Apoyo moral

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Conduzco tan rápido como puedo, esquivando carros pero teniendo cuidado con los cruces peatonales. No quiero otra infracción.

Finalmente llego al lugar y estoy segura de que estaciono muy mal, pero eso no es relevante en este momento. Apenas bajo del carro, recuerdo que no estoy sola. Suspiro. Veo al idiota seguirme y detengo el paso.

-Quédate aquí afuera.

-¿Por qué? -me mira extrañado.

-Porque no quiero que entres ¿no es obvio?-ruedo mis ojos.

-Estás muy alterada y manejaste hasta esta clínica como una maníaca, es evidente que necesitas apoyo ahí dentro.-se cruza de brazos.

-Toda mi familia está ahí dentro, genio. Ya tengo el apoyo necesario.

-Tienes el apoyo usual ¿no necesitas uno diferente?

-No.- doy media vuelta y me dirijo a la habitación de la abuela. Tomo el ascensor y, cuando se abre en su piso, corro, pero unos brazos me detienen. Volteo a ver de quiénes son y veo la cara preocupada de Leo.

Me suelto de su agarre y tomo su cara entre mis manos -Leo ¿qué le pasó a la abuela? ¿Dónde está?

Él se queda callado un momento -su ritmo cardíaco bajó, ahora la están llevando a Cuidados Intensivos Coronarios.

No puede ser.

Siento a mi vista nublarse y a mis piernas debilitarse, estoy a punto de caer al suelo cuando otros brazos me sostienen.

-Te tengo, gothic barbie.

Él nos sienta lentamente en el suelo y me abraza, deja un suave beso en mi cabeza y acaricia mi cabello.

Yo al principio solo estoy en shock, pero rápidamente las lágrimas se forman bajo mis ojos y salen sin control alguno.

Apenas había asimilado el hecho de tenerla aquí y pasa esto.

No sé cuánto tiempo permanecemos de esta forma, pero ya no estoy tan alterada y me permito disfrutar de este momento, intentando sacar algo bueno de toda esta situación.

Un grupo de voces interrumpe mis pensamientos: mi familia. Rápidamente me separo de él y le levanto del suelo.

-Hola, cariño- mi madre se acerca y me abraza, el resto se une y ahora todos estamos en un abrazo grupal entre sollozos y jadeos tristes. Cuando todos nos separamos, recuerdo la existencia de 4 ojos y lo veo muy incómodo recostado de una pared.

-Creo que deberías irte -me cruzo de brazos, no sabiendo qué hacer ante esta pequeña situación.

-¿Me estás hablando en serio? -suena indignado.

-¿Por qué usas ese tono? ¡Largo de aquí!- comienzo a alzar la voz y todos voltean a vernos.

-Te recuerdo que estoy escapado, se supone que nunca salí de la casa- se cruza de brazos.

-Ahg, es verdad -suspiro -Entonces yo misma te llevaré. Vámonos ahora- Comienzo a caminar pero mamá me interrumpe.

-Lena, tranquila. Él puede quedarse un rato más. -Max voltea a verla esperanzado

-No, él ya se va- ruedo mis ojos y camino más rápido.

-Hasta luego, lamento lo que pasó -lo oigo decir.

Esta vez nos movilizamos en las escaleras porque ambos ascensores estaban llenos.

Una vez llegamos a donde yo había estacionado, me doy cuenta de lo mal que lo hice. El carro está totalmente en diagonal y hay un rayón en el parachoques delantero.

Todas las primeras veces de Max Gutiérrez ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora