Casi llegamos tarde

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Max's POV

Lena se levanta y comienza a vestirse.

—Espera... ¿Te puedes quedar conmigo esta noche?

Lo piensa un momento —Ehh... Sí, déjame hablar con mi mamá. —toma su teléfono y se aleja. Pasa un buen rato conversando y, finalmente, se sienta a mi lado. —Deberás prestarme ropa, no dormiré con esto.

—No hay problema.

Luego de entregarle una camisa y unos shorts, ambos nos metemos en las sábanas y nos quedamos en silencio. Apoyo mis manos detrás de mi cabeza y veo que Lena ya está dormida.

—Está podría ser... La mejor noche de mi vida.

(...)

Lena's POV

La luz del sol que entra por la ventana me da justo en la cara, despertándome ¿En qué momento volví a abrir las cortinas? No queriendo pararme, cierro mis ojos otra vez, sin llegar a dormirme.

En ese momento, un toque delicado de los dedos de Max traza mi cara: van desde el centro de mi frente, bajando por mi nariz y, cuando llega a mi boca, atrapo uno de sus dedos y lo succiono un poco. Él exclama en sorpresa y yo abro mis ojos otra vez, sonriendo.

Aleja su mano —Seré sincero: además del casi susto, creo que me prendió lo que hiciste.

—Ay, Max. Hay muchas cosas que necesitas descubrir todavía.

—En eso estoy de acuerdo —Él toma su teléfono revisando la hora, abre mucho sus ojos y se levanta de golpe. Automáticamente lleva sus manos a su cabeza y suelta un quejido. —Ahg, me duele la cabeza.

—Qué raro. Vamos a comer a ver si se te quita.

—Será comprar algo en el camino ¿viste la hora que es? —Me muestra su celular: 9:35 am. Mierda, el evento es a las 10:00am. Reviso mi teléfono y tengo varias llamadas perdidas de mi mamá y Trixie. Demonios. Me levanto de la cama, recojo mi ropa y me pongo los pantalones y zapatos.

Max toma cualquier cosa de su armario y ambos salimos del cuarto. Mientras caminamos por el pasillo, lo detengo —Max... ¿Tu familia?

—Deben estar allá porque también tengo llamadas perdidas de ellos.

—Está bien. — salimos de la casa, nos montamos en el carro y vamos a la farmacia más cercana.

(...)

—No puedo creer que hubiesen sándwiches empaquetados en las neveras de ese lugar— dice Max con la boca llena, esperando que el semáforo cambie de color.

—Yo tampoco lo creo ¿Ya te sientes mejor?

—Aún me duele un poco la cabeza.

—Bueno, aquí tienes. Solo toma una. —Le entrego la pastilla, se la toma y me observa con lentitud.

—Adoro cómo te ves con mi camisa.— Sonríe de lado con las mejillas sonrojadas. 

—Gracias por prestármela, probablemente no te la devuela.

Él ríe —No hay problema— el semáforo finalmente cambia y Max avanza a toda velocidad hacia el colegio.

Una vez allí, la señorita López (la psicóloga) nos coloca nuestra identificación y nos anota en una lista.

—¡Corran, chicos. Que ya casi es hora!—aplaude varias veces en señal de apuro.

Tomo la mano de Max y nos dirijo al auditorio.

Unos brazos que toman mis hombros desde atrás me sorprenden.

—Lena, Max ¿En dónde rayos estaban!— Trix cruza sus brazos, claramente molesta.

Max comienza a balbucear intentando explicarle y yo lo detengo —Estábamos juntos, me quedé en su casa y nos quedamos dormidos, por eso llegamos tarde.

La cara de Trix pasa de la molestia a la felicidad en tiempo récord, Max ahora está confundido.

—NO PUEDE SER AAAAHHH

—Shhh, no grites —decimos él y yo al unísono.

—¡Mi pareja favorita está junta finalmente!

Ruedo mis ojos —¿Y cuándo MI pareja favorita va a estar junta?— señalo con mi cabeza a Elliot, que está entregando volantes.

La cara de Trix se pone igual que un tomate —Pronto, pronto.

Antes de que yo diga algo más, la profesora Lustre se nos acerca.

—Hola, chicos. Me alegra que ya todos estén aquí. Hace unos días me dijeron que todos los grupos debían llevar algo que los identificara, así que les traje gorros iguales porque no dio tiempo de diseñar camisas ¿están bien con eso?

—Claro, no hay problema— Max sonríe y recibe los 3 gorros anaranjados.

—Menos mal que estoy toda de negro, porque este anaranjado no combina con nada.

—¿Ah sí? No me digas —Trix rueda sus ojos y yo comienzo a reír, porque está vestida con una camisa verde y unos jeans.

Atención a todos, estudiantes, familias y profesores. Vayan a sus respectivos puestos porque el concurso está por empezar— se escucha una voz a través de los megáfonos.

La profesora se vuelve a acercar —Bueno, ya oyeron. Su mesa es la número 5 y yo iré a la de profesores que está por allá —señala un lugar al lado del escenario— los jueces son ellos — señala la mesa frente al escenario— No van a intervenir en ningún momento sino al final, al revisar los puntajes ¿Alguna pregunta?

—Por ahora, no. Muchas gracias — Respondo por todos.

Una vez estamos sentados, el presentador vuelve a hablar —Bienvenidos a la sexta edición del Reto al conocimiento, otra vez aquí su presentador favorito: Rogelio Andrade. —hace una pequeña reverencia— Antes de empezar, quisiera aclarar un cambio que hay en el concurso de este año: los equipos ya no se enfrentarán de dos en dos sino de tres en tres —Todos exclaman en sorpresa— y solo pasará a la siguiente ronda el equipo que obtenga más puntos. Sin más que decir, procedamos a presentarlos:

>>Los cangrejos del colegio Avogadro— comienzan a aplaudir— Las zuricatas de la Escuela...

—Oye— le susurro a Trix.

—Dime— ella me imita.

—El cambio a las reglas debieron notificarlo antes del evento ¿no crees?

—Pues sí. Confío en nosotros, pero habría sido agradable no enterarse 2 minutos antes.

—De verdad. —el presentador sigue mencionando colegios, no sabía que la lista era tan larga. Con razón la junta directiva del colegio estaba tan preocupada.

Y, para finalizar, nuestros anfitriones que están participando por primera vez, Las liebres del Colegio Euler— los aplausos son ahora más fuertes, los tres nos levantamos y hacemos una reverencia.

Sin más preámbulos, comencemos con el certamen de este año.

Que comience la batalla.

☆☆☆

Ay, qué emoción ¿Cómo creen que le vaya a nuestras liebres en el concurso?

Buenas noches, queridos lectores. Ya estamos en la recta final y tengo hasta mañana para enviar la historia, así que no se asusten si subo varios capítulos con poco tiempo de diferencia. 

¡Los leo luego!

Todas las primeras veces de Max Gutiérrez ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora