Capítulo 33: los hombres de verdad no sangran.

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Tres días antes del accidente...

Richard, quién se encontraba en aquel complejo de apartamentos, llamó a la puerta marcada con el número 364 sin obtener respuesta alguna.

Con aire melancólico y la mirada gacha, echó un vistazo al ramo de flores que sostenía entre sus manos, para luego,darse la vuelta y volver por donde había venido. Suspiró.

- Tranquilo- se dijo a sí mismo- no es su culpa no estar en casa. De todas formas no avisaste que venías de visita.- comenzó a andar cuando de pronto, escuchó unos pasitos apresurados al otro lado de la puerta.

Luego un rechinido y finalmente, alguien asomó la cabeza por la abertura.

-oh... Hola!- saludó de manera dulce a la pequeña niña rubia que lo había recibido. La puerta entreabierta le permitió darse cuenta,que esta, se las había ingeniado colocando un banquito para alcanzar el pestillo y destrabarlo.

Todavía era bastante pequeña en estatura para alcanzarlo por su cuenta.

-Me llamo Nele!- lo saludó esta espontáneamente, dejando ver un pequeño espacio en la sonrisa amistosa que dedicó para él. debía estar mudando de dientes- tú quién eres?

-Eres identifica a tu madre cuando tenía tu edad - suspiró con melancolía al recordar la primera vez que vió a Charlotte- Me llamo Richard... - se agachó para quedar a la altura de la niña y con gentileza extendió su mano en señal de saludo.- soy un amigo de tu madre.

- Contigo ya son dos, aparte de Sophia!- dijo ella, alargando la mano para palpar las flores en el ramillete.

- estas son para mamá, verdad?- el hombre sonrió completamente. Era como si el tiempo hubiese retrocedido y le permitiera ver a su amiga de niña una vez más.

- Eres muy lista,pero, te daré un consejo. la próxima vez que abras la puerta, avisa primero a tu madre. No debes darle tu nombre a cualquier extraño.

-Extraño? Pero si tú no eres un extraño. Acabas de decirme tu nombre y has dicho que tú y ella son amigos.

-Tienes razón, pero las cosas no siempre son así. Nunca sabrás quién está tras la puerta- ella asintió con los ojos muy abiertos por esa confesión. Por algo,ambas estaban viviendo en una zona apartada en las afueras de Oldemburgo. -ten cuidado, no conoces las intensiones de los desconocidos.

-Nele!- gritó Charlotte desde el interior del apartamento,acercándose a toda prisa.

-Mami, mira quién vino!

-Nele! Cuántas veces te he dicho que cuando llamen a la puerta me...

-Hola Charlotte- saludó un Zven nervioso, mientras se ponía en pie sacudiéndose el polvo de las rodillas - ha pasado un largo tiempo desde la última vez que nos vimos.

(...)

"Vamos, dí algo"

Esa vocecilla en su cabeza,que solamente podía interpretarse como su conciencia, le rogaba a su lengua soltar una frase,una palabra... cualquier cosa.

- tendremos un... bebé...

Charlotte, quién aún permanecía aferrada a su torso, gimoteó con desesperación intentando calmar sus sollozos. Sintiendo como la áspera tela de la chaqueta del hombre, absorbía las gotas saladas de sus mejillas por la noticia que ambos acababan de recibir.

 𝐏𝐔𝐏𝐏𝐄   𝑻𝒊𝒍𝒍 𝑳𝒊𝒏𝒅𝒆𝒎𝒂𝒏𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora