Capítulo 29: Aleteo de mariposa.

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Llamamos caos al orden que todavía no comprendemos.

Su vista comenzaba a nublarse por el alcohol. Aún así, a la mañana siguiente, cuando despertó, notó algo diferente,el sol le daba de frente y le lastimaba.  Aunque eso no sería lo único diferente.

Cerró las cortinas y se dejó caer de golpe en la silla donde había pasado la noche. El súbito movimiento dejó caer el pequeño retrato que descansaba sobre su escritorio. Se agachó para recogerlo, notando como el vidrio de este se había hecho añicos.

Su mirada se detuvo en el retrato de su esposa y fue en ese momento, donde advirtió algo extraño. y es que la mujer que mostraba la foto, no se parecía en nada a Charlotte. de hecho, no era ella-¡NELE!- bajó tambaleante las escaleras en busca de su hija-¡Nele! -repitió más cabreado que de costumbre. Esa mañana no estaba de humor para boberías.

-¿Qué pasa papá? ¿Te encuentras bien? -la joven había llegado a casa apenas hacía algunas horas. suponiendo que su padre ya se encontraba dormido, prefirió no despertarlo, como usualmente lo hacía para darle las buenas noches. A juzgar por las fachas en las que había bajado,podía confirmar que este, ni siquiera había pisado su habitación. Llevaba la misma ropa con la cuál lo había visto salir el día anterior para ir al trabajo.

La sombra de la barba que comenzaba a crecerle después de días sin afeitarse, era cada vez más evidente, aunado a las prominentes ojeras bajó sus ojos claros. Esos que cada día se ven más muertos y apagados.

Nele pudo reconocerse en esos mismos ojos,pues además del temperamento volátil eran otra característica heredada por aquel hombre.- me lo prometiste, papá. Dijiste que ibas a dejar de...- las palabras salían entrecortadas, denotando un profundo dolor de por medio- ¿por qué?...-poca importancia daba el hombre a sus palabras. aún menos, a las viejas promesas que año tras año volvía a romper. En vez de contestarle respondió con otro cuestionamiento.

-¿qué le pasó a la foto de tu madre?- esperaba que la muchacha captara la indirecta. lo que realmente significaba era "Qué fue lo que le hiciste" .-Nele advirtió el marco que llevaba en la mano. En cuanto se aproximó para tomarlo, no le fue imposible notar como el hombre apenas podía sostenerse del barandal. Ahora mismo debía estar sufriendo los efectos de la resaca.- ¿y bien?

"No puedo imaginar a Till siendo violento con su hija, es decir, el hombre tiene problemas con el alcohol pero las peleas nunca han sido físicas. nada más allá que algún "vete a la mierda" como mucho"

El hombre comenzaba a impacientarse por no obtener una respuesta rápida.-No sé a qué te refieres. Yo no he hecho esto- era cierto. ¿De verdad su discusión por las adicciones desmedidas de su padre iba a tornarse en algo tan banal como un simple retrato roto? Ella sonrió por la situación pero a su padre no parecía hacerle gracia. Estaba realmente molesto.

-¡Nele, linda,por el amor de Dios, no estoy para juegos! -no comprendía nada. Till estalló.

¡¿Tan difícil te resulta decir que lo sientes por hacerle una broma de mal gusto a tu padre?!- era la primera vez en mucho tiempo que usaba ese tono con ella, no pudo evitar dar un respingo ante ello - ¿¡Dónde carajo está su foto!?

- ¿De quién?

-¡Tu madre, carajo!

-No-no entiendo. E-es ella papá. -vocalizó con un hilo de voz, antes de que pudiera argumentar algo más a su favor,el ardor que recorrió su mejilla la desbalanceo por completo. Su mano sostenía su adolorida mejilla mientras se esforzaba por no romper en llanto, aunque para entonces, sus ojos acuosos ya la hubieran delatado y el nudo que sentía en la garganta le comenzara a pesar, por el cúmulo de emociones que buscaba reprimir.

Miedo

Confusión

y una profunda tristeza.

pronto notó un cosquilleo muy distintivo, seguido por una sensación cálida del líquido carmesí que brotaba de la palma de su mano. el cristal medio roto le había hecho una herida.

-¿A a dónde vas?- le cuestionó al hombre que se alejaba para dar un fuerte portazo, sin llegar a contestar su pregunta.

(...)

"Escúchame bien,no quiero que te acerques a ella, NUNCA"- todos los días Till recuerda la misma promesa sintiendo un vacío en el estómago. No sirve para mantener promesas. No fue un buen marido y ahora no es un buen padre. Se convirtió en un canalla cualquiera.

Va por la calle cabizbajo, perdido en sus propios asuntos hasta que se topa con aquel espectacular de perfumería.

Un par de ojos lo miran desde el otro lado y bajo estos la leyenda: "LIES: The new fragrance of love" -suspira cansado y da la vuelta para devolverse a su casa. Es en ese momento cuando, algo logra captar su atención. Es ella.

lo nota a medida que se abre paso entre los transeúntes para alcanzarla. -¡Charlotte!- grita desesperadamente, como intentando llamar su atención. -¡Charlotte!- cuando por fin la alcanza, esta da un respingo- ¡Oiga! ¿Qué le pasa?- se trata de una mujer cualquiera. 

Naturalmente se aleja verdaderamente contrariada porque Till ni siquiera a tenido la sutileza de tocarle levemente el hombro, sino que en su desesperación a tirado de este, solo para darse cuenta, que esa mujer, no era Charlotte. Está desconcertado, no sabe qué hacer- ¡Papá!- se escucha una voz a sus espaldas. Es la voz agitada de su hija quién lo encuentra arrodillado en medio de esa calle. Abatido.

la gente pasa a su alrededor mirándolo como si fuese un bicho raro. - Charlotte- susurra para sí mismo.

- Anda,papá. vamos a casa.- Nele no puede hacer mucho contra ese armatoste que se mantiene inmóvil en el suelo.-¡Por favor ya basta!- exclama frustrada.las lágrimas comienzan a recorrer su rostro sonrojado-¡Tienes que superarlo de una vez! ¡Mamá murió!

(...)

Después de un largo diálogo, logra conseguir llevarlo de vuelta al departamento en el que ahora viven.

Ahí se hace sitio junto a él en el sofá, mientras lo abraza.- A mamá le encantaba esa foto. - Till sigue sin dar crédito a lo que su hija le dice. - Nos amó mucho. ahora es nuestro turno y dejar que descanse.

-No me gustan tus bromas de mal gusto y lo sabes.- jamás va a entenderlo si no lo ve con sus propios ojos. Ella se levanta, busca algo entre los cajones de su habitación y regresa con un álbum de fotografías que coloca en el regazo de Till. Como él no reacciona, se da a la tarea de ser ella quién pase página tras página.

Era imposible que su hija hubiese podido cambiarlas todas para jugarle una broma. Ella más que nadie sabía el dolor por el que estaba pasando.

La misma mujer del retrato estaba por todo el álbum. Salía en fotos de Nele. Fotos donde estaba él.

-¿Ves?- el hombre sonrió a pesar de su amargura. Ella pensó que lo habría convencido.

Esa no era Charlotte.







Al menos, no la que él recordaba.

 𝐏𝐔𝐏𝐏𝐄   𝑻𝒊𝒍𝒍 𝑳𝒊𝒏𝒅𝒆𝒎𝒂𝒏𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora