17. Parte dos

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¡Hola! en este capítulo habran escenas descriptivas de la nochecita loca que casi incendia mi laptop mientras la redactaba. Si no desean leer este cap o son menores de edad, no se preocupen, no se pierden de detalles vitales para el desarrollo de la novela.

Ahora sí, a leer. Besitos.

SEGUNDA PARTE +18

No sé qué me alborota más, si sus palabras, su toque o sus ojos marrones que me miran como si fuese lo más delicioso de la maldita vía láctea.

Sus dedos abandonan mi short y me quita la camita al fin. Lo hubiese hecho yo, pero a fuego lento sale mejor ¿o no?

Jeana me tiende su mano en una invitación que acepto gustoso. Nos guía hacia su habitación, una vez dentro cierra la puerta, aún de la mano me posiciona dándole la espalda a su cama.

La beso para calmar mis ansias antes de que ella se de la vuelta y abra el glorioso primer cajón. Una tirita de tres condones se sacuden entre las puntas de sus dedos.

El brillo malicioso de sus ojos refleja todos los pensamientos que cruzan por su mente. Pasa una mano tras mi cuello y me atrae hacia ella, pero no me besa. Su otra mano, la que tiene los condones, se desliza por mi abdomen hasta llegar al broche de mi short.

—Jeana— gimo.

Ella deja los paquetes en el filo de la cama; con ambas manos desabrocha y baja el cierre, y de un tirón mi short está en el piso.

Estiro mi mano y cojo un paquete para abrirlo, sin embargo, me interrumpo cuando ya no siento más tela cubriéndome.

Jeana posa sus manos sobre mis hombros y ejerce presión para que me siente. Obediente hago lo que pide.

Con una liga que estaba en su muñeca se hace una rápida cola baja, para después hacer el amago de bajarse el buso.

—Yo lo hago.

Decidido a darle una cucharada de su propio chocolate dejando caer mis manos en sus caderas y la acerco tanto a mí que tengo sus pechos en mi nariz. Ladeo la cabeza y empiezo a dejar besos desde la base de copa hasta la piel de sus costillas en donde le doy una leve mordida. Mis manos copian sus movimientos y juegan con el elástico del pantalón un momento antes de adentrarlas por completo y deslizarlas desde sus caderas, pasando por su trasero, hasta sus muslos, bajando la prenda en el proceso.

El sostén de Jeana es de color blanco y tiene detalles bordados, que le da una pizca de sensualidad. Antes no le presté mucha atención, pero ahora, que veo su braga, también de color blanco con bordados, obviamente, a juego me pregunto si esto es solo una agradable coincidencia.

Mis dedos índices se meten bajo la tira de tela que se agarra de sus lados, tiro ligeramente hacia arriba, haciendo presión en los lugares adecuados.

—Bonito conjunto.

Sin dejarla formular una respuesta la atraigo a la cama y la beso, su espalda se arquea para dejar que mis manos desabrochen su sostén. Cuando está hecho mi boca baja dejando un beso en el cuello, prosigo besando la curva del pecho izquierdo. Me detengo solo para pasar las tiras por sus brazos y quitar la prenda.

—Una menos— murmura, logrando hacer que sonría.

Como hace minutos, llevo un pezón a mi boca y chupo, mi otra mano baja por su estómago. Ladeo mi cabeza y chupo fuerte un lado del seno.

—¡Ah!

Me voy al otro y hago lo mismo, mientras tanto mi otra mano pasa bajo el borde de la tela. Jeana se remueve inquieta, dejo de besar sus pechos para ver su reacción cuando mi dedo empieza a acariciar su clítoris.

Lo que cuesta decir Te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora