XXXVIII

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Lee y John ya habían hablado con sus padres para contarles la noticia.

No había sido una situación fácil, sino lo contrario, fue muy difícil. Les costó varios días tomar la decisión y animarse a hacerlo. Sabían cómo reaccionarían, ya que ambos eran demasiado jóvenes. John tenía 23 años y Lee aún tenía 22.

Pero después del trago amargo, los padres de ambos comprendieron la situación, y por sobre todo: ya no había vuelta atrás. Serían abuelos, y a pesar de que no sea una noticia que ninguno haya estado esperando, era una verdadera bendición. Amarían a ese bebé con todo su ser.

También anunciaron la noticia a su grupo de amigos, la banda y las chicas, quienes tomaron la noticia de la mejor manera. Ninguno los juzgó ni puso mala cara al enterarse, sino que festejaron contentos y felicitaron a la pareja. Hasta comenzaron a pelearse por quiénes serían los padrinos del bebé.

Mary, que lo supo desde el primer día, estaba encantada con aquella hermosa noticia. Y le había obsequiado algo a la pareja : su primer body color verde agua con diseño de animalitos.
John y Lee no sabían cómo agradecerle el detalle, y por sobre todo haberlos apoyado desde el primer momento.

• • •

Tres semanas después, Lee ya cumplía diez semanas. Y mientras se duchaba por la mañana, no podía creer que estuviera embarazada.

Las primeras semanas había tenido algo de náuseas y mareos pero nada demasiado grave. Hoy terminaba su primer trimestre, y según había dicho su doctor el bebé ya estaba comenzando a desarrollar sus pequeños órganos que le daban vida, además de su diminuto corazón que hizo llorar de emoción a sus padres con tan solo el sonido de su latir.

Al salir de bañarse y cambiarse, comenzó a ponerse crema en el rostro y mientras se miraba al espejo notaba como el cambio hormonal la hacía lucir más radiante que de costumbre, con su rubio cabello más brilloso y su piel lisa e hidratada. Sonrió al verse conforme con su imágen.

- ¿Cariño ya estás lista? - preguntó John del otro lado de la puerta.

Últimamente había estado conviviendo en su casa, ya que tenían más espacio que en su apartamento. Y con todo el tema del bebé, aquella tarde irían en busca de una casa más o menos grande para la nueva familia que formarían los tres.

Por suerte John estaba ganando demasiado bien gracias al álbum publicado que estaba siendo un verdadero éxito, y Lee también recibía ayuda económica de sus padres, quienes se negaban a dejarla sola bajo ninguna circunstancia.

Lee salió del baño sonriendo.

- Ya estoy lista.

- Hoy te ves realmente hermosa, ¿Que te hiciste? - preguntó John sonriente abrazándola por la cintura.

- Es el embarazo, aunque no lo creas. - rieron y John comenzó a besar su cuello con ternura.

- ¿Ah si? ¿Y también provoca que tenga más ganas de ti? - preguntó juguetón dejando besos pequeños en el cuello subiendo hasta la oreja de Lee.

- Probablemente es porque mis senos crecieron. - bromeó haciendo que John suelte una carcajada y se separe un poco para verla a los ojos.

- Eres única, Lee Connor. - comentó entre risas.

Tomaron algunas cosas y salieron de la casa de John para conducir hasta la primera cita que tenían, una bonita casa al este de Londres.

The Miracle | John DeaconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora