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Setiembre 27.
Corro tratando de lucir lo más estéticamente posible.
Natalie corre un metro delante de mí. Bajamos la velocidad, nos sonreímos coquetas y chocamos los cinco.
—¡Acabamos! — grita el director de cámara
¿Así se le dice?
El susodicho y la representante de la marca se acercan.
—A salido magnifico todo, gracias por su buen trabajo y espero que esta no sea la última vez que nos veamos— dice de manera afectuosa la representante.
—Muchas gracias, me ha encantado colaborar con esta grandiosa marca nuevamente— Natalie lleva sus manos a su pecho colocándolas sobre su corazón— y Ricky, un placer trabajar contigo, como siempre, sabes captar mi mejor ángulo.
Ricky, el director, agradece.
Ahora es mi turno.
—Gracias por la confianza, ha sido un honor y de lo más agradable trabajar con todo este equipo. Sobre todo, gracias por la paciencia— bromeo.
El director de cámara ha estado ayudando a perfeccionar las poses, los ángulos y los movimientos para que salga guapa.
Nos despedimos de todos, lo cual toma mucho tiempo. Natalie me ofrece ir a comer algo, ya es hora del almuerzo, por lo que terminamos en un restaurant del centro comiendo de postre torta de chocolate con té verde, para balancear según ella.
—Mmm, te juro que hace dos semanas no comía ningún dulce. Ha sido una tortura.
Sí lo parece, pone una cara de placer cada que se lleva una cucharada a la boca.
—Natalie...
—Por favor deja de ser tan formal, dime Nat o Natie, si me dices Natalie pienso que me vas a regañar o algo.
Sonrío, bebo un poco de mi té.
—Bien, Nat— ella sonríe complacida— tengo una pregunta para ti.
—Dispara.
—¿Josh aún te molesta?
A juzgar por su expresión, si ella hubiese tenido que adivinar mi pregunta no le hubiese acertado ni en el millonésimo intento.
Recuerdo la aclaración de Franco.
—¿Él aún te acosa?
—Ya no, luego de que Franco me viese furiosa y llorando creo que las alarmas se le prendieron y no sé qué hizo, pero Josh me ignora por completo ahora. ¿A qué viene tu pregunta?
—Él trato de acercarse a mí, al principio trata de enredarte en su falsa amabilidad y su tono exageradamente amigable.
—A mí me sucedió algo similar, me dijo que podría ser una gran conductora, todos saben que yo amaría la oportunidad, y ese aborrecible ser humano se aprovechó de eso.
