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- Vas o Me Escapo -

Jess

¿Escucharon alguna vez que no se debe romper el orden?

¿Que no debemos meternos con lo desconocido?

Lo separado está separado por algo.

Una fuerte presión no dejaba de estrujar mi cuello, probablemente dejando unas horribles marcas que, si salía con vida, me harían llorar con cada recuerdo que me traerían.

Me esforcé por elevar mis manos en busca de lo que gustaba de ahorcarme, chocando las yemas de mis dedos contra una helada piel.

No dude en trazar lo que parecía ser un rostro con mis manos, ganándome un fuerte gruñido por parte de mi atacante, y sin lograr contar el tiempo un fuerte grito fue arrancado de mis labios al ser mi muñeca mordida.

Si no sintiera la calidez en la boca de el ser que me mordió apostaría que me habían clavado unos extraños cuchillos.

Lloré al sentir como la sangre que se deslizaba por mi muñeca, que seguía con los dientes incrustados, caía sobre mí rostro.

Comenzando a ahogarme por mis gritos luego de la piel de mi muñeca anteriormente mordida ser arrancada de un tirón, desgarrando algunos de los nervios que fueron alcanzados.

No quiero pensar en los problemas que eso me traería en mi mano.

Tam.

Tiraron de mis piernas mientras que la criatura que estaba sobre mí dejaba de apretar hasta el punto no permitirme respirar.

Eran más de una criatura, ya me había quedado claro.

Ayuda.

Mordí mi lengua con fuerza, manteniendo mis gritos presos en mi boca, sabiendo que eso haría enojar más a esos mostruos, después de todo les encantaba escucharme gritar.

Me Duele.

Obstante a mis intentos de no gritar, de un momento a otro sangre fue expulsada de mi lastimada lengua al mi boca ser abierta y cerrada repentinamente luego de que un grito haya logrado escapar de entre mis labios.

Te necesito.

Lágrimas inevitables bajaron por mis mejillas, domadas por el dolor de mis pensamientos y cuerpo.

Desgarraron mi estómago, clavando sus garras en esté y luego tirando hacia abajo, cerré mi imaginación a en que condiciones debió quedar. Aunque sé que no puedo asegurar nada cuando ya me es imposible sentir mi cuerpo en su totalidad.

Mi garganta ya es inútil, no la siento.

Los quiero.

Arrastre mi cuerpo hacia atrás con la poca fuerza que mis manos podían dar, logrando moverme apenas unos centímetros antes de parar en seco.

No sentía mis piernas.

Risas, risas, risas, risas, risas, risas, risas, risas, risas, risas, risas, risas, risas, risas, risas y más putas risas era lo que soltaban esos monstruos.

No más, no más, NO MÁS.

Por favor.

Matenme.

A Través Del CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora