XV

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Una típica noche de viernes, Queen había dado una presentación en un club nocturno llamado Holly's.

Ahí entre la multitud estaban Lee, junto a Mary y algunos amigos más de la banda apoyándolos como de costumbre.

Al finalizar la presentación de unos cinco temas que les gustó demasiado al público, guardaron sus cosas para poder seguir disfrutando de la noche en el bar y beber algunos tragos entre amigos.

Lee salió a ayudarlos a guardar algunas cosas, y los demás entraron dejando al par solo en el estacionamiento antes de volver a entrar al club.

– Estuvieron increíbles, como siempre. – lo alentó sonriente. John sonrió algo tímido mientras cerraba la puerta de la camioneta.

– Gracias, hemos practicado bastante ésta semana porque no teníamos mucho para estudiar. – explicó sonriente. 

– ¿Cómo has estado? – preguntó mirándolo. Aquella noche vestía con sus típicos jeans de campana color negro, y una chaqueta brillosa. Su cabello suelto estaba igual de sedoso y ondulado que siempre.

– Bien, no hay muchas novedades. – rió. – ¿Tú? ¿Todo bien con la uni? ¿Calculo está complicado?

– Me están dando demasiado, por eso quise venir hoy a distraerme un poco. – rió, y camino unos pasos acercándose a él. – Y cálculo está complicado, pero intentaré arreglármelas.

– Puedo darte particular si necesitas Lee... – sugirió amablemente. Lee sabía que no había ninguna doble intención en sus palabras.

Lee lo miró apenada. Lo extrañaba, después de aquella charla él ya no pasaba a saludarla por el trabajo, y no la llevaba hasta la universidad, y no llamaba para hacer algo un domingo por la tarde. Sólo había pasado algo de una semana pero para ella ya había sido una eternidad. Por primera vez en su vida comenzaba a replantearse sus ideales.

– Te extraño John... – confesó apenada. John se incomodó un poco y miró hacia el horizonte. El también la extrañaba, y había sido difícil no buscarla como de costumbre, y no juguetear con ella o molestarla, o simplemente verla. Pero él debía respetar sus elecciones, ella no quería nada serio. No quería dejarse llevar por sus sentimientos.

– Lee, no hagas ésto por favor. – le pidió sin mucha fuerza de voluntad. Lee se acercó más a él y levantó una mano hasta su mejilla, buscando sus ojos verdes con la mirada.

No aguantó más y lo atrajo hacia sí para besarlo. Un beso al que John no se resistió, por más que ella ya había hecho una elección, sus sentimientos por Lee eran más fuertes y no podía evitar corresponderle un deseado beso.

– Lee... – Murmuró en sus labios y se separó un poco, aún teniéndola por la cintura. – ¿A qué viniste? – preguntó algo apenado.

– No puedo dejar de pensar en ti. No sé que me está pasando... – suspiró. – ¿No podemos seguir como estábamos? ¿Por qué ya no me hablas ni llamas?

– Porque respeto tu decisión. No voy a intimidarte si no quieres absolutamente nada conmigo.

– Jamás dije eso. Solo dije que no me gustaba perder el control cuando me involucraba con una persona... Y dije que no sé que tan bueno sería que tú me gustes. Pero es cierto, me gustas. – suspiró, y esta vez llevó sus dedos a la nuca de John, enredando sus dedos en su largo cabello castaño.

– ¿Por qué tienes que hacer ésto? No juegues conmigo... – musitó apenado.

– ¡No estoy jugando contigo! – exclamó. – No digas eso, John.

The Miracle | John DeaconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora