✧MARILYN!
II.Algo mejor.—ESTÁN dementes—exclamé saliendo del cobertizo, caminando con dificultad dado que el césped y la tierra se hundían bajo mis zapatos. El agua de la lluvia había empeorado el suelo. Tupac me seguía, lo sabía pero solamente podía pensar que ellos estaban enloqueciendo, era una demencia querer engañar a un presidente, o peor, a un millonario.
—¡Jeane espera!—pidió corriendo tras de mí pero no me detuve, no hasta que me tomó del brazo y tiró de mí.—Jeane, déjame hablar.—Suspiró, yo sentía que estaba por explotar de furia, estaban jugando con fuego.
—¿Estás demente Shakur?—pregunté de mala manera—No sé porqué lo haces, pero sé que estás enloqueciendo, porque nadie se mete con los ricos por algo.
—Jeane, espera—pidió—escúchame.—Lo miré escaneando sus facciones, mientras me mordía el interior de la mejilla, me encontraba cruzada de brazos y un leve diluvio nos humedecía la piel. El chico tenía ambas manos sobre cada uno de mis brazos y me miraba atentamente.—No es por maldad, ni siquiera por envidia. Mi madre trabajó como cocinera para los Kennedy por años, siempre supo que había algo raro, los investigamos y sí, ellos tienen algo sucio. Pero cariño, no podremos saberlo si no nos ayudas, conseguiremos dinero y nos iremos a Hollywood para que puedas ser actriz, o para que podamos hacer lo que queramos. Jeane, te prometo que estarás a salvo. Es nuestra única chance de conseguir dinero haciendo algo bueno, ambos somos pobres y casi no tenemos chances—Sus ojos me miraban fijamente y su piercing dorado destacaba en su piel negra.—Jeane, inténtalo. Si no te gusta, te largas.
—¿Cuánto tiempo sería?—pregunté y él cambió su postura a una más derecha.
—No lo sabemos, pero necesito que lo pienses—pidió—tienes hasta el viernes, es el momento perfecto para introducirte en su vida. Eres preciosa Jeane, él caería en segundos.
Lo miré dudosa y suspiró.—Piénsalo, ¿Sí?—pidió y asentí.
—Me iré, creo que tienen cosas de las que hablar—avisé y él me miró confuso.—No es necesario que me lleves, iré sola.
Asintió, y bajo una capa brillante de agua, lo saludé para después darme la vuelta y emprender mi viaje hasta la parada de buses. Era pleno día, calculaba las doce del mediodía, pero el sol se veía tapado por nubes lluviosas que comenzarían a mojar todo a su paso dentro de poco. Apuré el ritmo de mi caminar para llegar a la parada lo más pronto posible. Habían unas niñas jugando a saltar la cuerda en la acera y del otro lado algunos niños de mayor edad pateaban una pelota, pasé junto a ellos ganándome las miradas de pubertos hormonales y niñas que probablemente se comprarían a mí toda su adolescencia por su cara de tristeza.
Llegué a la parada del bus, la casilla metálica tenía una mujer de color con canas y un hombre que se vestía con ropa vieja. Ambos me miraron por un momento y luego se volvieron a sus pensamientos. El bus no tardó mucho en llegar, estaba medianamente lleno, pero conseguí un asiento con facilidad. Me senté sola, junto a la ventana en el fondo. Comenzó a llover unos minutos después y mientras miraba las gotas correr por mi ventana, pensaba si éste era el modo de vida que quería para siempre. Viajar en buses, la falta de dinero y no poder darme caprichos con frecuencia eran cosas que sabía que no quería, pero jugar con la mente de un presidente era algo grave.
Minutos después me bajé del bus, caminé hasta mi casa y en el camino me mojé entera. Me detuve para quitarme los zapatos y correr por la acera, abrí la puerta de madera color celeste gastado con rapidez y la cerré tras de mí, subí los escalones corriendo hasta llegar a mi departamento y cuando por fin llegué, lo único en lo que pensaba era en tomar un baño caliente y dormir. Quité mi ropa con delicadeza de no romperla, y juego me metí en la bañera con agua caliente, tan caliente que mi piel se volvía rojiza.
Salí pensativa, aquellas confesiones por parte del chico no me permitirían estar tranquila hasta tomar una decisión, quizás nunca estaría tranquila, ¿Y si me equivocaba?Sequé cada centímetro de mi piel y me tire en la cama, ausente de ropa, agobiada de ideas confusas. Prendí un cigarrillo, envuelta en las sábanas blancas que tenían el perfume de mi mejor amigo.
Éramos amigos, nos teníamos cariño aunque no lo demostráramos, no podía dejarlo sólo con algo demasiado arriesgado, si él me había involucrado era porque yo tenía relevancia en su vida. Pero no sólo lo haría por él, si no por la mancha de humedad que tenía el techo, demostrándome que era necesario jugársela, sobre todo si el premio era algo mejor.•••
q buena trama toy orguiosa