✧MARILYN!
XV.Te necesito.
DESDE que conocí a John, jamás nos reuníamos en el mismo sitio. La complicidad de los empleados, y su confiabilidad podría ser tan frágil que tan sólo un llamadito a los medios, podría quebrantar la reputación-casi-intachable de Kennedy. Por ende, los moteles lujosos, o poco llamativos pero cómodos eran su fuerte. Y éste, no era la excepción;
La entrada atravesaba un bar enorme con muchas personas, pero en vez de cautivar la atención de muchos desconocidos que reconocerían de inmediato al señor Kennedy, prefirió entrar por detrás y caminar por un extenso pasillo de alfombras bordó y paredes marrón claro. Aparentemente, todo estaba extremadamente planeado.
—Gracias, mi querido amigo—sonrió John a modo de saludo hacia el chófer, el cual asintió y se marchó sin dar demasiados preámbulos. El mayor, cerró la puerta enterrando sus ojos a mí;—Cuéntame querida;—inició mientras cruzaba la habitación hasta una mesita donde descansaba una botella de whiskey y dos vasitos.—¿Te gusta tu hogar?—preguntó, mientras le daba dos palmadas a su regazo de manera suave, demostrándome indirectamente que me quería sobre él.
—Oh si, disfruto mucho del barrio.—sonreí sentándome incómoda en aquél sitio. Su pantalón de más de cinco mil dólares no tenía ni una sola arruga. Apoyó la espalda en el respaldar de la silla, y respiró hondo.
Yo abrí la botella y serví en ambos vasos, le extendí uno y bebí hasta el fondo. Necesitaba coraje.
—Oh cariño, a los hombres no nos gustan las alcohólicas—sonrió y yo imité el gesto.
—Lo lamento, aún estoy algo tímida—Confesé, diciendo la mitad de la verdad.
—Bueno cariño, no tienes de que preocuparte—sonrió desabrochando los botones de mi blusa.—Y retomando el tema... Tú eres consciente que una dama de tu posición merece un sitio mejor en el que vivir, ¿No?
Antes de responder, mi blusa caía por completo dejándome al descubierto. Él me miraba con hambre, como si fuese a devorarme. Yo tragué grueso.
—Cariño, eres un trofeo—murmuraba contra la piel de mi brazo, y sobre mi espalda;—mereces mejores condiciones—sonrió, y comenzó a besarme.
[...]
JOHN se vestía con rapidez tras dejar su olor impregnadas en las sábanas temporales del motel. Oía la ropa deslizándose por su piel rápidamente, pero ninguno de los dos había hecho ningún comentario, si quiera nos mirábamos. Él me había hecho daño, y lo sabía.
"—Oh niña, no llores... ¿Te he hecho daño, verdad? Pero no te preocupes, pronto se sentirá bien... Además, dime—hizo una pausa entre jadeos mientras espesas lágrimas tibias me ocupaban el rostro;—¿No es éste el precio más justo, por todo lo que obtendrás?—."