XXXIII

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La noche había caído en Ridge Farm, y los muchachos pensaron que jugar una partida de pool con algunos tragos sería una buena idea para alivianar el ambiente tenso que había quedado después de que el equipo de Freddie haya perdido, y por sobre todo : la transparencia de John.

No tenías que ser adivino para ver lo celoso que estaba por Adam, su inexpresivo rostro y sus resoplidos ante cada comentario que el amigo de Lee hacía.

– ¿John por qué no vas por unas cervezas? – preguntó Freddie mientras buscabas las bolas de pool.

John sin chistar aprovechando la situación huyó de la sala de juegos, y Lee salió tras el.

Al llegar a la cocina que estaba del otro lado del establecimiento se paró enfrente de su novio con sus brazos cruzados.

– ¿Qué? – preguntó John al ver su expresión molesta.

– ¿"Qué"? – preguntó irónica ante su pregunta. – ¿Cómo que "qué"? – al ver que no obtenía respuesta pasó una mano por su rostro irritada. – ¿Qué diablos te ocurre John?

– Nada.

– Oh, que raro de ti no queriendo confesar lo que sientes. No extendemos más está situación, ¿Quieres John? – el muchacho la miraba inexpresivo. – ¡Ahhh, odio cuando haces eso! – exclamó la rubia volteándose irritada.

– ¡¿Hacer qué?!

– ¡Eso! Hacer como que nada ocurre después de haber estado todo el día irritante, poniéndole las peores caras a mi amigo y casi asesinándolo en el tennis.

– Bien, tengo mis motivos. – se encogió de hombros.

– ¿Ah si, cuáles?

– ¡Todo! Cómo te mira, como juega contigo y como te hace reír con cualquier tontería. – se volteó pasando una mano por su largo cabello.

– ¿Pero de qué estás hablando? – preguntó desconcertada.

– ¡De eso! ¿A caso no viste como te mira? Lo sé porque yo te veo de la misma forma Lee...

– Escúchame bien. A Adam lo conocí antes que a ti, y además es uno de mis mejores amigos...

– ¡Pero aquí tienes amigos! ¡Los chicos son tus amigos, yo soy tu amigo! – exclamó John volteando nuevamente para verla a la cara.

– Estás equivocado John. Estás muy equivocado. – negó con la cabeza decepcionada. – Adam es mi amigo, te guste o no. Y que a ti te caiga mal, o inventes películas en tu cabeza es tu problema... No el mío. No cambiaré mi trato hacia él, y tú no me harás más reproches así. ¿Entendiste?

John la miró serio con las mejillas ruborizadas del enojo que sentía. Lee se fue de ahí dejándolo solo en medio de la cocina.

• • •

– ¡Mi turno! – sonrió Penny pasando al lado de Roger.

La situación estaba tensa entre Lee y John, pero por algún motivo se habían dedicado a disfrutar de aquella noche cada uno por su lado. La rubia notó que John estaba tomando de más, lo que provocó que ya esté algo ebrio al igual que los demás y ría por cualquier bobada que Freddie decía. Lo único bueno era que se había sumado a jugar al pool sin oponerse como Lee había pensado.

– Chicos, ¿Por qué no se quedan por la noche? Afuera llueve a cántaros. – sugirió Brian que estaba sentado en un sofá sosteniendo a Chrissie en sus brazos.

– Oh no se hagan problema... Podemos pagar un taxi hasta alguna residencia cerca... – comentó Adam modesto.

– Por favor, aquí hay habitaciones de sobra... Si les ocurre algo por la lluvia sería una desgracia. – sugirió Mary sonriente.

The Miracle | John DeaconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora