✧TUPAC!
XI.Licores y lamentos.
HABÍAMOS llegado a una pequeña fiesta hace menos de dos horas, mi cabeza divagaba entre la música, el humo de la marihuana y las personas bailando. Me encontraba sentado en un cómodo sillón marrón sin camiseta, una chica acariciaba mis tatuajes con segundas intenciones y yo sólo reía, porque ésa noche estaba fingiendo pasarla bien por fuera, pero por dentro, mi cabeza estaba a mil.
Zoey me miró con una mueca de disgusto, no recordaba que había pasado entre nosotros, sólo que nos queríamos. Yo no podía concentrarme en lo que pasaba a mi alrededor, pues mi cabeza daba vueltas en sólo una cosa, una persona, una rubia de sonrisa brillante y alma leal. Le había fallado, ¿Ella podrá perdonarme? ¿Yo podré perdonarme? Ella había estado hace mucho tiempo a mi lado, en una amistad sana y encantadora, donde sobraba cariño, pero yo era cobarde, había sido cobarde con ella. No podía ir a pedirle disculpas, sería egoísta de mi parte y ya no quería hacerle daño.
Pero no comprendía porqué todo pasó tan rápido, porqué ella llamó la atención de Kennedy tan fácil, siendo que no era la primera mujer con la que intentábamos investigarlo. Aunque por supuesto, ¿Cómo iba a tener perfil bajo una mujer tan hermosa? ¿Tan simpática?
Habíamos sido uno, pero no en un sentido romántico... Habíamos tenido almas iguales, quizás la mía más compleja y llena de maldad, quizás la suya mas noble o tranquila. Pero conectábamos de una forma en la que las horas a su lado parecían segundos.
Estaba transpirando, el calor de tantas personas juntas, la droga, el alcohol me tenían enloquecido. Me levanté intentando ser amable con la mujer que tenía arriba. Desaparecí entre las personas y el humo, dejando todo atrás para después de golpear personas accidentalmente, me metí en el baño. Mojé mis manos y refresqué mi rostro, me miré en el espejo, tenía los ojos terriblemente rojos. Pero pensaba en ella, hasta cuando no podía pensar.
-¿¡Shakur!?-dijeron golpeando la puerta fuertemente y rodé los ojos con molestia. Abrí encontrándome con uno de mis amigos con una mueca de gracia en su rostro.-¿No pensabas compartir?-Dijo riendo y buscando la droga inexistente.
-No hay drogas hermano, me siento terriblemente mal.-Suspiré.
-Pues perfecto;-se encogió de hombros haciéndome mirarlo con confusión.-Tengo que ir a buscar unas cosas, acompáñame y tomas aire en el camino. No me dejes solo hermano, ¡Ninguno quiere venir!
Reí con ironía mientras negaba y me enderecé ya que me encontraba apoyado en el lavabo. Apagué la luz y cerré la puerta volviendo al pasillo donde habían múltiples parejas y personas que me apretaban al pasar, busqué mi camiseta y me la puse en el hombro caminando con el torso desnudo hasta afuera, donde el frío de una noche helada me envolvió, pero lejos de molestarme, me sentí más tranquilo.
Caminamos en silencio por la acera tras atravesar el jardín delantero que estaba lleno de personas ebrias, fui al lado de mi compañero mientras bebía una botella de vodka que encontré junto a mi camiseta. Buscaba sentirme mejor en los licores y lejos de hacerlo, me sentía cada vez peor.
Jason-mi amigo-se detuvo en una casa tras pedirme que espere en las escaleras, tocó dos veces la puerta y lo hicieron entrar. Me encontraba completamente desorientado en aquél lugar, o quizás, hasta me sentiría así en mi propia casa. Estaba demasiado ebrio y drogado como para pensar con claridad, hasta que reconocí el coche del chófer de Kennedy, y saliendo de él, a la rubia. Sonreía para el interior y decía algunas palabras que no pude comprender por la lejanía, cerró la puerta y su mirada se encontró con la mía. Su sonrisa se borró y entró a su casa, dejándome allí, con una incertidumbre de qué había pasado. El coche se fue y ella salió minutos después con una manta.
-¡Estás demente Shakur!-rodó los ojos mientras cruzaba la calle con furia, sus zapatos resonaban fuertemente contra el suelo.-¡Oh no!-dijo molesta mirando mi botella-Ésto lo explica todo, me alegra saber que no has perdido la cabeza, sólo tus cinco sentidos.-Se quejó mientras me ayudaba a levantar y su voz, aunque se notara la furia en la misma, me daba paz. Sonreí.-Luego me explicas qué se te hace tan gracioso, eh.
Caminamos hasta la puerta de su casa luego de que me envolvió con la frazada, miré con gracia su rostro de clara molestia mientras ella abría la puerta y me empujaba dentro. Lamentaba haber dejado así a mi amigo, pero tenía asuntos más urgentes.
-¡Suelta ésa porquería!-dijo quitándome la botella y poniéndola en el centro de la mesa, me dejó en el sofá con suavidad y se sacó el abrigo ya que su casa se encontraba más cálida que el exterior.
-Lo siento Jeane-dije sin pensar y su cara se relajó dándome una muestra de sorpresa, aquellas palabras habían surgido sin ningún esfuerzo. No sabía que hacer o qué decir frente a ella, había perdido la cabeza.
-Sigo molesta Shakur, pero no quita que siga preocupándome por ti.-Sonrió con dulzura y se sentó a mi lado, acariciando mi mejilla.
Afuera comenzó a llover demasiado y ella observó las gotas por la ventana, vi el reflejo del cielo en sus ojos y me sentí aún más culpable.-No te mereces nada de lo que te he hecho Jeane.
Ella me miró;-¿Qué me has hecho?-preguntó.
Negué con la cabeza en silencio;-Discúlpame, estoy arrepentido.-Balbuceé.
-¿Qué es lo que sucede Tupac?-preguntó arqueando la ceja.
Miré el suelo, porque no era capaz de perderme en el azul de sus ojos. La quería, éramos amigos hace tanto tiempo que no quería hacerle daño. Era más que obvio que la quería, pero no estaba seguro de si sabía cómo querer a alguien.
-Es que te he metido con Kennedy, no eres la primera. Las otras mujeres desaparecieron, nunca habían llegado tan lejos como tú...-Sonreí de lado con tristeza.-Es que realmente eres una mujer hermosa y ninguna había llamado tanto la atención como lo haces tú.-Reí con ironía.-Pero ahora me aterra que Kennedy te descubra, que desaparezcas.-La miré con culpa y sus ojos demostraban decepción, y una clara mueca de confusión.
-Me has metido en ésto donde pueden matarme, ¿Y no has sido capaz de decirlo antes?-preguntó negando con la cabeza.-¿Porqué quieren investigarlo?-preguntó.
-Ha sido una porquería siempre.-Suspiré.-Quieren eliminar el barrio porque no le gusta que seamos negros a su clase alta, ellos planean eliminarnos y nosotros pues queríamos investigarlo para encontrar sus trapos sucios.-Negué con la cabeza-Quizás si encontrábamos algo podíamos hacerlo público, que la gente de la ciudad lo odie y no voten a su idea de quitarnos todo.-Mis ojos se aguaron.
-¿Sabes qué es lo peor de todo ésto?-preguntó luego de unos segundos y la miré.-Que si me hubieses dicho la verdad desde un principio, igual me hubiese quedado contigo, igual te hubiese apoyado.-Dijo notablemente triste.
-Lo siento Jeane, realmente eres importante para mí.-Confesé.
Ella sonrió con tristeza, y aunque la entendí, no pude evitar que su silencio me dolió cuando pronuncié aquellas palabras.
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Ésta historia me recuerda a alguien que aún me duele. Se me hace un poco difícil escribirla. Perdón si tardo mucho