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— Tiempo Con La Garrapata —

Tamara

Luego de finalmente lograr separarme de su duro pecho -Seguramente trabajado- corrí y comencé a golpear la puerta de Jess, con la esperanza de poder librarme al 100% de la garrapata, pero a la muy perra se le dio por alargar su bipolaridad.

- Sé que va a volver. -Aseguré alejándome de la puerta, avanzando con pasos decididos nuevamente en dirección a la cocina, sabiendo que la garrapata estaba ahí ya cambiada y no mojada, esperando el momento oportuno para atacar e hincar sus patas sobre mí.

Pero no, yo no iba a dejar que si pase.

- Por cierto, ¿Dónde están los padres de Jess? -Pregunté con curiosidad, se me hacia raro que sus padres no estén y la perra no me festeje por whatsapp, para obviamente luego invitarme.

- Se fueron porque unos amigos que desde hace mucho no ven los invitaron durante una semana a acampar. Así que yo, el primo más responsable que tiene, voy a cuidarla -Dijo con una sonrisa orgullosa, y yo no pude evitar girar los ojos dando por hecho que era estúpido.

En realidad le vendieron eso para que ella lo cuide a él, o simplemente no puedo imaginarme que existan unos primos más peligrosos que él.

- Para, ¿Cuántos años tenés? -Cuestione, teniendo en cuenta que por su apariencia él debía ser algo mayor que yo, idea la cual fue argumentada al saber que él contaba con el apoyó de los padres de Jess para que la cuide -mala decisión por cierto-.

- Dieciocho, enana. -Se burló sacandome la lengua 'Igual que su prima' pero yo no me permití prestarle mucha atención luego de darme cuenta de nuestra diferencia de edad 'Bueno, ¿No es tanta, no? Es solo un año'.

'Bah, ¿Por qué me debería importarme la diferencia de edad? Digo, no es como si lo fuera a ver más veces en mi vida' Opiné, queriendo aclararme mentalmente, y convenciendome a mi misma de su poca importancia en mi hasta ahora corta vida.

'Ah, pero bien que te importa Ryan, y también lo acabas de conocer' Seh, ¿Por qué me contradigo a mi misma? No importa, no son las mismas personas, ni vienen de los mismos mundos.

Que raro suena decirlo así.

- No soy enana. -Murmuré para desafiarlo con la mirada, honestamente él no podía decir nada ya que era solo un año mayor, pero como él muy buen señor conquisto-a-todas-las-chicas que es, tenía que decirlo- ¡Solo te llevo unos centímetros! -Repliqué rodando los ojos frustrada.

¿Qué tienen con llamarme enana?

-Metros querrás decir. -Se burló de mí mientras me paraba de la silla que no había notado que me habia sentado para acercarme a él.

Ooooh, quiero verlo hablar de altura con Ryan.

-¿Ves? -Dije señalando nuestra diferencia de aparentemente 10 cm, auch- No es mucho. -Intenté sonar convencida cuando el comenzó a reírse, y por mucho que me indigno, una pequeña sonrisa se escapó por entre mis labios- ¿De que te reís? -Pregunté arqueando una ceja.

- ¿Qué te parece? Me río de vos.- Respondió intentando contener la risa, con la clara intención de ofenderme. A lo que yo no pude evitar poner los ojos en blanco mientras cruzaba mis brazos con indignación.

- Seh, lo que digas maldita garrapata -Me burle ahora yo, borrando mi mueca de molestia para así dejar lugar a una sonrisa victoriosa, él quería guerra y la va a tener.

- ¿Garrapata? -Preguntó mirándome confundido, ¿Realmente no entendió? No puedo creerlo, comencé a reír mientras me iba acercando lentamente a mi víctima.

- ¿Qué hacen las garrapatas querido? Pensalo y vas a saber porque te llamo así -Aclaré entre pequeñas risas luego de colocar mi mano sobre su hombro, poniéndome en puntitas de pies para podes acercarme a su oreja- Y en este caso quiero que sepas que vos sos una perfecta garrapata ya que te la pasas pegado a mí sin que yo lo pida -Sentí su hombro tensarse bajo mi mano mientras yo le susurraba lentamente. La venganza es dulce, realmente la es.

- Juraría que no soy la única garrapata en esta habitación por lo que me cuenta mi querida prima -Aseguró con una mueca de sorpresa dramática, provocando un notorio sonrojo de mi parte al ver y sentir como copió mi anterior acción.

Lo empujé sin dejar de mirar sus ojos, como si intentará ver que estaba pensando en ese instante, pero sin soportar mucho decidí por darme media vuelta para comenzar a dar largos pasos en dirección a la habitación de Jess.

- Sé te paso la bipolaridad. -Pregunté entre risas amargas al mismo tiempo que tocaba la puerta, imitando un ritmo musical durante los primeros tres toques. Pasaban los segundos y Jess seguía sin dar indicios de vida.

Me reí algo incómoda por su intento de broma y mi rareza al darme cuenta de que parecia que le estaba hablando a la puerta, recordando al pasar los segundos que existía la posibilidad de que en esos mismísimos instantes en los que yo me reía como una loca mi querida mejor amiga podía estar siendo secuestrada por los.. ¿Cómo se llamaban?¿Ky..Koalas? Bah, ni idea.

- Jess. -Alcé levemente la voz, comenzando a golpear fuertemente la puerta- Me estás asustando ¿Qué pasa? Contestame. -A cada palabra nombrada el tono de mi voz aumentaba más y más hasta convertirse en gritos suplicantes junto a golpes desesperados, que  probablemente iban a llamar la atención de Thomas, pero poco me importaba.

Escuché detrás de mí unos pasos acelerados dirigiéndose en mi dirección pasa unos segundos después sentir como mi cuerpo era rodeado por completo por unos brazos, dejando mis brazos inmóviles debido a la fuerza ejercida- ¿Qué mierda está pasando?¿Por qué gritas? -Ignore todas sus preguntas y su respiracion entrecortada pegada en mi nuca, chocando con los pocos pelos que esta poseía, erizandolos.

- Jess, abrí la puerta de Jess. -Pedí entre gritos sin dejar de moverme violentamente entre sus brazos, pero el muy desgraciado no se movió siquiera un centímetro "Pueden estar matando a tu prima estúpido" quise gritar, pero las palabras no salían.

- ¿Por qué? -Preguntó con un tono realmente serio, e incluso diría que fue tan frío que Narnia quedaría como el mismísimo infierno contra su frialdad. No, en este momento es Sasuke 2.0.

- Solo hacelo, por favor. Ella no contesta y realmente puede que esté pasándola mal, no preguntes. -Suplique sintiendo como la desesperación pasaba a ser un incesante llanto. Llevándome una mueca de confusión de Thomas, no lo culpo, después me tendría que disculpar por gritarle.

Dio una pasos tan lentos hacía la puerta que estuve a punto de empujarlo y gritarle alguna que otra cosa, pero obviamente no lo hice, no quería ser realmente una "perra" en cierto sentido.

Pasaron los minutos y finalmente logramos forzar la puerta, sin escuchar queja alguna por parte de Jess por los golpes, preocupándonos aún más a ambos.

•♢•

¡Ey! Hola bichos ¿Cómo están?

Seh, pedimos disculpas por lo corto que es este capítulo (Al igual que siempre). Pero bueno, de igual forma espero que les guste como avanza la historia.

¿Qué pasó con Jess?¿Todo es producto de la paranoia de Tam o realmente le ocurrió algo?

Sin mucho más que decir o preguntar nos vemos en el siguiente capítulo.

Bye bebesitos/bebesitas. ♡

A Través Del CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora