XXVI

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Dos semanas se había cumplido en Ridge Farm.

Los hermanos Andrews habían venido unos dos días para ver cómo iba todo, y los muchachos habían comenzado a grabar el disco junto al productor y sonidista Henry Millers.

Las cosas marchaban bien, ensayaban y experimentaban con las canciones nuevas que habían escrito. Cambiaban trozos de canción, añadían sonidos nuevos, grababan coros y experimentaban con sonidos inusuales. El trabajo en el estudio era de lo más divertido.

Pero no todo era color de rosa. Solían pelear a menudo, sobre todo Freddie y Roger, o Roger y Brian, o los tres juntos. Discutían sobre el ritmo, discutían sobre los agudos, discutían sobre los coros, discutían sobre los cambios repentinos de Freddie, discutían sobre el malhumor de Roger en las mañanas, discutían del perfeccionismo de Brian, etcétera.
Pero el que nunca discutía era John, el siempre estaba en su mundo o no se metía en absoluto en las tontas peleas de los demás. Pero cuando llegaba a un punto en el que le cansaba aquella situación, los mandaba a callar y ordenaba que siguieran ensayando. Parecía funcionar porque las pocas veces en que John se hacía oír tenía una voz tan fuerte como los demás, y todos le hacían caso.

Por otro lado, las chicas también se las arreglaban para pasarla bien.
Dominique había pasado la primer semana acompañando a Roger, pero ahora ya había vuelto porque ella tenía que trabajar en una tienda de belleza, y solo viajaba los fines de semana puesto que Londres estaba a tan solo una hora y media, o algo más.

Chrissie amaba la cocina, era algo que se le daba espectacular. Y todos los días se entretenía haciendo las comidas principales, horneando pan caliente por la mañana y leyendo libros de cocina. También le gustaba mucho la poesía romántica, amaba leer y era algo que compartían con Lee. Compartían varias tardes juntas en los verdes prados de Sussex, Chrissie leyendo y Lee estudiando en la paz y tranquilidad del lugar.

Mary por su lado también había renunciado a su trabajo al igual que Lee, ella era una de las que había aceptado quedarse fijo junto a Freddie lo que dure la grabación del álbum. Mary, por su lado le encantaba el diseño y confección de ropa.
Leía revistas de moda y de confección, se había llevado su antigua máquina de coser y solía hacer arreglos de la ropa de los chicos, confeccionaba exóticos trajes para Freddie, vestidos para ella, conjuntos de traje para las demás chicas de la casa, y los más bonitos delantales de cocina para Chrissie.

Y por último Lee, estaba sumida en sus estudios. Aprovechaba gran parte de la mañana y de la tarde para estudiar en la cocina cuando ya nadie necesitaba comer en la mesa.
También le gustaba estudiar sentada en el pasto con una manta, oyendo el sonido de la brisa mover las hojas de los árboles.
De vez en cuando se tomaba descansos para leer algo de gusto propio, como Edgar Allan Poe (aunque a la noche le cause pesadillas). Y también aprovechaba a hacer las mejores tomas de la banda con la cámara. No quería llenarse de fotos, por eso la dejaba para ocasiones importantes pero aún así siempre andaba con la cámara de John en el cuello, por si alguna gran foto surgía.
Como aquella vez en que los chicos ensayaban en el estudio y experimentaban con monedas encima de un timbal (un instrumento de percusión que usaba Roger). O aquella vez que Chrissie hizo unos panecillos exquisitos y salieron de revista. O cuando Mary había hecho un exótico maquillaje a Freddie, y se veía como un modelo de París.

John también se tomaba el trabajo de fotógrafos bastante serio. Una vez hasta lo encontró tirado en el suelo para tomar una foto de Brian en el baño peinando su rizada cabellera. Ahí todos supieron que a él le encantaba la fotografía, tanto como a Lee.

Las cosas entre los dos iban mejorando cada vez más. La convivencia había sido una experiencia nueva para ambos. Sabían respetar los momentos de cada uno dándose sus respectivos espacios, y aprovechando los momentos cuando si les apetecía estar juntos. En el tema de la intimidad era algo difícil considerando que estaban todos juntos, pero de las arreglaban para salirse con la suya una que otra noche en la que la tensión sexual estaba a tope y se extrañaban un poco de más.

The Miracle | John DeaconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora