Capítulo 4.2

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    Durante la mañana del 20 de julio, Yukiko fue a clases sola. Tenía unas ojeras enormes, puesto que había estado toda la noche en vela, leyendo y releyendo varios artículos relacionados con los temas que llamaron su atención en la carta que iba dirigida a Charlotte. Como el apagón había fundido su computadora, tuvo que investigar utilizando su red en el teléfono móvil, hasta agotar finalmente la batería.

    Magia. Lo más contrario a la ciencia que había oído jamás.

    Guerras Santas. Históricamente, hacía siglos que no había ocurrido ninguna.

    Sin embargo, al parecer había teorías conspiranoicas desde hacía varias décadas acerca de organizaciones secretas que cazaban magos y brujas, ocultos en las sombras.

    Pero, ¿siquiera podía ser todo aquello real? Yukiko se negaba a creerlo. Pese a lo mucho que disfrutaba del misterio y los rumores, esas teorías sonaban totalmente estúpidas. Incluso su blog sobre Ocultismo favorito refutaba con violencia dichas exclamaciones.

    Debía haber otra explicación... ¿Y si era un código? ¡Claro! Debía ser eso... Seguro Charlotte era una espía del exterior, y la carta era de parte de alguno de sus jefes.

    No obstante, no podía denunciarla sin pruebas sólidas... Debería observarla más de cerca, tan de cerca como pudiera. Aunque, ¿no sería aquello acoso? Al final de cuentas, Yukiko era sólo una alumna más de Ciudad Academia. Ni siquiera formaba parte de Judgment, y si se enlistara ese mismo día pasarían meses de entrenamiento hasta que le permitieran acceder a la información mejor resguardada.

    "Judgment... Judgment... ¡Claro! ¡Kishi-kun podría investigarla!", pensó, deteniéndose en seco de su camino a la escuela. "En cuanto pueda le mostraré la carta y él se encargará de buscar información que confirme si esa forastera es una espía".

    Sonriendo con algo de malignidad, continuó su camino. Deseaba más que nada faltar a clases e ir al hospital. Según le había dicho la enfermera que cuidaba de Maruo la noche anterior, Ishiki debería estar reposando tras la cirugía aquella misma mañana. Pero como se trataba del último día de clases antes de las vacaciones de verano, Yukiko no podía darse el lujo de ausentarse.

    Al llegar a la zapatera se cambió el calzado, guardando sus mocasines en el pequeño armario. Seguidamente subió por la escalera hacia los pisos superiores, dirigiéndose al salón de clases. Tras entrar al aula y sentarse en su pupitre, esperó en silencio a que llegara Kuroe. Durante algunos minutos siguió dándole vueltas a todo aquel asunto de la magia en su mente, sintiéndose estúpida por siquiera habérselo tomado en serio.

    Al abrirse la puerta corrediza salió de su ensimismamiento.

    Aunque, para su sorpresa--y la de sus compañeros--quien había entrado no era Kuroe.

    Era un hombre bastante alto, de complexión atlética. Su cabello anaranjado oscuro estaba atado en una cola de caballo detrás de su cabeza. Algunas de las chicas de la clase se ruborizaron, ya que el hombre era muy bien parecido.

    - Muy buenos días, alumnos. Mi nombre es Shigoku Hiyama, y seré su tutor suplente el día de hoy.

    >> Es probable que ya hayan escuchado los rumores, pero su maestra, Kōrihi-san, está en el hospital en este momento. ¡No vayan a preocuparse! Sólo está cuidando de un familiar que tuvo una cirugía recientemente. Pese a que será un corto período de tiempo, espero que podamos llevarnos bien este último día de clases.

    Para el momento en que Hiyama había acabado de decir lo del familiar de Kuroe, un estallido de murmullos se hizo oír en el aula. De inmediato supusieron que aquel familiar se trataba de Ishiki, ya que estaba ausente. Pero al ver que Maruo también había faltado, empezaron a teorizar que quizás se habían peleado, y que Ishiki había recibido una paliza tal que requería ser operado.

    Yukiko hizo caso omiso a los rumores. Se sentía bastante mal por Kuroe, ya que no había pensado nada en ella. "Debe sentirse incluso peor que yo... Después de todo Kishi-kun es su hermano..."

    "Espero que siga en el hospital para cuando acaben las clases. Así podré al menos acompañarla..."

    La clase ya había empezado, pero la mente de Yukiko no podía estar más alejada de todo aquello. Habían ocurrido tantas cosas extrañas en tan poco tiempo que le costaba asimilarlo todo.

    "Primero los asesinatos a Usuarios de Habilidades... Luego Kishi-kun siendo buscado por Anti-Skill y Judgment. Después todo este asunto sobre el Level Upper, aunque no me quejo. Y por último mi secuestro..."

    "No me había dado cuenta, pero esta ciudad tiene la mejor seguridad del mundo, a nivel tecnológico."

    "¿Pero por qué siento que, con cada día que pasa, nuevos peligros acechan...?"

    Súbitamente, Yukiko notó que todos estaban tomando notas de la clase, por lo que se apresuró a sacar su cuaderno y su lápiz e intentó ponerse al tanto de lo que ocurría.

    Para la tarde, las clases finalmente habían acabado. Oficialmente estaba de vacaciones, gracias a que sus calificaciones eran bastante buenas. Sin embargo, dudaba de que Kuroe siguiera en el hospital. Ya el sol estaba cerca de ponerse. Bajo el cielo rojizo, Yukiko se dirigió hacia el hospital de todos modos. ¿Ishiki estaría despierto? Porque de ser así, se lanzaría a abrazarlo. ¡Ah! Pero no sería adecuado... Después de todo había sido operado hace poco.

    Mientras caminaba, pasó por el complejo de apartamentos donde Ishiki vivía. Siempre se había preguntado por qué Kuroe le había conseguido aquel apartamento específicamente, ya que estaban mucho más cerca de cierta preparatoria*. Parecían estar vacíos, aunque tenía sentido. Los estudiantes seguro estaban celebrando la salida a vacaciones. No obstante, un destello repentino captó su atención.

    Fuego.

    "¡¿Un incendio?!", fue lo primero que pensó, aunque luego pudo reconocer dos figuras en uno de los pasillos, en el séptimo piso. No, eran tres figuras. Entornando sus ojos, la chica centró su atención en ellas, para luego soltar un grito ahogado.

    Una de las figuras, un chico alto de cabello rojo, ataviado completamente de negro, parecía hablar con otro chico, más bajo y de cabello puntiagudo.

    Pero lo que la hizo ahogar aquel grito no era ninguno de ellos, sino la tercera figura, en medio de los chicos. Una especie de criatura humanoide, altísima y hecha en su totalidad de fuego y magma, la cual se lanzó sobre el chico de cabello puntiagudo.

    Yukiko salió corriendo de allí. Sacó su teléfono móvil, pero recordó que no tenía batería. Le costaba pensar. ¿Qué carajos había sido aquella cosa? ¿Un demonio? No, no, no. Era imposible. Debía de ser el resultado de alguna habilidad, ¿no?

    "¡Carajo, carajo, carajo, ¡carajo! ¡¿Qué era esa cosa?!", no paraba de preguntarse a sí misma. Sabía que lo prudente sería avisar a Anti-Skill, o a Judgment, pero simplemente no quería desviarse.

    Debía asegurarse de que Ishiki estuviera bien.

    "¿Por qué el fuego parece perseguirnos?", pensó, con el corazón encogido debido al terror.

Toaru Kagaku no Magician; Volumen 02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora