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✧TUPAC!VIII

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TUPAC!
VIII.Sólo es una perra más.

✨ Dedicado a
HomerElMerooMeroo

       LLEVABA una madrugada completa intentando sacarme la amargura del pecho, como si supiese que algo estaba mal y debía cambiarlo, pero no podía.
No quería caer en el típico cliché de "siempre había estado mal pero con ella era diferente" Pues no, no era así. Ella era una más de las que generaba angustia en mi garganta, como todas las demás.

Me encontraba en la mitad de la nada, las llamas consumían el cuerpo muerto de algún pandillero demasiado joven, que había muerto por sus hermanos y olvidado que debía vivir por su familia. Suspiré pensativo, preguntándome si alguna vez iba a ser yo, si algún día mi cuerpo quedaría reducido en cenizas. Pero no podía vivir con miedo, había elegido ésta vida, y no se salía más.

—¿Quién?—preguntó Matthew abrazándose a su campera de Jean.

Me encogí de hombros y tras darle una calada al cigarrillo, lo tiré al fuego.—Otro más.—Dije mientras exhalaba el humo.

Él suspiró—Parecía un niño.—Dijo mirando las pertenencias que le había sacado.

—Un niño de veinte años y sediento de sangre.—Lo miré—Intentó matarme hermano, sabes como son éstas cosas.

—Por supuesto que sí—dijo tomando el documento del muerto.—Lo sé.

Me miró por un segundo, tiró la documentación sin mirarla, puso una mano sobre mi hombro y me miró—¿Qué te pasa hermano?

Me encogí de hombros pero él volvió a preguntar.—Te conozco, eres como mi hermano, sé cuando algo te atormenta.

—Estaba pensando en Jeane—lo miré y él rodó los ojos con una sonrisa.—No de esa forma—me quejé—Sólo que... Sabes que no es la primera que acercamos a los Kennedy, Trisha, Diana, Cristina, Kimberly, Lisa... Sabes que todas desaparecieron, que ninguna volvió y a veces, no sé, me siento mal.

Hermano, es la primera vez que te toca cuidar a una de éstas. Con los días aprenderás, es sólo una perra más, ¿Sabes cuántas chicas metí en ésto yo? Montones, no te encariñes. Estábamos por rendirnos y apareció esa rubia angelical para salvarnos.—Suspiró mi amigo—Tú has hecho las cosas mal desde el comienzo, debías fingir ser su amigo, no serlo realmente.—Rodó los ojos y se marchó.

Eran aproximadamente las cinco de la mañana, decidí que el fuego terminara su trabajo y le pedí a uno de nuestros peones que dejara las pertenencias del chico a alguna persona del barrio para que se las haga llegar a su familia, todo ésto, de forma anónima.

Prendí un cigarrillo mientras me adentraba a la vieja casa, en la cocina mis amigos aspiraban algunas rayas. Me tiré en el sofá a ver tv, aunque mi mirada estaba clavada en la pantalla, mi mente estaba en otro sitio.
Ya a las nueve decidí ir a ver a Sarah y a Jeane por información, quería fingir que estaba todo bien pero no me salía, yo no estaba bien y lo sabía.

Luego de subirme al coche y poner una estación de radio aleatoria, conduje por las apagadas calles de la ciudad. La mayoría estaba trabajando y la otra parte de los ciudadanos, tenía una resaca infernal digna de un buen fin de semana.

Bajé del coche cuando llegué a mi destino y entré a la tienda, Sarah estaba con algunos clientes y me hizo un gesto para que entre al cuarto de al lado, donde descansaban los "empleados" (Que solamente era ella y Jeane).

La rubia estaba sentada en una silla con las piernas cruzadas leyendo cartas con sobres de colores. Tenía una camisa de seda rosada y una pollera tubo del mismo color. Me gustaba su cuerpo, parecía que había sido esculpido por el mismísimo Dios.

—¿Qué haces?—pregunté apoyando mis nudillos en la mesa mientras la miraba esperando una respuesta.

—Buenos días, Shakur—me miró obvia con una sonrisa alegre—estaba leyendo tarjetas, sorpresivamente anoche los impresioné a todos—sonrió y aunque imité el gesto, me moría de pena;—Me invitaron a sesiones fotográficas, más fiestas, a tomar el té, algunas citas y unas entrevistas de televisión.—Aclaró su garganta y volvió a hablar;—pero por supuesto que no iré a un show, soy muy nueva, podría arruinarlo en segundos.

Me senté a su lado;—Yo creo que puedes lograrlo, pero mejor deberías intentarlo cuando estés más avanzada.

—¿No estás orgulloso de mí?—preguntó con los ojos iluminados y la sonrisa brillante;—Dios, lo logré.

Sonreí, ya que su emoción era contagiosa—Si Jeane, lo lograste.

La puerta se abrió y apareció Sarah con una expresión nerviosa.—Marilyn,te están esperando. Quieren hablar contigo.

La miré confuso y ella me miró del mismo modo. Se puso de pié, alisó su falda con sus manos y fue, acompañada de mí, al salón donde se atendían a los clientes.

Un hombre de traje la miró de arriba abajo, y luego a mí, me dio una mirada llena de asco y racismo para después clavar la mirada en la chica blanca.—Señorita Monroe, buenos días.—Estrechó su mano y Jeane la recibió gustosa—Me gustaría que me acompañe.

—¿Acompañarle a dónde?—pregunté a la defensiva y Sarah me miró perpleja.

—Venga conmigo señorita Monroe—me ignoró por completo y ella, tras mirarnos a ambos, tomó su saco.

—Volveré pronto probablemente—sonrió—Disculpa que me largue del trabajo, parece... urgente.

Sarah asintió y ambos nos miramos con duda, seguí la figura de ambas personas hasta que se subieron al auto y desaparecieron por la carretera.

Sarah asintió y ambos nos miramos con duda, seguí la figura de ambas personas hasta que se subieron al auto y desaparecieron por la carretera

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un capítulo re intenso
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«Brillar» Monroe×TupacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora