We 2: Be my Baby ✔

XVII

Matthew's POV.

Escuchar a Ariana cantar debía ser realmente una de las mil maravillas. Ella era simplemente espectacular, pero cada nota que salía de su boca estaba doliéndome en lo más hondo de mi corazón. ¿Por qué? Porque la estaba engañando, y eso es lo que ella menos se merecía.

Era su fan número uno. Robaba radios sólo para escucharla, y le había mentido en eso. Pero no podía admitirlo, mi vida ya era lo suficientemente complicada como para agregarle que tu artista favorita te tenga lástima.

Le agradecía el hecho de regalarme el único bocado que probablemente tendría en esta semana. Siempre lo haría. Agradecía el hecho también de poder compartir algo de tiempo con ella, porque al ser pobre, el verla en vivo y en directo, y todavía escucharla cantar es más que un milagro.

Sentí las lágrimas a punto de salir de mis ojos, cuando ella finalizó la canción. Debía contarle todo, sé que es lo correcto, pero no puedo. Se me es imposible.

Las personas que habían en el café empezaron a aplaudir, ahí fue cuando noté que había gente hasta rebozar, cuando sólo habían algunas cuantas antes de que ella cantara. Las ventanas estaban llenas de personas con cámaras grabando cada movimiento dentro del local.

Ariana caminó hasta la mesa, y recogió su bolsa.

— Vamos. No nos dejarán salir luego –me dijo.

Agarré el baso plástico del batido, y envolví en una servilleta mi crossant. Por supuesto que no los iba a dejar aquí.

La seguí hasta una puerta que estaba cerca de la cocina, la cual nos llevó a el aparcamiento trasero. Ella caminó hasta un impecable coche color plata, en el cual abrió la puerta y entró.

— Sube –ordenó.

Me subí a su lado mientras tomaba algo de mi mateada. Ella arrancó rápidamente, alejándonos de aquel café.

— No pensé que porque cantara algo vendría tanta gente. Siento si te incomodó –dijo ella mirando hacía ambos lados y seguir luego del Stop.

— Tranquila, no importa. Por cierto, cantas genial –le dije con una sonrisa.

Maldito mentiroso, ella canta como ángel, prostituto. Como ángel, no genial, COMO ÁNGEL.

— Gracias. ¿Ahora sí sabes quién soy yo? –preguntó riendo.

— No, pero igual es un gusto conocerte –dije riendo.

Chocho biónico, que me va a crecer la nariz como pinocho.

Ella rió, pero no dijo nada más.

— ¿Dónde vives? –preguntó dándole la vuelta un parque.

En los suburbios.

— No es necesario que me lleves a mi casa, debo ir a recoger unas cosas para mi mamá en el centro –mentí.

— Oh, ¿te parece si te dejo aquí? ¿Está lo suficientemente cerca? –preguntó estacionándose en la esquina del parque.

— Está bien. Gracias por todo Ariana –le dije. Ésta vez, sinceramente.

— Gracias a ti Matt. ¿Quedamos otro día? –preguntó esperanzada.

— Nada me gustaría más....