• 14; Draco Malfoy, un dios digno del cielo.

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🐰; Este capítulo está todo desde la perspectiva de Harry.

Si a Harry le hubieran dicho que en su futuro iba a estar cuidando de un Dios, entonces se echaría a reír sin poder contener las lágrimas. Sin embargo, ahí mismo estaba en lo que jamás imaginó: Cuidando a un Dios.

Tenía la costumbre de despertar temprano para poder ver los cultivos, para recoger los canastos de frutas que los nuevos devotos dejaban a los pies de la montaña debido a que no se atrevían a subir hasta la cabaña por dos cosas: una era que tendrían que cruzar el bosque y no querían encontrarse con demonios, y la otra era qué no querían faltar al respeto hacia a Draco en invadir el único espacio que tenía para si mismo. Así que la mayoría también esperaba que el templo terminara de construirse para cambiar el destino de sus ofrendas. Así sería más fácil pedir cosas y ofrecer a cambio otras.

Después de aquella rutina, tendría que preparar el desayuno antes de ir a despertar a aquel dios. Aunque le decía que no era necesario el dormir para él, siempre que entraba a su cuarto tenía que encontrarlo demasiado dormido. Estaba tan cansado con el rumbo de la vida que lo estaba llevando hacia la divinidad eterna, que siempre terminaba bastante cansado. Así que tenía que encontrar la manera de despertarlo con pequeños murmullos y dando algunas caricias en su cabeza para poder despertarlo de buen ánimo. Entonces Draco se despertaría y él tendría que salir para traerle el desayuno. Y tenía que asegurarse de qué lo comiera todo, podría ser demasiado inmortal, pero no le gustaba que no se alimentara bien.

¿Por que hacía eso? Al principio pensó que eran bromas, los dioses podían hasta no existir, después se dio cuenta que no era una broma y que Draco no mentía. Así que era amabilidad lo que hacía, sin darse cuenta que sus sentimientos iban floreciendo cada día más.

Si la gente cometía pecados por ambición, consideraba que su pecado era más grande por haber llegado a enamorarse de un Dios que nunca podría ser tocado.

¿En qué momento? Ni el tenía la respuesta. Solo se dio cuenta que todo lo que hacía era diferente al principio.

Ojalá la vida fuese más fácil, pensaba mientras miraba como Draco se desviaba del camino para ir corriendo hacia el pequeño perro callejero a mitad del bosque. Aquel dios aún no conocido solamente estaba acariciando con mucho ánimo a aquel animal mientras preguntaba si podían llevarlo a casa, unas simples palabras y Harry se sintió muy tímido de que Draco considerará su pequeña cabaña como su casa, un hogar en el que iba a estar seguro por el resto de su vida inmortal. Ojalá no fuese un dios, para que pudiera ir hacia donde estaba y tomar de su rostro para poder besarlo. Pero pensar en el castigo de la divinidad, hizo que su corazón se sintiera estrujado y solo sonriera.

No estaba atemorizado por el castigo del cielo, temía por Draco. Estaba seguro que nadie, jamás en su vida había tenido ese tipo de sentimientos amorosos hacia a él. ¿Cómo reaccionaria? Era obvio que el rubio no iba a tener pensamientos hacia a él cuando tenía asuntos más importantes qué el amor, era un Dios, tenía un plazo y debía concentrarse en eso, solamente en eso sin nada más en su mente.

—¡Amigo, tengo uno de tu especie para ti!

Draco se había puesto de pie muy animado, sacudió sus rodillas teniendo la mirada de aquel perrito que meneaba su cola demasiado emocionado.

Pero cuando el rubio pronunció “Riddle” y de la tierra sinergia la bruma negra hasta dejar ver claramente a un gran lobo de pelaje negro, con ojos rojos y colmillos filosos, el pobre Ani al terminó huyendo con el rabo entre las patas dejando a un Draco confundido quien giró su mirada hacia a Potter para encontrar respuestas. Riddle en su forma animal solo pudo echarse a sus pies cuando no recibió ninguna orden cómo de costumbre. 

El pecado de un villano;  [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora