- OHFTIOPMTS...
(Oh, Fuego Sagrado que es omnipotente, protégeme a mí, Tu servidora...).
- ¿Q-Qué dices--? -preguntó Naru justo antes de ser golpeada por la repentina ola de calor. Su armadura de papel logró evitar que saliera herida, pero fue lanzada aún así con una fuerza tremenda, causada por la repentina sublimación del hielo de Ishiki por las llamaradas de su compañera.
- FTEFTDTTC.
(... de las flamas de este enemigo que desafía Tus Diez Mandamientos).
De la espalda de Charlotte provino el rugido de las llamas, extendiéndose a más de tres metros de ella, como un par de alas ígneas.
- ¡A-Ayúdame, Leader! -chilló Naru, intentando levantarse. No obstante, el miedo la tenía paralizada. Nunca había visto algo como aquello.
- ATPOCFTTA...
(Como la profeta de Camael de los Diez Arcángeles...).
"¡¿Acaso su Personal Reality está relacionada con alguna criatura de fantasía?!", pensó Leader al ver las alas de la chica. ¿Quizás serían inspiradas en un ave fénix?
- ¡Yakkun, protégela!
La chica que llevaba la gorra apartó su mirada de la escena. Asintiendo ante la orden de su líder, tomó el recipiente metálico que colgaba de su cinturón y dos jeringas con químicos (diisocianato de difenilmetano y polimetileno polifenil isocianato, respectivamente). Con rapidez, comenzó a inyectar el contenido de éstas en el recipiente metálico.
- ¡IAFTPTFTDTWAATSW!
(... ¡pido por Tu poder, Tus flamas, para destruir a aquellos que actúan en contra de Tu sagrada voluntad!)
En cuanto Charlotte acabó de recitar, alzó su mano derecha, en donde las flamas se acumulaban hasta formar una espada de fuego blanco, de más de diez mil grados Celsius. Blandiendo su espada, se dispuso a cortar en dos a Naru, con todo y su traje.
Yakkun se apresuraba con su mezcla, inyectando otras dos jeringas en el recipiente, esta vez conteniendo nitrógeno y tetrafluoroetano. El líquido dentro del recipiente se había vuelto marrón, y como si esa fuera la señal, la chica arrojó el objeto metálico al campo de batalla, como si de una granada se tratara.
El recipiente metálico rebotó en el suelo como una pelota, y cayó entre la maga y la inmóvil chica con armadura de papel. De las pequeñas válvulas en el recipiente salió muchísimo gas blanquecino, como un aerosol. Rápidamente dicho gas se solidificó, creando una barrera gigantesca con la intención de proteger a Naru.
"Chicas ilusas. Una vulgar barrera no podrá contra mi Espada de Camael", pensó Charlotte, realizando un movimiento vertical hacia abajo, con la intención de cortar la barrera y a la chica que protegía de un solo golpe.
Y sin embargo, la espada no pudo atravesar la barrera. Ni Ishiki ni Charlotte tenían idea de por qué, si el poder de la magia era notablemente más amplio que el de la ciencia, la barrera química pudo detener una flagrante espada sagrada.
Ishiki estaba a punto de exclamar en voz alta, preguntándose por qué la magia de Charlotte había fallado, cuando la chica se llevó una mano a la nuca rápidamente.
Entonces, la extranjera soltó un grito desgarrador.
Era imposible, tanto para las Scavenger como para Ishiki, el saber qué había detonado aquel alarido por parte de Charlotte. Era como si, repentinamente, la chica estuviera siendo horriblemente torturada, como si un inmenso dolor inimaginable recorriera cada fibra de su sistema nervioso.
Y, en cierto modo, así era.
Uno de los secretos que la chica había prometido guardar era algo que había ocurrido hacía algunas noches, poco después del fracaso en las negociaciones de su hermana con Deus Custodes...
Charlotte sentía su mente ponerse en blanco, como cuando la señal de una radio se disipa al pasar por un túnel. Oía las voces y exclamaciones a su alrededor, pero no era capaz de identificar en dónde terminaban las voces de aquellas chicas y empezaba la voz de su compañero.
Conforme su voz se quebraba, ahogando su propio grito hasta que éste fuera inaudible, la chica se tambaleó y, como una marioneta a la cual se le cortan los hilos, cayó al suelo estrepitosamente, haciéndose un delgado e irregular corte en la frente con la caída.
- ¡CHARLOTTE! -gritó Ishiki, intentando movilizar su silla de ruedas hacia la chica. Sin embargo, dicha no se movía de su sitio. Era como si intentara deslizarse sobre aceite.
"¡M-Maldita sea!", pensó. "¿A-Acaso utilizaron una habilidad en mí mientras contenía a esa chica?".
Naru, quien se estaba levantando del suelo, parecía recuperarse de aquel susto. Poco a poco las partes dañadas de su armadura comenzaban a repararse, como si el papel que la conformaba estuviera conformado por células vivas que se reproducían para sellar las partes rotas.
- ¡Puf! Por un momento creí que de verdad iba a morir -suspiró Naru, dirigiendo su mirada hacia el puente elevado-. ¡Gracias, Yakku~n!
- ¡Acaba el trabajo, Naru! -gritó Leader-. ¡Despedázalos a ambos!
La chica en la armadura dirigió su mirada hacia Ishiki, quien sintió un escalofrío subir por su espalda ante la gélida mirada de la chica.
- Como ordenes, Leader -murmuró Naru para sí, abalanzándose sobre el chico en silla de ruedas.
Instintivamente y con dificultad, Ishiki dio una patada en el suelo. En respuesta a su habilidad, la superficie de cemento se resquebrajó violentamente, lanzando pequeños guijarros hacia Naru con una velocidad y cantidad que semejaban balas durante un fusilamiento.
"Quizás así pueda, al menos, ganar algo de tiempo... Dañar un poco esa maldita armadura...", pensó Ishiki.
No obstante, los guijarros y fragmentos de cemento quebrado jamás impactaron contra su víctima.
En realidad, aquellos veloces proyectiles no estuvieron siquiera cerca de dar en el blanco.
Llegando con un timing perfecto, casi planificado con antelación, una persona más apareció desde uno de los callejones laterales.
La chica, de cabello corto y claro, fue quien recibió la mayor cantidad de aquellas balas de piedra, manteniéndose inmutable.
Sin embargo, en lugar atravesarla de lado a lado, o incluso despedazarla como a una figura de papel en la lluvia, los proyectiles fueron repelidos en múltiples direcciones. La redirección violenta de aquellas balas de piedra duplicó la velocidad original a la que fueron disparados, por lo que, seguidos por una agresiva onda de choque, muchos cristales de los edificios abandonados circundantes se quebraron.
Ishiki apenas tuvo tiempo de crear un muro de piedra para protegerse de su propia lluvia de balas, por lo que algunas de ellas lograron darle en los brazos y hombros, y algunas incluso llegaron a doblar los marcos metálicos de su silla de ruedas.
- ¡¿Q-Qué haces aquí?! -gritó Naru, visiblemente furiosa por haber sido interrumpida nuevamente en su ataque. La chica parecía no tener idea de lo cerca que estuvo de tener su armadura nuevamente destruida.
La chica que acababa de llegar no respondió. Se quedó mirando el muro de piedra que había creado Ishiki por unos segundos antes de que éste lo hiciera caer. El chico, sosteniéndose con las manos las partes que habían sido alcanzadas por la lluvia de piedra, quedó atónito al ver de quién se trataba aquella persona que había irrumpido en el campo de batalla.
Aquella alta figura, cabello corto y claro, de tonalidad plateada, eran imperdibles.
- ¡¿S-Suzuka?! -exclamó Ishiki, sonriendo con alivio.
Estaban salvados. Finalmente Maruo había podido contactar con Judgment.
Sin embargo...
¿Por qué Suzuka, cuya personalidad metódica y estricta no le permitiría trabajar saltándose las leyes, no llevaba la bandana verde en su brazo?
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Toaru Kagaku no Magician; Volumen 02
FanficLas Carroñeras y la Segunda Railgun. Level_Upper_And_Two_Mages. Ciudad Academia. Una urbe que se adelantó treinta años con respecto al resto del mundo gracias a su tecnología y avances científicos. Un lugar donde los estudiantes se esfuerzan día tra...