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— Oscuridad —

Nuestras miradas se conectaron y no pude evitar por un momento, tan solo por un pequeño segundo, querer repetir el beso que nos dimos un día atrás. Pero no podía, no en ese momento.

Le echo la culpa a la perdida de sangre por hacerme desear esto.

- Déjame ir. -Ordené con la frente en alto, no iba a permitir que todo siga así ahí afuera. Necesitaba ver a Jess y a Thomas, que probablemente esten más que confundidos.

- ¿No querías hablar? -Continuó desobedeciendo, con una hermosa sonrisa burlona.

Para, ¿Qué?¿Hermosa? Voy a ignorar que pensé eso.

Vamos a lo realmente serio ¿De verdad me estaba preguntando eso ahora? Me tiene que estar bromeando.

- No es el momento, y te recuerdo que fuiste vos quien me dejó sin dar explicaciones. -Murmuré con rabia, intentando contener todas las ganas de gritar e insultar que tenía.

Además, sospecho que la herida que extrañamente se había cerrado, se había vuelto a abrir.

En conclusión; me desangro.

Me sorprendi al ver que Ryan se quedó en silencio, mirándome con atención, y probablemente analizando cada unas de mis palabras, intentando formular algo que logré dejarme sin respuesta a mí.

Comencé a temblar al sentir la presión de su frio tacto deslizarse por mi espalda, bajando lentamente hasta mi cintura. Mis piernas suplicaban por dejarse caer, pero se veían detenidas por el fuerte agarre que tenía Ryan sobre mí, pegando lo más que pudo su cuerpo al mío, y cuándo finalmente note sus labios abrirse fue solo para susurrar una inaudible palabra, incluso para mi cercanía.

Mi mente quedó en blanco al sentir sus labios pegarse a los míos. Quise luchar contra él, resistirme a sus caricias, pero de igual forma me fue imposible.

Comenzamos a mover nuestros labios uno contra el otro de manera lenta y tranquila, por un instante dejándome llevar tal como la primera vez.

¿Está era su manera de aclarar las cosas?

No sabría decir si me gusta o no...,¡No! ¿Qué estoy pensando? Claramente no me puede gustar, es completamente injusto.

Puta sangre perdida.

Cerré los ojos al presionar mis manos contra su pecho, ejerciendo toda la fuerza que mi cuerpo podía dar en ese estado, pero de igual forma mi fuerza nunca sería suficiente a comparación con la suya, eso era obvio.

Suspiré.

Se escucharon pasos.

Quedé helada al escuchar el fuerte estruendo que provocó la puerta al chocar contra la pared.

Me separé rápidamente, provocando que todas las sensaciones que estaba sintiendo apenas un segundo atrás desaparecieran junto a su adictivo tacto.

Sin esperarlo, la fuerza que me mantenía en pié desapareció, dejando que mi cuerpo se deslicé lentamente por la fría y suave pared, casi impactando contra el suelo de no ser por unos fuertes y cálidos brazos que me rodearon.

De verdad no entiendo como la temperatura de Ryan cambia tan rápido.

Asumí que mí cuerpo estaba siendo levantado, ya que no podía sentir nada más que unos brazos cargandome. Abrí los ojos con cansancio, encontrándome con unos hermosos ojos grises verdosos casi transparentes, pertenecientes a él, Thomas.

A Través Del CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora