Draco apenas y podía mantenerse con la conciencia tranquila mientras la sangre brotaba lentamente de su pecho, ambos brazos estaban encadenados haciéndole quedar expuesto ante los ojos de los cuatro dioses principales que veían cómo la daga entraba por última vez en su corazón antes de salir y salpicar con sangre al sirviente vestido de blanco que tenía enfrente suyo.
Su vista era demasiado cansada mientras sentía como se iba haciendo cada vez más borrosa, con la cabeza gacha, mirando como la sangre fluía por las escaleras de mármol blanco haciendo un río de sangre eterno que parecía estar reclamando algo. Sin embargo, los murmullos no se hicieron esperar porque estaba siendo consciente de que su castigo era frente a la mayor posibilidad de dioses que hubiese en en cielo. Simplemente querían humillarlo, y también a los Malfoy de paso. Trató de hablar pero lo único que podía salir de su boca era sangre que escurría por la comisura de sus labios.
No dejes que te maten.
Me gustas.
Esas últimas palabras le obligaron a cerrar sus ojos, al hacerlo, dos débiles lágrimas habían caído al suelo para mezclarse con la sangre derramada.
¿Cómo iba a cumplir? Habían apuñalado su corazón por quién sabe cuántas veces, había perdido la cuenta apenas en el número 22 por el dolor. Ni tenía derecho a gritar, no quería darle ese placer a los demás de escucharlo suplicar por el dolor. Así que tuvo que morder hasta su propia lengua para evitar el gritar aunque las lágrimas se derramaran por su pálido rostro. Cuando unos creían que las lágrimas.rrqn de dolor, eran lágrimas de un dios que no pudo conocer el amor aunque lo tuvo en sus manos sin darse cuenta.
—¡Apuñala unas cien veces más!
Todos los dioses pedían en medio de gritos, no estaban conformes con ver a Draco aún con vida.
A lo lejos, pudo escuchar el sollozo de su madre.
—Ha recibido 100 apuñaladas, se los ruego...por favor, detengan esto, se los ruego —Narcissa decía en voz alta pero su voz era apagada por los gritos de los que estaban presentes.
Draco fue levantando el rostro para poder verlos, afortunadamente no tendría que buscarlos por todo el lugar porque los dioses mayores tuvieron el descaro de poner a sus padres justo enfrente del acto para que viesen y aprendieran que sus generaciones futuras debían de evitar lo que esté Malfoy había cometido al darle la espalda al cielo.
Pero Lucius y Narcissa no deseaban otra cosa más que salvar al hijo que tenían muriendo frente suyo.
—¡100 puñaladas más! ¡Sigue vivo!
—¡Ya arrojenlo al infierno!
—¡Borren todo de él!
—¡Que no vuelva a renacer!
Duele. Duele demasiado, ha prometido vivir pero como...
Todos esos dioses enfrente suyo han vivido por más de cien años, siglos y él es solo un niño que no sabe usar su propio poder demoníaco que fue dado al nacer. Ni siquiera había sido a propósito.
Al final, solo decidió cerrar sus ojos y aceptar el dolor de su corazón cuando la daga volvió a invadir en su pecho, justo en su corazón destrozado.
Su respiración era pesada debido al dolor y sabía que después de ese destierro tenía un final para todo. ¿Cómo podría revelarse hasta el último final? ¿Había prometido no morir? Ni siquiera le habían dado el tiempo de poder responder. ¿Que iba a responder? Draco sintió como su vista se hacía más borrosa tratando de seguir viendo el rojo de la sangre enfrente suyo aunque el olor era demasiado insoportable, supo que había una respuesta oculta en su alma.
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El pecado de un villano; [ Harco ]
FanfictionEn toda su vida Draco supo que podría tener las cosas con facilidad. Ha cumplido los 20 años y tiene que hacerse un nombre en el mundo mortal para que sea alabado, así que desciende al mundo de los humanos para poder "hacer cosas buenas" pero jamás...