XXXVI

278 18 4
                                    

Efectivamente, su regla no había llegado. Lee no podía comprender qué diablos había ocurrido.

Compro dos tests de embarazo, y hecha un mar de lágrimas se los hizo después de haber sacado turno para lo más pronto posible con un doctor.

– ¿Mary? – preguntó sosteniendo el teléfono con manos temblorosas.

– ¿Lee, nena que ocurre? – preguntó a través de la línea.

Lee no respondió, pero Mary la pudo escuchar sollozar después de unos segundos.

– Lee, tranquila... Estoy aquí. ¿Quieres que vaya?

– Ven por favor...

– En cinco minutos estoy ahí, espérame.

Mary colgó y Lee cubrió su rostro hecha un mar de lágrimas. Se sorprendió que en aquella situación no haya llamado a Penny, ni a Adam... Ni Alex. Pero después de convivir tanto tiempo con las chicas, Mary también se había convertido en una gran amiga, y era mas conveniente llamarla a ella que estaba al tanto de toda la situación, y además ella la comprendería mejor que nadie.

– Vine lo más rápido que pude. – habló en el momento que Lee abrió la puerta pasados 10 minutos de la llamada. Lee no dijo nada, sino que se tiró a llorar en sus brazos.

Estuvieron así un buen rato, sentadas en el sofá, Mary acariciando la espalda de Lee mientras ésta lloraba desconsoladamente sin poder recomponerse.

– Estoy embarazada Mary... – pudo hablar después de un buen rato. Mary suspiró y cerro sus ojos, aún haciendo caricias en el pelo de su amiga.

– Lee... – suspiró una vez más, intentando buscar las palabras correctas. – Sé como te sientes, y se que debes tener miedo, y que te debes sentir muy perdida... Pero te prometo que todo se va a arreglar. Te lo prometo.

Lee solamente se quedó así, abrazada a su amiga y por el resto de la noche - que Mary por supuesto se quedó a dormir - intentaron recomponerse un poco, y Mary también intento que Lee coma algo ya que hace días se venía alimentando súper mal.

.

Por la mañana, Mary acompañó a su amiga a la cita con el doctor, y después de esperarla en la sala de espera como una hora, Lee salió con unos papeles en sus manos y con una mirada perdida.

Mary no quiso decirle nada, sino que ambas se dirigieron a su auto en silencio y se quedaron así por un buen rato sentadas, sumergidas en sus pensamientos.

– Tienes que hablar con John, Lee... – Mary rompió el silencio. Lee bajó su mirada. – ¿Que te ha dicho el doctor?

– Él... – musitó. – él ha dicho que estoy de cinco semanas... – una lágrima rodó por su mejilla nuevamente. – y que es normal que haya tenido mi menstruación y que haya dado negativo en aquellos días que me hice el test, hace un mes – explicó. – pero que aunque haya retomado la toma de píldoras anticonceptivas, el embarazo ya se había producido desde antes.

Mary la observaba en silencio y pasó una mano por su cabello.

– Lee... No puedo creerlo. – sonrió de lado con lágrimas en sus ojos. – Sea la situación que sea, estás embarazada...¿Entiendes? Hay un ser en tu pequeña pancita. – Notó que Lee no decía nada, y no subía la vista de los papeles que el doctor le había dado. – Se que quizá ahora estás muy aturdida, pero cuando caigas en cuenta de ello... Entenderás de lo que te hablo.

Suspiró y puso en marcha el auto, dándole espacio a su amiga para sacar todos los sentimientos que tenía dentro.

Lee no sabía que pensar. Se sentía culpable por estar llorando, y por tener miedo, y por no estar segura de aquella situación. ¿Pero que podía hacer al respecto? Debía contarle a John, lo antes posible. Ya no podía seguir con aquella situación ella sola.

The Miracle | John DeaconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora