XVI

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Coloqué mi bolso en las piernas, mientras miraba hacía todos los lugares en busca de aquel chico del aeropuerto.

Cuando le dije que nos viéramos aquí no pensaba con claridad. Mi yo interior estaba empeñado en hacer sentir mal a Harry, que cité a un completo desconocido a salir conmigo. ¿Tan necesitada estaba? Pues al parecer, sí.

Eran pasaditas de las cuatro, según mi reloj de muñeca, así que Matthew estaba retrasado, cuando la que debería estarlo, soy yo. Nótese la ironía, gracias.

Una mano se posó en mi hombro, y un chico sudoroso se sentó frente a mí. Matthew parecía respirar con dificultad, mientras mantenía la boca abierta tomando aire. Le tendí mi vaso de agua, y en un segundo el contenido en él, estaba vacío.

— Uff, lo siento. Corrí veinte manzanas para llegar –se excusó.

— ¿Tanto? Pudiste haber cancelado –le dije preocupada. Pobre muchacho, sentía que se desmayaría en cualquier momento.

— Claro, sé tú número de teléfono, tú dirección, tú facebook.... –dijo obviando el tema.

— Tienes razón –reí de mí–. Gracias por no dejarme plantada entonces.

— Jamás lo haría. Ósea, ¿quién en su sano juicio, lo haría? –dijo mirándome detenidamente.

— Sólo cállate. ¿Pedimos algo? –propuse.

— Am, yo estoy bien –dijo el chico sonriendo fingidamente.

— Vamos Matt. Yo invito –le guiñé.

— No me sentiría cómodo si tú pagas, pero me vine tan rápido como pude que no traje dinero –admitió con pena.

— Puedo pagarlo créeme. Puedo pagar todo lo que comen aquí –dije riendo–. Pide lo que quieras, no mires el precio.

— Odio hacerte esto. Siento como si me estuviera aprovechando de ti –gruñó mirando el menú de la mesa.

— No lo haces. Estoy encantada de que al fin alguien me deje pagar la cuenta –admití con una sonrisa.

Él se rió pero no dijo nada.

La mesera amablemente nos pidió la orden, la cuál segundos después estaba servida frente a nuestras narices.

— Y... ¿Quién era ese chico del aeropuerto? –preguntó Matt mientras revolvía su batido espumoso.

— Es mi ex novio. Terminamos hace más de un año, y ahora quiere volver como si nada –dije en un suspiro.

— ¿Te lastimó? –preguntó el chico con los ojos nerviosos.

— Mucho, pero con el tiempo lo he ido asimilando –admití.

— Me alegro de que progreses. Se ve que es un matón –dijo con una sonrisa.

— Él es todo lo contrario a matón. Es un buen chico, pero yo no fui lo suficientemente buena en nuestra relación.

— Nunca digas eso. Las mujeres son las que más dan y menos reciben. No puedo decirte mucho sobre noviazgos, ya que siempre he estado sólo, pero nosotros somos unos canallas sin corazón. Eres hermosa Ariana, y estoy seguro que él vio que fue un gravísimo error perderte –dijo el chico con sus ojazos azules posados en mí.

— Gracias por eso Matt –le susurré.

— No se merecen. Sólo dije la verdad –dijo guiñando su ojo.

Bebí un poco de mi té verde, armándome de valor para preguntar:

— ¿Qué tal tú? No sé nada de ti salvo que te llamas Matthew Rivera.

— Bueno... –empezó, y por lo que ví estaba incómodo–. Casi no hablo de mi.

— Puedes hacer una pequeña excepción. Realmente me gustaría conocerte –le sonreí para animarlo.

— Okay. Soy Matthew, tengo 23. Oriundo de Arizona, con tres hermanos pequeños. Mis padres están divorciados y... ya no sé que más decir –dijo encogiéndose de hombros.

— ¿Te gusta la música? –le pregunté.

— No la escucho mucho por mi poco tiempo libre, pero me gusta mucho Katy Perry –confesó.

— Yo te puedo ayudar a conocerla –le propuse.

— ¿Hablas en serio? –me miró realmente impresionado.

— Sí. Es mi amiga –le dije sonriendo.

— Estás bromeando. ¿De dónde la conoces? –susurró aún conmovido.

— Trabajamos para lo mismo –me encogí de hombros.

— ¿Qué? –preguntó confundido.

— Soy cantante –le expliqué.

— No manches –dijo aún más confundido.

— ¿Alguien quiere una canción? –grité para las pocas personas dentro del local–. Vas a tener un concierto gratis, ámame Matt –le señalé antes de irme a la barra para corear Fireworks de Katy Perry.

We 2: Be my Baby ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora