Las malas noticias en el pueblo parecían propagarse casi de manera tan rápida como una plaga.
Por un lado,la policía había dado fin a la investigación relacionada con el deceso de Elise. No iban a concentrar sus esfuerzos en indagar en el pasado de un muerto. Aunque si hubo una sansión para la señora Schültz por esconder a una extranjera.
Lamentaba y maldecía la hora en la que la mujer rubia se le había cruzado en el camino y es que aún después de muerta continuaba dándole problemas.- Sucia extranjera...- los restos de Elise eran llevados a una fosa común. Sin entierro, sin flores.
Sin nadie que llorara su trágico deceso, por el contrario, Werner Lindemann vivía sus últimas horas postrado en cama.
Pálido por la enfermedad hepática,con la mirada perdida y la sola compañía de su hijo en el umbral de la habitación quien esperaba que su padre falleciera
-¿No es acaso una ironía?- vocalizó con un hilo de voz,el fatigado Werner-a los dos nos llegó nuestra hora. -el hombre suspiro- porqué tuvo que ser ella,primero...
-Papá,estás delirando- "papá" sería la ultima vez que lo llamaría de aquella forma.- Todo pasará rápido. Te reencontrarás con mamá- Till se acercó lentamente miéntras pasaba con cuidado un trapo húmedo en la frente llena de líneas de expresión para refrescar al viejo.
En su interior,Till sabía que de existir un cielo,definitivamente el nombre de Werner Lindemann no estaría escrito en el,pero quería darle consuelo en sus últimas horas,después de todo y aunque le reprochara su miserable vida,Werner le causaba lástima y siendo la única familia que le quedaba quería que no se sintiera solo,antes de partir.
-¿Tu madre?...no hablo de tu madre.-el hombre señaló a la mesilla de madera frente a su cama donde reposaba un vaso de cristal lleno de agua y bajo este se encontraba una nota del periódico. Till lo tomó con cuidado leyendo en silencio la primera nota. La tinta se había corrido por la marca que el vaso de agua había dejado en ella. Arrugó con furia el papel entre sus dedos,mirando fijamente a su padre que se encontraba perdido en sus pensamientos. El muchacho estaba lleno de impotencia cómo es que en sus últimos momentos el viejo conservara el recuerdo de una desconocida y no el de su propia esposa.- Eres un cínico.-todo rastro de compasión se disipó de inmediato para el joven Lindemann- ¡Te importa un carajo tu familia,pero lloras la muerte de una cualquiera!- le refutó colocándose a un lado de su cama.
Werner no contestó. Se mantuvo con la mirada fija en un punto en el techo del que comenzaba a gotear gruesas gotas de agua que se estrellaban contra su frente- ¡CONTÉSTAME,CARAJO!
Werner comenzó a reírse de manera seca- Nunca entenderas el vacío que supone la pérdida de una mujer.-cerró los ojos,como si fuera a dormir,luego una mueca extraña se dibujó en su semblante,como si se tratara de una sonrisa,una muy perturbadora sonrisa- Una mujer como ella.
Till no iba a soportar más el cinismo de su padre. Se levantó dispuesto a marcharse,cuando sintió el tirón fuerte de la mano fría del hombre sobre su muñeca derecha. El viejo, lo atrajo hacia sí, sólo para murmurarle aquella última confesión- Te hubiese encantado ser el hermano mayor.
Till se quedó consternado,sin saber que decir y también lleno de coraje.Aún en sus últimos minutos,Werner siguió siendo despreciable. Se sintió un completo idiota por llorarle,por mostrar un poco de empatía que desde luego,no merecía.
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𝐏𝐔𝐏𝐏𝐄 𝑻𝒊𝒍𝒍 𝑳𝒊𝒏𝒅𝒆𝒎𝒂𝒏𝒏
FanfictionSinópsis: |En la Alemania dividida por las secuelas de la guerra,la pequeña Charlotte Müller, será criada por su abuela de manera clandestina en un burdel. El padre de Till, es un hombre conocido en el pueblo por ser alcohólico y abusivo. Sin sospec...