¿A dónde demonios se pudo haber metido? Ya he recorrido todos los lugares donde supongo yo debe de estar, estoy muy preocupada no se si estará pasando por un mal momento y decidió alejarse o algo peor.
Me encuentro en casa de Jack, su madre y yo estamos muy preocupadas, su padre hace un recorrido por la ciudad de busca de él.
Después de varias horas en espera de Jack, al fin llega a casa. Abre la puerta, se podía ver a leguas que estaba ebrio y sus ojos hinchados. Corrí rápido hacia él, apenas podía estar de pie —Jack cariño ¿dónde estabas?— su madre se acerca a él y lo abraza con todas sus fuerzas —Mamá ¿extrañas a Zoe?— la voz de Jack es ronca, se ve no ha parado de llorar.
—Cariño vamos— la madre de Jack lo lleva a darse una ducha.
Me dirigí a mi casa ya que estaba muy molesta con Jack, ¿cómo me hace esto? Irse así como si nada y hacerme pasar el peor de los susto. Su madre debió de pensar lo peor, ha de tener miedo a otra pérdida.
Estaba en mi recámara con música a todo volumen, mamá y papá están donde unos viejos amigos. Abro la ventana para sentir la brisa fresca de la tarde, me asomo un poco y me quedé perpleja a ver a Chris en el patio trasero fumando lo que parecía ser marihuana. A pesar de mi gran asombro, tenía que usar esto a mi favor. Bajé rápidamente hacia donde estaba y al verme intentó esconder el porro —No lo escondas ya te ví— tenía una sonrisa de malicia en el rostro.
—Creo que está de más decirte que no le digas a nuestros padres— le da una fumada al porro.
—Haremos un trato— Chris pone una cara de mal gusto —tú me dejas en paz y yo no digo nada.
—Si lo dices por lo de esta mañana, solo quería cobrarme la cachetada que me diste.
—¿Trato?— extiendo mi mano.
Chris también me da la mano —Trato.
Cayó la noche y como siempre estoy aburrida en casa, así son mis sábados, mientras todos disfrutan yo solo estoy atrapada en mi mundo.
Mensaje de Jack: Hola burbuja.
Que descaro el de Jack, escribirme después de todo lo que hizo. Yo: Hola.
Jack: ¿puedes venir?
Yo: ¿Qué quieres Jack?
Jack: Te quiero a tí, ahora.
Maldita sea no puedo resistirme a él ¿cuándo llegué a este punto de enamoramiento? Creo que estoy quedando loca. Pues no lo pensé mucho y salí a ver que todos estuvieran dormidos, efectivamente así fue. Salí de forma muy cautelosa pero a diferencia de otras veces ya no me daba tanto temor. Toqué el timbre muy nerviosa ya que estaba muy tarde y sus padres probablemente estuvieran dormidos. Jack abre la puerta y me deja atónita, estaba sin camisa y unos shorts que marcaba bien su miembro, tenía un cuerpo tan definido y perfecto y un tatuaje en su costado derecho que decía Zoe con una pequeña mariposa alado. —Hanna estoy aquí arriba— reacciono rápido, mis mejillas ardían de lo sonrojada que estaba.
—Ehh.. Si Hola.
Jack se hace un lado para que pueda pasar —Toma asiento.
Nos sentamos en el sofá —¿y tus padres?— intentaba no mirar su cuerpo perfecto.
—Se fueron a Canadá, tienen que resolver algo allá, fue de imprevisto.
—Que bien— mi voz suena insegura.
—Hanna te debo una disculpa por lo ocurrido, después que te fuiste me quedé muy mal, no quise llamarte y solo me cerré en esta maldita tristeza que no escapa de mí, salí de casa a despejar la mente y terminé en un bar ahogando mis penas. Lamento haberte hecho pasar un mal rato, prometo trabajar eso en mí y te aseguro no pasará de nuevo.
Las palabras de Jack suenan tan sinceras, puedo ver la honestidad reflejada en sus ojos, es imposible enojarme y ser dura con él —Lo bueno es que estas asumiendo tus errores, si me asusté mucho no te lo voy a negar, pero lo importante es que estas bien y te prometo estar siempre para tí en todo momento.— lo abracé muy fuerte, sé que necesitaba este apoyo.
—Gracias Hanna, eres la mejor.
Antes de que pudiera decir algo Jack puso su mano detrás de mi cabeza y me besó, no fue un beso cualquiera, este beso estaba cargado de pasión y un aura sexual se manifestaba en nuestro entorno.
En medio del beso me quité la chaqueta que traía puesta, Jack me tomó de la mano y me llevó a su recámara, rápidamente me tiró en la cama y comenzó a besarme —Hanna ¿segura qué quieres hacer esto?
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Nuestros recuerdos en el camino.
RomansaLas personas suelen decir que todos nacemos destinados a conocer una persona que nos cambie la vida y esa frase no cobró sentido hasta que te conocí. Desde aquel día entendí que yo había nacido para amarte y que mi alma estaba unida a la tuya desde...