• 08; Un huérfano que alcanza el cielo.

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—¿Qué están haciendo ahí?

Harry dejó de estar pensando si era bueno llevar patatas o manzanas para la comida. Pues la pregunta de Draco hizo que su mirada fuera hasta el tumulto de gente que había a unos escasos metros de ellos.

Habían salido desde muy temprano por decisión propia del rubio sin saber el motivo, pero solo habían llegado hasta el pueblo para hacer compras que obviamente Harry tenía que pagar. Draco lo único que hacía era agarrar las cosas, preguntar que era y si le gustaba entonces le decía que debía de pagar por lo que iban a llevar. Esperaba realmente que le devolviera todo su dinero cuando se convirtiera en un dios oficial, porque le estaba dando todos sus ahorros de su vida.

El dios había llegado al mundo mortal con mucho dinero, el cual se le había acabado por estar dándolo a las personas que lo necesitaban. Odiaba que tuviera un corazón tan noble, pero era algo que admiraba mucho de este.

La multitud qué Draco decía, se trataba sólamente de un grupo de magos y brujas que se estaban reuniendo para salir esa noche  a cazar.

Los que no pertenecían a ningún grupo popular de cazadores siempre buscaban personas que quisieran salir con ellos aunque eso se tratara tener que repartir la recompensa de la matanza si es que les iba bien. Harry cuando comenzó a ser un cazador, bien supo trabajar solo para no tener que compartir. Y no lo hacía por egoísmo, lo hacía porque necesitaba ese dinero solo para el.

No dándole importancia, regresó su vista hacía el comerciante que esperaba impacientemente ser pagado.

—¿Vas a querer patatas o manzana? Igual se puede hacer de comer con ambos.

—Pero no me dijiste de que se trata esa multitud —se quejó.

—No es nada, solo van a ir a cazar.

—¿Que van a cazar?

—Creo que al demonio del otro día, al parecer ha causado conflictos en el camino de los comerciantes que traen sus cosas de otros lados —el contrario se había decidido pagar por ambas cosas, las metió en su bolsa de manta y se giró hacia Draco para ver qué tenía una expresión preocupada en el rostro— tranquilo, no hay ningún muerto del cuál lamentar. No han encontrado nada más que la neblina.

—Eso es un alivio...

—Mh, aún tenemos que ir a investigar lo que me dijiste. Aunque no quiera volver ahí.

Draco se le quedó mirando, y entonces vio como formaba una pequeña sonrisa en su rostro. Siempre lo hacía cuando estaba seguro de algo.

—No hay nada de que preocuparse. No nos hará daño —era tanta su confianza, que Harry alzó una ceja intrigado.

—¿Cómo estás tan seguro? Te recuerdo que estuviste inconsciente por tantos días.

—Te lo platicaré después. Primero quiero que me platiques sobre ti —y eso le tomó por desprevenido— se que eres mi subordinado, pero si vamos a trabajar quiero que seamos un excelente equipo. Solo sé que te llamas Harry y tienes 20 años.

No tendría porqué contarle su vida pero apenas le había dicho eso, y sintió la necesidad de comenzar a decirle toda. Quizás era porque sabía quién era y porque le causaba mucha confianza el tener que hablar sobre su vida por primera vez.

Miró a su alrededor notando que había mucha gente mezclada entre magos y brujas.

No era un lugar adecuado para hablar.

Le tomó de la muñeca para poder guiarlo hasta el bar más cercano, aunque bien sabía que era débil con el alcohol, no lo pondría a beber con varias botellas de alcohol como había hecho la última vez. Un solo vaso para él estaba bien, solo iban a platicar, no a emborracharse. E incluso sintió la inseguridad en aquel dios cuando se dió cuenta a dónde iban, pero no sé quejó ni dijo nada. Así como Harry confiaba en el, Draco también confiaba en él. Y eso lo hizo sentir muy dichoso por tener un privilegio tan grande como ese.

El pecado de un villano;  [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora