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Tik Tak

Tamara

No tengo puta idea de cómo salir de esta casa..

Tengo miedo de abrir las puertas y: "Oh, sorpresa, un Ryan salvaje". Pero solo me queda revisar o buscar alguna ventana.

Mientras avanzaba, fui revisando los cajones que me encontraba por el camino, ya que él indeseable que me había encontrado horas antes no me dejó cumplir mi misión.

Aburrida de la búsqueda, abrí los pocos cajones que me quedaban y casi me caigo de culo.

En ese cajón habían cosas que había perdido hace años, entre ellas un llavero de linterna en forma de pollito..

¿Ellos son cómo los duendes?

Tragué saliva y lo agarré, sintiendo que estaba cometiendo un crimen. Pero, en realidad no estoy haciendo nada más que robarle al ladrón.

No tengo que pensar en esto ahora.

Caminé dando de vez en cuando unas miradas al suelo, temiendo hacer algún ruido. Al llegar a una ventana me pegue al vidrio e intente mirar al exterior, pero por alguna razón que obviamente desconozco, no se veía nada más que una especie de niebla, una exagerada.

Retrocedi sin dejar de mirarla, esperando que haya algún cambio en ese tiempo que tarde en hacerlo.

Esta es la salida más rápida, o al menos eso parece.

«Es ahora o nunca» Odie mis pensamientos, pero sabía que tenía que ser así.

Tomé aire y volví a acercarme, no sin antes mirar a mi alrededor por seguridad. Sujeté el borde de la ventana y tiré de este en la dirección correcta, sintiendo el frío congelar mi nariz y pómulos instantáneamente al abrirla.

Pensé en todo menos en esto.

No había tiempo para buscar algo con lo que abrigarme, tenía que irme.

Subí por la ventana y me deslicé por esta, sin intentar mirar atrás antes. No iba a hacer esa clase situación dramática y llenarme de pensamientos negativos.

Caí, sintiendo una dolorosa corriente pasarse de mis piernas a mis pies. Esto me pasa por no hacer ejercicio.

Soporte las ganas de gruñir al sentir mis medias mojarse.

Terminé restándole importancia a esa molestia al empezar a temblar de una forma un tanto notoria. No puede ser que haga tanto frío.

Me abracé a mi misma y avancé, entrecerrando los ojos en medio del paso al intentar distinguir algo a través de la niebla.

Bajé la mirada y preste atención al suelo, era blanco.

El cielo era, por una vez, distinto a lo que había visto en este mundo. Tenía un color negro de base, que luego era acompañado por manchas azules y blancas.

Era tan raro y hermoso a la vez.

Seguí caminando al acordarme de que este no era un paisaje normal, una situación normal, ni un mundo normal.

Metí las manos en los bolsillos de mi pantalón, buscando la linterna que había encontrado hace apenas unos minutos atrás.

A Través Del CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora