Capítulo cinco

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Jennie

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Jennie

Cuando sonó mi el alarma de mi celular al día siguiente abrí los ojos. Realmente había sido contratada como niñera. Mi corazón estaba feliz con este hecho; a parte, la paga era muy buena y hasta estimulante. Aunque me había graduado con honores en la prestigiosa universidad de Seúl y podía trabajar en muchas empresas de prestigio debido a que reunía tres condiciones básicas que muchas de ellas exigían - experiencia laboral; dominio de al menos tres idiomas a nivel internacional y graduado con honores - solo quería cuidar niños; sonreír todos los días y entretenerme. No iba a tener la oportunidad de crear mi propia familia. Tal vez estaba siendo egoísta al pensar en hijos ajenos para llenar mis vacíos sentimientos de algo que nunca podrá ser; pero estaba clara en eso. No eran mis hijos; solo cuidaba de ellos y eso era suficiente para mí.

Me levanté de la cama y me dirigí al cuarto de baño que había en el interior de la habitación. Cogí mi cepillo de dientes y unté en él la pasta dental para cepillarme los dientes. El sabor a menta dulce invadió mi boca empezando a crear una espuma a mediación que la brocha se escurría en mi dentadura. A medida que me cepillaba me miraba al espejo que estaba empotrado en la pared, encima del lujoso lavamanos. Siempre fui consciente de que era bonita; y las personas me lo decían muy a menudo alegando que lo había heredado de mi madre. Aunque muchos también decían que resaltaría más mi belleza si me maquiellara un poco; nunca sentí la necesidad de hacerlo. El maquillaje de definía la hermosura de una persona puesto que ya todo el mundo lo era. Además, nunca consideré que el físico fuera tan importante, incluso cuando mi relación de dos años había terminado debido a ello y por supuestamente nunca tener tiempo para una salida. Escupé la espuma de menta que se había formado en mi boca. Me enjuagué la boca y me lavé la cara para después limpiarme con una toalla.

Una vez a acabar; salí de la habitación para ir a empezar a preparar el desayuno. Me encontré con el señor Kim en medio del pasillo de las habitación. Parecía haber estado ejercitando puesto que usaba ropa de deporte y estaba sudando. Supongo que es un hombre que madruga mucho.

- Buenos días - saludé bajando un poco la cabeza.

Él asintió con una pequeña y casi invisible sonrisa. Él era demasiado amable. La verdad pensé que sería uno de esos hombres que se sumergían en el trabajo y no tenían tiempo para sus hijos y que era la razón principal por la que necesitaba una niñera; pero en ningún momento esperé encontrarme a un padre sumamente dedicado a su hija y a las necesidades de ésa. Para ser un padre soltero consideraba que había hecho un buen trabajo. Sujin era una niña muy especial; me di cuenta de que no entraba en confianza hasta un cierto momento. Más bien parecía analizar a la persona que iba a estar a su cargo antes de aceptarla. De hecho; me estuvo mirando todo el viaje de regreso a casa el día anterior cuando el asistente personal del señor Kim me llevó a conocerla y a conocer su jardín.

- ¿Has dormido bien? - me preguntó el señor Kim - si el colchón te parece incómodo...

- ....no no; esta bien - interrumpí. Había dormido como un bebé. Como no lo hacía en mucho tiempo. El colchón era perfecto y parecía tener un imán para atraer el sueño una vez que alguien se acostaba en él - dormí muy bien; muchas gracias.

Sure It's You {taennie}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora