El pecado de un villano; [ Harco ]

• 06; El aullido de la luna.

Harry le había preguntado cómo le iba a otorgar la inmortalidad.

Y él no tenía la respuesta.

Trata de sobrevivir hasta que cumpla mi misión.

Si, sabía que no era buena ayuda decirle eso. Pero tenía entendido que cuando volviese a casa siendo dios de algo, entonces en la ceremonia le darían de beber algo a Harry para que la inmortalidad quedé en su cuerpo, aún no sabía si se trataba de Ámbar, de elixir de la vida, no sabía nada. Solo tenía 20 años y poco conocimiento del mundo mortal como para saber que hacer.

Para su suerte había aceptado ser su mano derecha, y ya no estaba solo en ese mundo. A excepción de Hermione quién se había unido a ellos.

Con la excusa de que lo hacía para proteger a Harry de sus manos, cuando bien sabía que también lo hacía por el rubio. Quién a cada día no sabía para que se ocupaban muchas cosas del reino humano, haciendo que la gente del pueblo creyera que el chico su había recibido un fuerte golpe en la cabeza como para olvidar como se domaba un caballo o montar uno.

Así que las cacerías que comenzaban a compartir con los amigos del moreno, fueron a pie.

—Gryffindor me dijo que todos los descendientes de Slytherin terminan con varios problemas —comentó Hermione, aprovechando que Harry y Ron se habían alejado a llenar sus cuencos de agua.

Draco quiso hacer oídos sordos, pero nadie se metía con su descendencia.

—Creo que tanto alcohol qué bebé todos los días, lo hace delirar. ¿Cuántos Gryffindor terminaron en el infierno? Al contrario, los Slytherin somos más cautelosos a la hora de hacer las cosas, mi querida Granger.

—No te metas con Gryffindor, él es como un padre para mí.

—Gryffindor tiene montones de hijos regados en el terreno espiritual y mortal —se burló, disfrutaba ver el rostro rojo de Hermione— ¿Así que cuántos hermanos tienes? ¿Quinientos o mil? Creo que Gryffindor quiere hacerle competencia al dios griego, este, el que se llama...

—Calla de una vez Malfoy —la chica no aguantó, tomó un trozo de manzana que ella iba partiendo con un cuchillo para ponerlo en su boca y así encontrar paz mental— ¿Que se supone que estás haciendo con nosotros?

—¿Qué se supone que estas haciendo tú con ellos— atacó, ella lo ignoró.

—Tengo muchos ratos libres, Gryffindor de vez en cuando se acuerda de mis misiones y me las envía. Los conocí cuando llegué aquí a los once años. No tengo mucho que explicarte.

—Ni yo tampoco, Granger. Yo solo vengo a mirar.

—Eres un dios, moviendo un dedo podrías acabar con esos demonios.

—Te equivocas —dijo, cruzó sus brazos sobre su pecho y puso atención en la gran luna que brillaba encima de ellos— tendría que luchar aún así, puedo con uno de rango bajo pero si me encuentro un “Indomable”, entonces necesitaría todos mis poderes.

Ella iba a hablar, quizás comentar algo respecto a eso. Pero las voces de los chicos que venían regresando hizo que ambos tomarán su distancia para no verse tan sopechosos. Por lo menos para Ron porqué Harry ya lo sabía todo.

El ojiverde se había acercado hasta el rubio para ofrecerle del cuenco de agua que el mismo había recogido, el muchacho aceptó. Su mejor amigo los miro con preocupación porque jamás en su vida había visto que el azabache se mostrará preocupado por alguien más que no fuesen sus cercanos, y eso que eran pocos. Este nuevo chico era tan misterioso.

Los cuatro siguieron su rumbo, Ron y Hermione iban adelante mientras iban peleando por cualquier tontería. Draco y Harry iban detrás de ellos.

Para ser su primera cacería “oficial” le causaba mucha emoción por querer conocer el nivel de magia de su subordinado. Todos esos días en los que lo había visto en silencio pudo darse cuenta que tenía mucho poder escondido. Un poder que el mismo le iba a ayudar a controlar, así sería la mejor mano derecha que cualquier dio pudiera tener, no había hecho mal al escogerlo solamente para él. Los descendientes de Slytherin siempre eran reconocidos por siempre escoger a los humanos mortales más poderosos como sus más allegados. Y el no iba a ser la excepción.