10. Donde hubo fuego

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31 de Agosto 

31 de Agosto 

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Darren

Bebo agua como si de eso dependiera mi vida.

—Tranquilo que te vas a atragantar— Travis me palmea la espalda.

—Crucemos los dedos por eso— comenta entre dientes Alexandre.

Estamos enojados por una competencia. Él y yo somos rivales en casi todas, por lo que más de una vez hemos tenido nuestros roces verbales.

—Cállate— le digo brusco.

A mi lado Jeana coge una botella de agua.

Desde aquel día en el que estuve... estuvimos tentados a besarnos, porque si me dicen que Jeana no se siente atraída por mí es una total blasfemia, no hemos tocado el tema o actuado de manera diferente. Solo lo hemos ignorado y actuado con normalidad.

—Hola, Darren— saluda.

—¿Hoy si me saludas? — la molesto.

—Siempre lo hago.

—Me ignoras.

Es cierto, ella simplemente no pone sus ojos en mí o no me da más que un asentimiento de cabeza como saludo.

—No siempreee.

—Ah, pues eso me hace sentir mejor.

—Por ejemplo, hoy te he hecho barra a pesar de que no eres de mi equipo.

—Sí, gracias por el apoyo, Jeana— se mete Alexandre.

Lo miro con el ceño fruncido.

—¿Quién habla contigo?

Tengo mis razones para estar molesto con este tramposo.

—Dije Jeana no Darren, así que hazme el favor de callarte.

—Y tu hazme el favor de no interrumpir en conversaciones ajenas a las que nadie te invitó.

Alexandre va a responder, pero es interrumpido por Ivo que, como siempre, trata de ser la paloma blanca de la paz.

—Chicos, ya basta— nos da palmaditas en la mejilla a ambos—. A ver, a ver un abrazo de amistad.

Alexandre me abraza, fuerte y tosco, con un brazo alrededor de mi cuello, yo hago lo mismo.

—Pero si nuestras peleas son la sal de la vida, ¿verdad? —me pregunta, dándome un fuerte apretón en el hombro.

Jeana hace un ruidito burlón y se marcha.

—Así como es verdad que eres un tramposo de mierda, Alex.

Él agarra mi cabeza de manera brusca y me da un beso en la frente.

—Tranquilo cachorro, no me saques las garras. 5 puntos no lo valen, mejor cuando sean 20.

—Coincido— le doy una palmada en la espalda y empiezo a irme hacia las duchas.

Lo que cuesta decir Te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora