Hamburgo era un sitio agradable y tal como su acompañante lo había mencionado la noche anterior,también era tranquilo. Charlotte había despertado más temprano esa mañana. Bajó por su cuenta y mientras tomaba el desayuno,le pareció que hacer una caminata matutina antes del trabajo no le venía nada mal. De paso, dejó una nota bajo la puerta de sus compañeros. Heiko y Flake compartían habitación.
Realmente no sentía la necesidad de despertarlos. Se encontraban muy cansados y ya era hora de que empezara a explorar el mundo por su cuenta. Charlotte salió del edificio sin un rumbo fijo.Mientras caminaba cayó en la cuenta de que quizá había estado pasando demasiado tiempo sola los últimos meses. Aunque esto fuera una acción inconsciente siempre buscaba la manera de escabullirse de todos. De algún modo,pasaba mucho más tiempo en el pequeño y extraño mundo que había creado para sentirse segura.
-Lindemann...- masculló mordisqueando nerviosa la uña de su dedo pulgar. Una suave ventisca soplaba contra su delgada anatomía, alcanzando a alborotar los mechones de cabello que asomaban entre la capucha de su chaqueta. Atisbos de los momentos vividos la noche anterior, llegaban a su mente. Incluída esa inesperada confesión de parte de Till.
Todo ese discurso parecía irreal. Aún más lo era el hecho de que el chico afirmara conocerla. Charlotte comenzaba a frustrarse. Quizá su problema con las pastillas le estaba deteriorando la memoria.menos mal las había dejado. - ¿Quién eres? - se preguntaba. Till no tenía pinta de ser el bromista que se vale de ello para ligarse a quién quisiera diciendo esa clase de cosas.
Till le parecía genuino.
Cuando se cansó de caminar, prefirió sentarse en una banca aledaña a un pequeño parque. Con el suave sonido de las copas de los árboles al bambolearse por el viento y el olor a hierba y tierra húmeda.
- ¡Mira mamá!- instintivamente, Charlotte volvió la mirada hacia la vocecita. Se trataba de una pequeña que caminaba de la mano de una mujer pelirroja. Llevaban abrigos a juego, como madre e hija. La mujer sonreía y la niña insistía señalando con su dedo índice la copa del árbol-¡ahí! ¡Son ardillas!- Charlotte las contempló largo rato, hasta que la mujer le devolvió la mirada y ella por instinto bajó la cabeza.
De vez en cuando, volvía a soñar con Elise. En días como ese, pensaba mucho en ella y en cada uno de los que había dejado atrás.
Su abuela...Joern.
Tenía que hacerse a la idea y dejar de cargar con cosas pasadas. Un mundo de posibilidaded se abría frente a sus ojos y ella tenía que estar ahí para poder verlo. Se puso en pie y con el frío calando sus huesos siguió su marcha de vuelta al hotel.
(...)
"Cuando las nubes se van a dormir,puedes vernos en el cielo
Solitarios y con miedo"
-Entónces ¿dices que quieres integrarla al coro? -preguntó el moreno al joven frente a él, mientras tamborileaba nervioso contra su pierna.
El reloj sobre su cabeza llevaba diez minutos de retraso. Aún así, Kruspe no esperaba que Charlotte llegara al estudio sino hasta las dos de la tarde.
- Esa era la idea. ¿qué te parece? - respondió un estusiasmado Zven,quién tocaba algunos acordes con la guitarra antes de que el señor Fialik lo interrumpiera. -Después de todo,creo que agregar de vez en cuando armonías con voces femeninas le daría un plus a nuestras canciones.
Fialik se rascó la barbilla sin despegar los ojos del trozo de papel en sus manos- A mi me parece que sería un buen intento. Por cierto, ¿donde están los demás? Creí que hoy harían su primer ensayo.
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𝐏𝐔𝐏𝐏𝐄 𝑻𝒊𝒍𝒍 𝑳𝒊𝒏𝒅𝒆𝒎𝒂𝒏𝒏
FanfictionSinópsis: |En la Alemania dividida por las secuelas de la guerra,la pequeña Charlotte Müller, será criada por su abuela de manera clandestina en un burdel. El padre de Till, es un hombre conocido en el pueblo por ser alcohólico y abusivo. Sin sospec...