Capítulo 2.5

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    Tras su breve encuentro con Kuroko Shirai, Ishiki no podía evitar sentirse preocupado. Había tenido tantos encuentros peligrosos en solo dos semanas, y justo ahora que parecía que los ataques de delincuentes eran más constantes era cuando le era imposible caminar sin asistencia. ¿Qué pasaría si, por ejemplo, el causante de los bombardeos de gravitones atacaba su escuela? ¿O las viviendas de Yukiko, Maruo o Kuroe? Su propio departamento no le preocupaba tanto, ya que allí vivían algunos Usuarios de Habilidades con capacidad de defenderse ellos mismos y a los vecinos, además de tener a una chica con un poder equiparable a un Nivel 5--aunque ésta resultara justamente ser una usuaria de magia.

    "Procuraré patrullar cuidadosamente hoy", pensó Ishiki. Como miembro honorario de Judgment no tenía potestad para comenzar un combate en áreas públicas a menos que hubiera otros miembros de Judgment o Anti-Skill asistiéndolo.

    Conforme se acercaba a la Academia Kurumizawa, dos figuras que lo miraban y saludaban se iban haciendo más nítidas.

    - Buenos días, Kishi-kun. ¿Cómo estás? -lo saludó Yukiko, sonriente.

    - Buenos días, Issan. ¿Pudiste dormir bien? -dijo Maruo mientras le daba una palmada en la espalda.

    - Auch. Buenos días, chicos. He estado bien, aunque me harté de esta silla de ruedas rápidamente -admitió Ishiki.

    - Tranquilo, tranquilo. Verás que en una semana ya podrás caminar otra vez. Es lo que dijo ese doctor con cara de rana, ¿no? -dijo Maruo.

    - Makkun tiene razón. En poco tiempo estarás como nuevo -dijo Yukiko, adelantándose hacia el recibidor de la escuela, donde varias zapateras, con el nombre de cada estudiante impreso en una lámina de plástico, se erigían en seis hileras. La chica abrió el pequeño armario etiquetado con su nombre y abrió los ojos con una expresión de sorpresa.

    - ¿Y esa cara? ¿Hay algo interesante allí dentro? -inquirió Maruo, asomándose para mirar dentro de la zapatera de Yukiko.

    - ¡N-No es nada! -exclamó la chica, cerrando la puerta con tanta brusquedad que golpeó a su compañero en la frente con el borde.

    >> ¡M-Makkun! ¡L-Lo siento! Es que intentaste asomarte de repente, y--.

    - No importa, no importa. Un secreto de chicas, supongo -dijo el chico, frotándose la enrojecida frente-. Diablos, Hitogata-chan. Empiezo a creer que desarrollaste superfuerza junto con tu Electromaster o algo así...

    - Deberías dejar de espiar las pertenencias ajenas, Maruo -dijo Ishiki, riendo. Ya se había puesto los zapatos para interiores, aunque de todos modos sus pies no tocarían el suelo. Era afortunado de que su escuela tuviera una rampa que llevaba a los pisos superiores, ya que no estaba capacitado para subir escaleras con aquella silla de ruedas, y no quería que alguien lo cargara hasta llegar al tercer piso.

    - Y-Yo... ¡debo irme! -exclamó Yukiko, corriendo hacia el pasillo que llevaba hacia los baños de chicas.

    - ¡E-Espera, Yukiko! ¡De verdad que no era mi intención espiar tus cosas!

    Preocupado, Ishiki la miró alejarse. Al verla desaparecer por una esquina, dirigió una gélida mirada a su amigo.

    - Ya la embarraste, Maruo.

    - No pensé que fuera a enfadarse tanto...

    Ishiki dejó salir un suspiro.

    - En eso tienes razón. Es como si estuviera particularmente sensible.

    - ¿Crees que esté en su...? -inquirió el chico pelirrojo, rascándose el mentón con nerviosismo.

    - ¡¿Hah?! ¡¿P-Por qué habría de saber eso?! -exclamó Ishiki, ruborizándose.

    - ¿Oh? A estas alturas juraba que ustedes dos mínimo ya habían...

    Maruo realizó un gesto obsceno con sus manos juntando el índice y el pulgar de su mano izquierda en una figura anular, mientras que hacía un movimiento con el dedo índice de la otra mano. Esto irritó a Ishiki enormemente, cuyo rostro emitía un calor inmenso.

    - Eh... ¿I-Issan? E-Estás echando humo...

    - ¡V-Vuelve a faltarle al respeto a Yukiko y haré que tu piel combine con tu cabello! -gritó Ishiki, furibundo. Se dirigió hacia la rampa que llevaba a los pisos superiores, asegurándose de pisar los pies de su amigo con la silla de ruedas al pasar.

    Maruo dio un grito de dolor a la vez que se agachaba para frotar sus adoloridos pies. Definitivamente era un mal momento para haber tenido puestas las zapatillas para interiores. Varios estudiantes los miraban con curiosidad, algunos incluso murmurando entre sí. La mayoría estaba de acuerdo en que el gesto vulgar de Maruo había sido demasiado.

***

    Yukiko se había encerrado en uno de los cubículos del baño. Temblaba pese al calor que hacía, y su respiración estaba agitada.

    "¿P-Por qué estaba esto en mi zapatera? ¿Quién fue?", pensó mientras miraba el objeto causante de sus prisas previas.

    Era un sobre de papel blanco, sellado con una calcomanía que se asemejaba a un corazón de color rosa. En el reverso sólo tenía la inscripción "Para una persona especial", escrito completamente en katakana, y no tenía remitente alguno.

    Con manos temblorosas, la chica abrió el sobre. Dentro había una pequeña carta escrita con tinta violeta. Comenzó a leerla en voz baja:

    "'Por el estilo de esta carta ya sabrás mi intención. Llevo un tiempo observándote desde la lejanía. Por favor, búscame frente al Seventh Mist mañana después de la escuela'...".

    "¿Huh? ¿Sin firma?", pensó Yukiko al ver que no había nada más escrito. Lo único que había era lo que parecían los dibujos de una calavera, hecho con la misma tinta violeta, y un conejo que le pareció bastante tierno.

    - Pero... ¿por qué yo...? -murmuró para sí misma, arrugando la carta que aún estaba en su mano.

    Se sentía confundida. Nunca pensó que recibiría una carta de amor, y aunque así fuera, sabía que la letra llena de florituras de aquella carta no se parecía en nada a la de la persona que ella tenía en su mente.

    La sola idea de rechazar a alguien le parecía incómoda. Esa persona se había fijado en ella, y no quería causarle dolor.

    - Pero... ya me gusta alguien... -murmuró.

    Fue hasta que escuchó la campana de entrada a clases que cayó en la cuenta de que estaba llegando tarde. Aunque le sentaba mal hacer aquello, dirigió un flujo eléctrico acelerado a la carta con fuerza suficiente para quemarla. Una vez solo quedaron las cenizas de la misma, salió apresuradamente del baño y corrió hacia el aula.

Toaru Kagaku no Magician; Volumen 02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora