperas.
tu ya sabes
como quiero que me duelas, atada de pies y manos a tu ardiente cabellera,
yo me he vuelto pelirroja por acercarme tanto a tu fuego y me he vuelto peligrosa
desde que me ataste en pleno vuelo.
Ahora, mantente en guardia, corazón,
que no todos los latigazos que me mandas tienen que ser de dolor.Rebeka V.