Las clases de manejo

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Lena's POV

Bueno, eso fue sexy... Y tierno. Lo sé, una extraña combinación.

Me dirijo al baño para lavar mis manos y 4 ojos me sigue para él limpiarse también.

— Primera vez ¿huh? — lo veo a través través espejo.

Parpadea varias veces y abre la boca —C-cómo...?

—A nadie le tiemblan las manos para abrir la puerta de su casa y tu suspiro fue muy fuerte cuando cerré la puerta con llave— sonrío.

—No quería verme tan patético— baja la mirada, yo seco mis manos y levanto su mentón.

—No tener experiencia no es patético, es incluso... Tierno— sonrío más y él se sonroja.

—Quiero hacer algo... Ya sabes... Por ti— otra vez baja la cabeza.

—Estaré bien... Por ahora— le guiño un ojo.

—Entonces... ¿Quieres ver una película?— salimos del baño y nos sentamos en su cama.

—Mmm no lo sé...— pienso un momento y lo recuerdo— Dijiste que querías aprender a manejar ¿no es así?

Me ve con curiosidad —Sí, pero también dije que no puedo usar el carro de mis padres— dice en un tono triste.

—No sé qué me espera, pero ¿Quieres que te enseñe en el mío?

Él sonríe ampliamente —¿Harías eso por mi?

—Por supuesto —le sonrío también.

Ambos nos levantamos, tomo todas mis cosas y salimos de la casa.

(...)

Esta será una larga tarde.

Ya le di un repaso general de todas las partes del carro: los espejos, el volante, el tablero, los pedales, la palanca de cambios, etc. También le expliqué cómo avanzar y solo nos hemos movido 3 metros.

—Vamos, Max, no seas tan miedoso. Literalmente estamos en una calle recta y no hay forma de que choques el carro.

—Lo siento, pero en serio no quiero arruinar y/o chocar nada— mantiene un agarre demasiado fuerte en el volante.

Tomo sus manos y las coloco en las mías, lo veo directamente a los ojos. —No pasará nada, confía en mí y confiaré en ti.

Él suspira pesadamente —Está bien. —se queda en silencio un momento —¿podrías repetir los pasos una vez más?

—¿Es en serio? ¡las he dicho 3 veces!

—¡Lo siento, lo siento! Repetir pasos me ayuda a relajarme un poco.— me da una mirada llena de culpa.

—Ahg, está bien. Aquí están: prendes el carro, mueves la palanca de cambios, pisas SUAVEMENTE el acelerador y avanzas. Sencillo.

Pone una cara seria, obviamente está analizando todo. Ruedo mis ojos.

—No pienses tanto. Vamos, arranca.

Él hace exactamente todo lo que dije y sonríe mucho. Yo empiezo a aplaudir.

—Maravilloso, ahora da una vuelta en U.

Su rostro pierde todos los colores y sus ojos se abren de una manera descomunal. Mientras tanto, yo comienzo a reírme a carcajadas.

—No vuelvas a hacer eso, pudiste haber cometido Maxcidio— suelta el volante y el carro sigue moviéndose solo.

—NO SUELTES EL VOLANTE

—LO SIENTO, LO SIENTO —vuelve a tomarlo y continúa manejando en línea recta.

Ambos nos quedamos en silencio unos segundos y reímos a carcajadas muy fuerte. Tan fuerte que incluso me estoy secando una pequeña lágrima.

—Veo que ya dominaste la línea recta, ahora gira a la derecha en el siguiente cruce.

—Vale, y cómo...?— no lo dejo terminar.

—Prendes las luces intermitentes, reduces la velocidad y giras el volante. Una vez que hayas cruzado, continúas con la clásica línea recta.

Inhala profundo y hace, otra vez, exactamente lo que le digo. Aplaudo y él sonríe.

—Ahora vamos con el otro lado: en la intersección esperas tu turno del semáforo y cruzas igual a como acabas de hacer.

—Está bien.

No se detiene totalmente pero al semáforo no le quedaba mucho tiempo, por lo que empieza a cruzar a la izquierda. Ninguno se dio cuenta de lo cerca que estábamos de la acera, así que nuestra sorpresa es el doble cuando nos montamos en ella y casi nos llevamos una señal de alto.

—Acomoda el volante para bajarnos de la acera. Ajá, perfecto.

—Lo siento, puedo arreglarlo como la otra vez— me guiña un ojo y yo volteo los míos.

—Hagamos varios cruces y líneas rectas para que te familiarices con el carro, los espejos y las luces ¿te parece?

Luego de un rato dando vueltas, saco mi celular para ver la hora y me doy cuenta de que no tiene batería. Busco un cargador especial para carros en el pequeño compartimento entre nuestros asientos y lo enchufo.

Al cabo de unos minutos, lo prendo.

8 llamadas perdidas.
4 mensajes no leídos

Qué extraño, le dije a mamá que saldría.

Las llamadas pertenecen a cada uno de los integrantes de mi familia y los mensajes son de Trix.

El último en llamar fue Lucas, así que marco su contacto y espero pacientemente.

Hermanita... —su voz suena apagada.

—Hey, tengo llamadas de todos ustedes ¿qué pasa?

Pasa que... —hay un largo silencio. Esto es muy extraño.

Dame el teléfono— escucho una pequeña discusión del otro lado de la línea.

Hola, hermanita —Leo suena igual de apagado.

—A ver, dejen ya su misterio y díganme qué pasa, están comenzando a asustarme —me seco la frente, la preocupación me hace sudar.

Hablen de una vez, ella necesita saber —ahora quien habla es Lily —Lena, ven ya. Algo malo le pasa a la abuela.

Silencio.

Eso es todo lo que produce (o no produce) mi boca en este momento. Cuelgo el teléfono.

Max nota el cambio de mi comportamiento —Lena ¿sucede algo? —pregunta sin despejar la vista del camino.

—Detén el auto.

Él duda un momento.

—Detén el maldito auto. Ahora.

No sé cómo lo hace, pero logra estacionar a un lado de la calle. Yo salgo rápidamente y me dirijo al puesto del conductor, saco a patadas a Max y tomo su lugar. Espero a que él se ponga en mi antiguo puesto y arranco a toda velocidad.

Destino: Clínica Derek Henderson.

El lugar donde está internada mi abuela.

☆☆☆

Ay chamo...

¿Qué le habrá pasado a la abuela Sánchez?

Amé toda la parte de las clases de manejo, este shipp me enamora cada vez más.

Llegando tarde a la actualización porque no había tenido chance de terminarla.

¡Los leo luego!

Todas las primeras veces de Max Gutiérrez ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora