Draco se dió vuelta muy asustado, cayendo de trasero en el charco sin importarle en qué situación se encontraba. Solo podía ver a un lobo negro promedio que venía caminando directamente hacia a él.
Su pelaje era tan negro que parecía muy pesado, su hocico dejaba caer cantidades de saliva debido a que parecía estar hambriento y aquellos ojos rojos solo parecían que estaban tintados de sangre. Había algo en ellos, había algo que le hacían sentirse muy incómodo. Lo que más le dió mucha intriga, fue ver cómo una neblina negra había cubierto por completo al animal hasta quitarlo de su vista. Pero de la neblina, un hombre había salido de ella. Alto, pálido y de vestiduras negras. Entonces se dio cuenta que era un cambiaformas, un demonio cambiaformas, porque su mirada seguían siendo aquellos ojos rojos llenos de ira.
Lo vió estirar la mano, y el cerró los ojos mientras alzaba el cuello dispuesto a aceptar la muerte, su corazón latía con mucha fuerza y sentía mucho cosquilleo en la punta de sus dedos. Pero no esperaba que aquel hombre pusiera la palma de su mano sobre su pecho.
Eso hizo que abriera los ojos, lo viera arrodillado enfrente suyo mientras no le quitaba la vista de encima.
Parecía que los dos se habían conocido en algún momento.
—¿Quién eres? —se atrevió a preguntar.
Aquel hombre había sonreído, se acercó más hacia su rostro permitiendo que la escasa luz de luna iluminara este.
—¿Quién crees que soy? —le devolvió la pregunta.
Era pálido, tenía la mirada llena de rencor. Era apuesto, pero no lo había visto jamás en su vida, ni en la terrenal ni celestial.
De hecho, nadie de ojos rojos había en el territorio celestial.
Ante su silencio, el contrario había sonreído:
—Deja que me presente ante mi maestro, mi nombre es Tom Riddle y te he estado esperando desde el día de tu nacimiento —la palma extendida que estaba sobre su pecho comenzó a arder, sacándole un quejido bajo pero no se podía mover— hace poco me enteré que habías ascendido al terreno mortal, me resguarde 20 años haciéndome poderoso para ser un buen anfitrión para ti. ¿Te ha gustado el espectáculo que he hecho para ti? Nadie ha muerto, a menos que me lo pidas.
Draco estaba confundido, el no sabía si debía echarse reír o llorar.
—Eres un demonio, yo no soy tu maestro...yo...
—Sé que soy un demonio, sé que eres un Dios. Eso no quiere decir que no seas mi maestro —aquella mano que se encontraba sobre su pecho, comenzó a hundirse dentro de él haciéndolo gritar de dolor. Sentía como lo estaba atravesando y ni siquiera podía encontrar un alivio al gritar con todas sus fuerzas— solo será un breve dolor por algunos minutos, nos volvemos a ver después de mucho tiempo.
—¡Yo nunca te he visto!
—En el futuro si nos hemos visto.
Draco bajó la mirada para ver qué carajos estaba pasando, esperaba ver su carne abierta y la sangre siendo escurrida. Juraba que lo qué aquel demonio quería era solamente sacarle el corazón.
Sin embargo no se encontró con nada de eso, solamente veía como aquella mano se iba introduciendo como si de humo se tratara. Así comenzó a ver como comenzaba a ser el brazo que era absorbido y su corazón comenzaba a latir con mucha intensidad, como si estuviera recibiendo algo que había perdido y que le costaba mucho trabajo volver a aceptar. Parecía que de verdad le estaba estrujando el corazón a su antojo.
Cerró los ojos dispuesto a alejarlo, pero al alzar las manos para empujarlo, solo empujó a la nada porque se había ido hacia adelante y yendo de cara contra la tierra.
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El pecado de un villano; [ Harco ]
FanfictionEn toda su vida Draco supo que podría tener las cosas con facilidad. Ha cumplido los 20 años y tiene que hacerse un nombre en el mundo mortal para que sea alabado, así que desciende al mundo de los humanos para poder "hacer cosas buenas" pero jamás...