26

21 2 0
                                    

- Odio -

Tamara

Maldito hijo de perra.

Miré con odio a la oscuridad, imaginando que él humano mal hecho que me obligó a quedarme acá, estaba ahí.

Hasta ahora la única información que había logrado obtener era; son dos personas, un chico y una chica. Ellos decidieron mantenerme a su lado ¿Por qué? No hay porque. Solo no quieren sentirse solos y se pensaron que me vendría bien tener a otros dos compañeros de la misma especie a mi lado.

O al menos eso pude asumir.

En cualquier caso, yo no los quiero.

— ¿Me ven cara de perrito de compañía? —Pregunté, cuidando que mi voz salga baja en todo momento.

— No. No sé si serás ciega o algo, pero estamos a oscuras. —Habló la chica, cuidándose de la misma forma que yo.

— Bien, esta pobre ciega quiere ser libre. ¿Qué les hace pensar que me interesa estar con ustedes? Déjenme salir. —Les reclamé. Dejando que el odio se noté en cada palabra pronunciada, sin importar que solo estaba susurrando.

— ¿Qué te hace pensar que a nosotros nos interesa que no quieras? —Está vez se escuchó al chico, hablándome de una forma que, ahora decir que lo odio me queda corto.

— Pudrete. —No me moleste en responder algo más, no valía la pena. Estoy segura de que iba a ser como hablar con una pared.

— ¿Hasta ahí llega tu originalidad? —Fruncí el ceño con indignación, a pesar de que ninguno de los dos ridículos me verían.

— Un animal me entendería más que vos. No voy a perder el tiempo. —La rabia se sentía en mi voz.

Lo escuché reír y sentí como la calma que me quedaba se rompía. Este chico tiene una habilidad sorprendente para romper mi paciencia.

— Bien, mejor vamos a calmarnos. ¿Cuál es tu nombre? —La chica se adelantó a la situación, que supongo imagino, iba a suceder.

— ¿Cuántas veces lo tengo que decir? No quiero sentarme a hablar de mi vida con ustedes. Si quisiera amigos no habría venido a este lugar para empezar. —Me quejé como por quinta vez, y los desgraciados solo me ignoraron.

— Oh querida, créeme, nosotros tampoco queremos amigos. —La forma en la que habló ella, no sé porque, me género una sensación horrible en el pecho.

Me estaba asustando.

— ¿Qué buscan? —Cansada de resistirme, acabé preguntando.

— ¿No qué no querías saber nada de nosotros? —Él desgraciado no tardó en burlarse.

Larva de mierda.

— Sigo sin querer, pero no me dejas otra opción, estúpido. —Volví a la queja, retorciéndome en mi lugar, pero sabiendo que si intentaba irme iban a meterme de nuevo así sea dejándome calva.

Oh, ya había perdido unos cuantos pelos cuando intenté escapar antes.

— Dije que se calmen. —Sentí como mi alma caía al suelo cuando la escuché alzar la voz, por lo que le hice caso— Carajo.

¿A está loca no le importa nada o qué? Ese grito pudo ser nuestra sentencia de muerte.

— ¿Entonces van a explicarme o se van a seguir haciendo los misteriosos? —Me estaba cansando de las preguntas, ya sean para mí o para ellos.

Sentí a alguien moverse a mi lado, pero acabé por no prestarle más atención de la necesaria.

— No sabemos salir, y ya llevamos como 9 días en este lugar. —Agradecí hasta cierto punto que sea ella quien llevará la conversación, por más loca que este.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 22, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

A Través Del CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora