Deja de ignorarme

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Una semana.

No he sabido de ese maldito durante UNA SEMANA.

¿Quién se cree que es? Hablamos muy bien un día y desaparece los 6 siguientes ¡Se supone que la que hace gosting aquí soy yo! Me siento indignada, molesta y como una payasa.

Otra razón por la que ser amable con la gente no sirve para nada.

Son las 6:45 am, tengo sueño, amanecí con un humor terrible y Trix no ha llegado. Súmenle eso a que alguien me hizo gosting por primera vez. Estoy que exploto.

Como si el cielo escuchara mis quejidos, aparece Trix a toda velocidad y se sienta a mi lado.

-¿En dónde rayos estabas?- le doy un repaso completo -te ves terrible.

-1-. Se te olvidó darme la cola hoy y perdí el autobús. 2-. Con la número uno ya tienes esa respuesta.

-Mierda, es cierto. Lo lamento, Trix, es que hoy amanecí terrible y no he podido pensar en nada.

-Que no vuelva a pasar y deja de pensar en Max -sonríe, ruedo mis ojos- que muerto no está.

-Deja de decir que solo pienso en él, pesada.

-Es inevitable si has estado demasiado odiosa desde el primer día que no vino.-choca repetidas veces su hombro con el mío.

-Ah, no, vale. Contigo no se puede habar seriamente.- tomo mis cosas y me levanto. Ella agarra mi brazo.

-No me dejes, y luego dices que la pesada soy yo -rueda sus ojos.

-Cuando alguien te haga gosting una semana sabrás porqué ando así -automáticamente me arrepiento de lo que dije.

Trix abre sus ojos de forma exagerada y comienza a chillar -No. Puede. Ser. ¡Estás molesta porque Max no te ha hablado y/o no te responde! Son el uno para el otro -suspira dramáticamente.

-De verdad que tu nivel de fastidio no tiene límites, provoca no contarte nada.

-Fastidiosa o no, igual me amas -guiña un ojo y en ese momento comienza la clase.

No han pasado ni quince minutos cuando un Max todo desarreglado entra por la puerta, se acerca a la profesora y habla un momento con ella, este le entrega una hoja y toma asiento. La señorita Manor continúa como si nada.

Así que finalmente te dignaste a venir.

Compartimos una mirada y yo lo veo de la peor forma posible. Trix llama esa mi cara de matona.

Lo sé, no es un nombre tan original.

Frunzo el ceño, uno mis labios en una línea firme y recta y fijo mi vista en su cara unos segundos, lo suficiente para espantarlo. Él, como siempre, se asusta y vuelve su atención a la clase.

Sonrío, esa nunca falla.

(...)

Durante todo el día él estuvo evitándome y yo solo lo miraba mal.

Cobarde.

Nuestra conversación tendrá su lugar en otro momento.

Trix toma mi brazo y me arrastra fuera del colegio, Max estaba acercándose a nosotras pero veo que cambió de planes. Ruedo mis ojos.

-Vamos, Lenny. Hoy fue un día bastante ajetreado y solo quiero llegar a tumbarme en mi gran y acolchada cama.

Desbloqueo el carro y cada una toma su respectivo asiento.

-Y yo no tengo ganas de soportarte -me da una mirada asesina y yo le sonrío. -Es broma, solo quiero despejar un poco mi cabeza el día de hoy.

-Está bien, mujer.

Continúo manejando, durante todo el viaje nos sumimos en un silencio poco común de nosotras.

-Hemos llegado.

-Gracias por el viaje, besos.- finje lanzarme besos y rápidamente entra a su casa.

Yo sigo manejando hasta llegar a mi lugar seguro, tengo días sin venir para acá. Tomo asiento en el ya conocido banquito y dejo mi bolso en el suelo. Por alguna razón, el olor de aquí me es reconfortante.

-A ver, Lena ¿qué opinamos de todo lo que pasa? -pienso en voz alta.

¿cuál es mi posición en todo esto?

No quiero perder a mi abuela y su estado me pone triste, pero ya no lloro como antes, supongo que es un buen avance. Confío en los médicos pero igual rezaré por un milagro. No quiero considerar la muerte todavía.

En cuanto a todo lo que pasa con Max...

Suspiro.

Ese chico revuelve mis pensamientos, eso me confunde y desespera. ¿Me atrae? Ya sabemos que sí ¿Quiero que seamos algo más? No lo sé ¿Por qué me altera tanto que no me haya contestado? Tampoco lo sé. No tener las respuestas no me agrada.

-Ya que pude aclarar mi mente (relativamente) iré a hacer la segunda y última cosa que tenía planeada para hoy: hablar con el idiota.

Sí, el tiempo que estuve aquí fue muy corto, pero cuando se me mete algo entre ceja y ceja, me gusta salir de eso de inmediato. Recojo mis cosas y rápidamente me dirijo al carro.

No había notado lo cerca que estaba la casa de Max de mi lugar seguro, con razón se la pasa caminando por ahí y molestándome.

Bueno, ya no lo hace.

Cállate, conciencia, no me hagas molestar más. Decido estacionar en la acera y no en la panadería de la cuadra siguiente, esta parada será rápida. Me bajo, camino por todo el jardín delantero y, justo cuando voy a tocar la puerta, esta se abre revelando al idiota.

-¿Qué haces aquí? -me mira con total confusión.

-No finjas, sabes porqué estoy aquí -frunzo el ceño.

-De saber la razón, no te habría preguntado -rueda sus ojos y yo me cruzo de brazos.

-Ahg, enumeraré mis razones para que tu estúpida cabeza me entienda: -tomo una profunda respiración- malinterpretaste toda la situación con mi abuela e hiciste un drama en medio de la sala de espera de la clínica (totalmente inapropiado), desapareciste al día siguiente, me hablaste como si nada por mensajes y luego me hiciste gosting el resto de la semana ¿qué rayos te sucede? - junto mis labios con fuerza por la rabia del recuerdo.

Él me mira incrédulo y abre totalmente la puerta - continuemos esta conversación adentro, mi vecino es insoportable y no tengo ganas de que se entere sobre mi vida- toma mi muñeca y me jala con fuerza hacia dentro.

☆☆☆

Ta juerte el asunto otra vez.

Ajá ¿qué pasará dentro de la casa de Maxi? Uy uy uy.

Con este capítulo terminamos la semana, espero tengan un weekend de descanso, diversión o ambas.

Por cierto, si ven algún error de tipeo, culpo al auto corrector del celular, realmente me tiene la vida triste.

¡Los leo luego!

Todas las primeras veces de Max Gutiérrez ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora