Vestidos y hermanos molestos

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Ambas compartimos una mirada.

-¡Mira lo que hiciste! -alza la voz y me enseña el vestido con un gran agujero en la zona de la cintura.

-¿Lo que yo hice? ¡Tú lo tomaste! -también alzo mi voz.

-¡Lo iba a colgar pero tú tomaste uno de los extremos y empezaste a jalar!

-¡Pensé que le ibas a hacer algo!

-¿Por qué rayos le haría algo a un vestido que no me gusta? No soy tan radical con las cosas.

-No lo sé, solo fue un pensamiento que cruzó mi cabeza.- comienzo a hablar de forma más calmada y, tan rápido como se calentaron las cosas, se volvieron a enfriar.

Ambas nos observamos en silencio analizando lo estúpida que fue nuestra discusión. Yo alzo mis brazos en una clara señal de un abrazo y ella rápidamente me lo da.

—Lo siento, amigostruo. Es que todo esto de las citas y chicos es nuevo para mi y me altera un poco.

—¿Un poco? Casi me lanzas por esa ventana —señala a la pared a nuestra izquierda, donde se ve el cielo despejado.

—Ay, tampoco exageres.

—Mujer, desquitarte conmigo no calmará tus nervios.— se cruza de brazos.

—Lo sé, lo siento. No volverá a pasar.

—Está bien, ya no importa.— el silencio vuelve a nosotras por unos segundos. Tomo asiento en mi cama y ella me imita.

—Entonces... Cuéntame ¿Cómo va todo con Finn Hudson? —subo y bajo mis cejas varias veces.

—¿Con quién?— me mira confundida.

—Elliot, mujer ¿Cómo va todo con Elliot?

Y, como si hubiese mencionado que viene su cantante favorito a la ciudad, su mirada adquiere un brillo peculiar y sonríe mucho.

—Él es muy lindo y es todo un caballero. —suspira dramáticamente.— Hemos conversado muchas veces y cada tanto me regala una flor.

—¿Una flor? Ahg, demasiado tierno— finjo una mueca de asco y ella golpea mi hombro con su puño, no sin antes voltear los ojos.

—Deja tu ridiculez. Sé que en el fondo amas ese tipo de gestos.

—¿Yo? Para nada, mi fondo solo tiene comida y 25 dígitos de pi.

—¿Solo 25? Apuesto a que sé más que tú. —ella me da una mirada llena de autosuficiencia.

—Ja, lo dudo totalmente.— al mismo tiempo, ambas comenzamos a decir en voz alta todos los dígitos que conocemos de memoria. Cada vez elevando más nuestro tono y, al final, ella termina diciendo dos más que yo.

—Demonios.

—Ja, te gané. Como sea, vamos a seguir con tu ropa del viernes... Pero por favor evitemos cortarnos el cuello mutuamente.— compartimos una sonrisa.

Me dirijo a mi closet otra vez y comienzo a sacar 5 combinaciones diferentes: camisas y pantalones, shorts, vestidos, entre otros.

Me pongo conjunto tras conjunto y Trix los rechaza como si fuesen envoltorios de caramelo. Tras probarme 8 cosas diferentes, me harto.

—Eres demasiado difícil de complacer. Te recuerdo que quien va a salir soy yo y varios outfits me han gustado— resoplo.

—Lo sé, lo sé. Pero no quieres espantar a Max ¿verdad? Algunos de tus atuendos son muy... Agresivos.

Todas las primeras veces de Max Gutiérrez ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora