We 2: Be my Baby ✔

IX

Harry's pov.

Desabroché el primer botón de mi camisa cuando sentí el calor de la calefacción más fuerte. Las mañanas en Los Ángeles en su mayoría eran frescas, pero al estarse acercando el otoño, se han puesto más frías.

Había llegado prácticamente helándome, ya que la calefacción de mi auto no funciona, así que tuve que correr hasta la sala donde íbamos a grabar, y pedirle a el encargado que le subiera a el calefactor. Pero ahora estaba bien.

"¿Ya vienen? Coño, está empezando a hacer calor" –le envié a Zayn.

"Sí, sí. Nos encontramos a una vieja amiga. ¿Quieres verla? Estoy seguro que estarás feliz cuando la veas ;)" –me respondió.

"Seguro, sólo dense prisa" –le respondí nuevamente.

Escuché los pasos al fondo y la voz de Liam hablando sobre su insomnio cuando cambiamos de país. De pronto una carcajada que me era familiar se unió a la de los chicos.

Pude sentir como mi corazón se encogía. Es ella. Estoy seguro de que es ella.

Rápidamente me puse de pie nervioso, sintiendo como el sudor frío empezaba a bajar por mis sienes. ¿Será la oportunidad que tanto le he rogado a Dios que me conceda? ¿Es este el momento para remendar el error más grande que he cometido?

La puerta se abrió mostrándome a Liam y a Zayn, y detrás de ellos la diminuta figura que tanto conozco. Mi nena, mi Ariana.

— ¡Bueno, no te desesperes! Ya estamos aquí –gruñó Zayn mirándome con cara de reproche.

— Puedo verlo –susurré con mi mirada puesta en ella.

La ví respirar profundamente antes de quitar su mirada de mi. Pude ver el destello de dolor. Lo sabía, la había lastimado.

— ¿Quieres quedarte a escucharnos grabar, Ari? Así puedes oír un poquito las canciones –propuso Liam.

— Amm, no. La verdad sólo vine a grabar la canción. Debo irme –dijo claramente incómoda.

— ¿Estás bien? –Zayn le miró con preocupación.

— Sí, sólo... Adiós chicos –dijo saliendo por la puerta, cerrándola tras de sí.

— ¡Te lo dije! –le chilló Liam a Zayn.

— Era hora de que se vieran. Claramente ambos se quieren aún –Zayn explicó como si yo no estuviera presente–. ¿Y tú que haces aquí? ¡Corre tras ella! –me gritó.

Entrando en razón, rápidamente corrí por los pasillos hacia la salida. Para mi suerte llegué a tiempo. Justo cuando ella estaba abriendo la puerta de su auto.

— ¿Ariana?

Ella se quedó paralizada, tanto así que las llaves de su auto de cayeron al concreto.

Pude verla dar una respiración profunda, antes de girarse a mi con el rostro comprimido.

— ¿Qué quieres? –dijo duramente.

— Lo siento. De verdad lo hago –dije para empezar–. Quiero hablar contigo.

— Estoy por irme ahora. Adiós –dijo antes de girarse a recoger las llaves del suelo y abrir la puerta del auto.

Ella se introdujo en el auto y abrió lo que pareció la guantera.

— Por cierto, esto te pertenece –dijo antes de lanzar un bulto marrón a mis pies.

La ví encender el auto e irse sin imutarme de hacer algo. Claramente debo darle tiempo para recuperarse.

Miré en mis pies lo que parecía un diario marrón de cuero. Lo recogí, abriéndolo en la primera página, dándome cuenta que es mío. El que creí extraviar en el avión hace más de un año.

Pasé las hojas mirando que mis viejas letras estaban ahí, sólo con una pequeña diferencia. Había una tinta de pluma rosa en cada una de las esquinas de las hojas.

"Te quiero"

"Te amo"

"Eres mi cielo"

"Cosito bello"

"Quiero hacerte feliz"

Habían más frases en cada hoja que pasaba, pero la que más me dolió fue la última:

"Te necesito para ser feliz"