Capítulo 17: ¿Aún me recuerdas?

107 10 2
                                    

-¡Felices catorce! - Era el cumpleaños de Charlotte.-Cierra los ojos y pide un deseo- animaba la rubia al punto de conmoverse hasta las lágrimas, sentada en aquella silla de mimbre en el porche de las Müller.

Su pequeña Charlotte empezaba a crecer. No era más aquella bebé que llegó indefensa hasta sus brazos. Aquella que la miraba a los ojos fijamente mientras la alimentaba con su botellita de leche o que le pedía le contara un cuento para dormir cada noche.

Charlotte acercó su rostro a la flama de la única vela en la tarta, que danzaba frenéticamente segundos antes de ser apagada, para luego esfumarse entre hilillos de humo. Su abuela se acercó en seguida para ofrecerle un cuchillo con el cuál partir la tarta de chocolate que había preparado y que a la niña tanto le gustaba.

-Toma, pártelo- ella lo tomó con firmeza mientras cortando el primer trozo.

-Para ti, abuela.- enseguida cortó el siguiente trozo para colocarlo cuidadosamente en un pequeño plato de cristal.

-Gracias, linda- Helene lo tomó y volvió a su lugar junto a la mujer que miraba con una sonrisa a Charlotte.

-A Elise voy a servirle el trozo más grande. No ha querido comer casi nada.

La señora Müller y la rubia lanzaron una carcajada por el comentario de la niña. Mientras comían sus respectivos pedazos, Elise se levantó un segundo para dirigirse al interior de la casa. Buscó en los bolsillos de su abrigo hasta dar con la cajita que contenía el obsequio que había escogido días atrás.

Charlotte estaba sentada en las escaleras del porche. Se reía y conversaba con su abuela. Ojalá nada les arrebatara su felicidad ni su tranquilidad a ninguna de las Müller. Elise sentía una alegría inmensa en el corazón al verlas así. Era lo que más amaba en el mundo. Eran su familia. -Feliz cumpleaños mi niña- exclamó inclinándose para darle un beso en la mejilla a la par que le entregaba la cajita con el obsequio dentro - adelante, ábrelo.

Gracias, Elise! No tenías que haberte molestado.

- Pff ¡Esas son palabras de tu abuela, las conozco perfectamente!

-¿Es un collar?-preguntó agitando la caja junto a su oreja.

-hmm puede ser...no lo sabrás hasta que lo abras. ¿No te gusta?- la expresión de felicidad que llegó segundos después fue su respuesta definitiva.

- ¡Qué hermoso!- se trataba de una cadena plateada muy sencilla y discreta.-¡gracias!

-Aún falta algo. - la rubia señaló la caja- allí dentro había un dije con la forma de una estrella, que podía abrirse.

- Puedes poner lo que tu quieras dentro.-los ojos de Charlotte se iluminaron de esperanza. - algo muy especial.

Tenemos que hacernos una foto las tres juntas! ¡Para que pueda ponerla dentro!

Ella no sabía que ya no habría más tiempo. Y cómo podía saberlo. Acababa de despertar en medio de la noche como otras tantas veces,con el corazón agitado y las mejillas húmedas por las lágrimas.

Volvía a tener ese sueño, ese recuerdo de su infancia. Charlotte se llevó la mano al pecho, donde aún pendía el collar en forma de estrella, ese que desde entonces nunca se quitó.

(...)
A las 4:45 de la tarde de ese lunes,los tres miembros de "Feeling b" se encontraban a bordo de un automóvil que los llevaría hasta Hamburgo donde se encontrarían con Emu para la prueba de sonido posterior a su presentación.

 𝐏𝐔𝐏𝐏𝐄   𝑻𝒊𝒍𝒍 𝑳𝒊𝒏𝒅𝒆𝒎𝒂𝒏𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora