Al siguiente día, Draco no se sentía nervioso. Sabía lo que sucedería, sabía lo que le esperaba. No tenía miedo, aunque tuviese un gran vacío en el alma que iba a perder muy pronto.
Con la luz del alba, los dioses no habían tardado en descender. Aunque realmente solo gryffindor quien había bajado al mundo mortal con tantos guardias detrás suyo. Ningún dios quiso venir, todos estaban esperando el juicio en la corte celestial. Pero cuando habían llegado a aquella cabaña, vieron como la puerta era abierta y Draco salía voluntariamente con un semblante tranquilo. Mientras detrás suyo, también le seguía un mortal qué solo podía tener la mirada baja ante todos.
Harry no estaba de acuerdo, quería gritar, quería hacer algo. Pero su mirada iba en aquellos guardianes celestiales que cargaban consigo unas armas pesadas que relucian, dudaba que hiciera una competencia con su espada mortal. Estando frente a dioses, podía sentir que el poder era incluso mayor de lo qué él podría tener. Incluso, mientras quisiera decir algo. Su voz se había perdido gracias al rubio que había salido primero.
“Te conozco, se cómo eres. Tu voz volverá apenas desaparezca de tu vista”.
Harry por primera vez en su vida no pudo evitar sentirse totalmente inútil al igual que frustrado mientras tenía que permanecer callado ante dioses. Ningún sonido podía liberarse de su boca al punto de estar mudo por completo. Lo peor era, que cuando planeaba extender sus manos para poder tomar a Draco y ponerlo detrás suyo, sus brazos y piernas parecían estar bloqueados pareciendo realmente como alguien que lo estaba entregando. Solo podía ver con furia hacia el rubio, quién había prometido no usaría todos sus poderes para retener los movimientos de su cuerpo e incluso de sus pensamientos. Era totalmente injusto, quería llorar de impotencia.
Frente a todos ellos se encontraba Gryffindor, con una sonrisa satisfactoria por no tener que pelear. Después de todo sería un trabajo más fácil de lo que había pensado, acabando ese asunto, podría regresar a seguir bebiendo en su palacio.
Y Harry nunca había sentido tanta repulsión por una persona o más bien, un dios.
Eran todo lo contraria de lo que los mortales decían.
—¡Maravilloso! ¡El cielo te otorgará una recompensa por tu trabajo! —Gryffindor había aplaudido, sonriendo y mostrando una sonrisa cínica. Tanto que hasta Draco solo pudo rodar los ojos.
Harry quería hacer algo pero sentía cómo su cuerpo estaba demasiado tenso, provocando que su corazón latiera con fuerza contra su pecho y en su garganta sintiese aquel nudo de tensión que le impedía hacer cualquier ruido. Quería gritar, quería hacer algo pero simplemente no podía mientras veía como dos guardias se acercaban lentamente hacia a Draco, quién no podía hacer otra cosa más que darle una leve mirada, como si quisiera ocultar la tristeza que había en su rostro.
¿No tenía miedo? ¿No quería quedarse a su lado? ¿Es que acaso no confiaba que él podía cuidarlo?
—Apuren, solo venimos por Malfoy. No planeamos quedarnos acá por más de un minuto —Gryffindor parecía más nervioso mientras con sus dedos golpeaba en su abdomen, parecía que quería calmar sus manos de no estar sosteniendo una jarra de vino.
Draco no sabía que más debía hacer, sabía que apenas desapareciera del terreno mortal es que ese hechizo en Harry se iría, y sabía que lo iba a odiar. Por lo menos su vida mortal no era más larga de 100 años.
Avanzó hacia aquellos guardias, extendiendo sus manos para ser esposado mientras aprovechaba el alejarse de Harry. Las esposas no eran nada más que una cuerda dorada que se amarraba alrededor de su muñeca y brillando cuando estaba asegurada que no iba a poder escapar. Sintió como sus piernas perdían la fuerza, esa cuerda parecía inocente pero estaba bloqueando sus sentidos divinos de la inmortalidad.
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El pecado de un villano; [ Harco ]
FanfictionEn toda su vida Draco supo que podría tener las cosas con facilidad. Ha cumplido los 20 años y tiene que hacerse un nombre en el mundo mortal para que sea alabado, así que desciende al mundo de los humanos para poder "hacer cosas buenas" pero jamás...