Buenas noticias

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No puedo con la rabia que tengo en estos momentos.

Al entrar a casa, lanzo mi bolso con fuerza en la mesa junto a la entrada y hago lo mismo con las llaves; inmediatamente me arrepiento porque ambos suenan demasiado fuerte y podría despertar a mis padres. Demonios.

Subo las escaleras, entro a mi habitación y cierro la puerta también muy fuerte, pero logro detenerla con el pie a pocos centímetros de que esta llegara al marco y termino por moverla con lentitud. Molesta pero no regañada.

-¡Ahgg! -gruño en frustración mientras retiro mi maquillaje frente al espejo.

Me pongo mi pijama y me acuesto en la cama a revisar mis redes sociales.

Luego de un rato me duermo, hoy fue un día bastante... Diferente.

(...)

Unas manos sacuden mis hombros y me despierto de golpe, con la respiración acelerada por el susto. La dueña de esas manos es mi mamá, cuya expresión preocupada no me da buena espina.

-¿Qué sucede, mamá?

-Llamaron de la clínica- me alcanza unos zapatos y sale de la habitación. Me los pongo rápidamente, tomo mi celular y me dirijo a la sala.

Una vez allí, encuentro a todos mis hermanos probablemente con el mismo aspecto que yo: despeinados, confundidos, preocupados y todavía con la pijama puesta. Nos montamos en el carro y nos ponemos en marcha.

Papá conduce a toda velocidad y, en tiempo récord, llegamos al lugar.

La amable enfermera de siempre nos recibe con una calma muy diferente a nuestro estado actual, sus palabras nos dejan en shock.

—Él ritmo cardíaco de la abuela aumentó, ahora está dentro de los rangos normales— sonríe.

Todos nos quedamos callados, estupefactos por la noticia ¿y quién no lo estaría? Nos observamos unos segundos y gritamos al unísono, abrazándonos, felices por la buena nueva.

—¡Hagan silencio, familia, que hay muchos otros pacientes en este piso!— se cruza de brazos.

—Lo sentimos— responde Lucas.

La enfermera entra a la habitación de la abuela y yo saco mi celular, necesito decirle a Max.

Suena una, dos, tres veces. Cuando creo que no va a contestar, una voz gruesa y adormilada responde del otro lado de la línea.

—¿Aló? —bosteza.

—Hola, Max. Necesito que vengas a la clínica ya mismo.

—¿A la clínica? ¡¿Te encuentras bien?!— la preocupación en su voz es evidente.

—Estoy perfectamente. No te estreses... Pero ven ya.

—Lena, son las... 3 am ¿no puedo pasar mañana?— gruñe.

—No, debe ser ahora. Por favoooor.

—Está bien. Pero si mis papás me regañan, serás la responsable.

—Sí, si. No me importa, ven. —cuelga el teléfono.

Todos nos sentamos en la sala de espera mientras nuestros padres llaman al resto de la familia.

Se nota mucho la energía positiva que flota en el aire de este lugar y ese cambio es bueno, pero ahora surgen nuevas interrogantes: ¿la abuela despertará? ¿Cuánto tiempo más estará en coma? ¿Habrán secuelas?

Interrumpiendo mis pensamientos, un Max preocupado y con la respiración acelerada entra por una de las puertas, corre hacia donde estoy y toma mi cara entre sus manos.

—¿Estás bien, Lena? ¿Cómo te sientes?

—Te dije que estoy bien, hombre. No te preocupes— le doy un cariñoso beso en la mejilla.

Toma una respiración profunda —Casi me da algo. La próxima vez dame una pequeña explicación por teléfono. —me abraza.

Tomo unos segundos para observar su aspecto y fácilmente podría decir que vino con nosotros: despeinado, con una camisa agujereada, shorts de pijama y sandalias con medias.

—¿Sandalias con medias?— enarco una ceja, aguantando la risa.

—Me preocupaste mucho y fue lo primero que tomé. No me juzgues.

Alzo mis manos —No te juzgo ¿acaso no vez cómo vine yo?— doy un paso hacia atrás y giro. —Parezco vagabunda.

—Una vagabunda muy linda, si se me permite decir— me guiña un ojo. —¿Ya puedo saber por qué me arrastraste hasta acá a altas horas de la madrugada?— sonríe apenado.

—Ahh cierto... El ritmo cardíaco de la abuela se elevó, ahora está dentro de los números normales.

Me eleva en sus brazos de la nada, haciendo que ahogue un pequeño grito por la sorpresa, y comienza a girarnos. Luego de dar unas dos vueltas riendo, me deja otra vez en el suelo— Me alegro mucho por ustedes, sé lo preocupados que estaban. —Deja un beso en mis labios— Ahora, si me permites, nos buscaré un café para celebrar.— y se aleja.

Cuando volteo hacia mi familia, descubro que me están viendo como si de una película se tratara.

—¿Por qué me ven así?— me cruzo de brazos.

—Porque la pequeña salamandra está enamorada— Liam mueve sus hombros. Ruedo mis ojos.

—Ahg, cierra la boca.

—Esta vez debo apoyarlo, Lena. Todos estamos llamando a primos y tíos y la primera persona en tu lista fue Max— León alza sus cejas repetidamente.

—Ni una palabra de esto— finjo cerrarme la boca con una cremallera invisible.

—¿Palabra de qué?— Max me entrega el café.

—De nada. Gracias por el café.— sonrío.

Él comienza a saludar a mi familia y a conversar con ellos, yo solo los observo de lejos, pensando en lo que dijo Liam ¿en serio estoy enamorada de él? No lo había analizado pero podría decirse que sí, está bastante involucrado en mi vida personal y eso no me molesta, más bien me relaja. También me aterra porque soy nueva en esto de las relaciones, pero he decidido dejarlo fluir y ver qué sucede.

Lucas se sienta a mi lado.

—Lucas.—asiento.

—Lena. —Él me imita. — ¿has pensado en lo que Liam dijo?

—Honestamente, sí.

—Qué bien, ¿y qué has pensado?

—No sé qué pensar, creo que nunca he estado enamorada antes, no sé cómo se siente. —gruño en frustración.

—No te compliques la vida, Lena. Velo de esta forma: ¿sientes que, junto a él, el mundo gira y a la vez se detiene?— se apoya en el respaldar de la silla.

Lo pienso un momento— Es una pregunta bastante específica pero sí, así se siente.

—Entonces, querida hermana, usted está enamorada de... ¿Max es su nombre o es un diminutivo?

—Su nombre completo es Maxwell.

—Oh por Dios, ese es un nombre de señor —comienza a reír.

—¿Verdad?— me le uno.

Y ahí, riendo con mi hermano, me di cuenta de mis sentimientos hacia Max.

☆☆☆

Aww, malévolo cucarachón se nos puso sentimental.

¡Buenas noches, queridos lectores! No quería decirlo hasta terminar la historia pero bueno, no importa: quisiera enviar #TLPVDMG (esta historia) a los premios Wattys de este año, pero como me "di mucha bomba", ahora tengo que correr, por lo que verán muchos capítulos siendo subidos esta semana (tengo hasta el jueves). Deséenme suerte y crucemos los dedos.

¡Los leo luego!

Todas las primeras veces de Max Gutiérrez ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora