Capítulo 8. El camión de helado.

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- Pero qué demonios - la rubia empresaria se despertó en su propia cama, dentro de su cuarto y con su pijama puesto - ¡LEDESMAAAAAA!

A los tropezones la rubia salió de su cama y con todo furia caminó hacia la sala

- ¿Quién se piensa que es? Si yo digo que duermo en ese sillón es que duer...

- Jajajajajaja - ecos de risa entraban por el pasillo, Luisita apuró aun más su paso -Jajajajaja - las risas se hacían cercanas

- ¿Qué están haciendo? - apenas entró en la sala vio a María y Amelia sentadas en el sofá cama mirando antiguos dibujos animados.

Al parecer era algo que las dos estaban disfrutando al máximo. Mientras la bailarina devoraba su desayuno, la morena jugaba con unos de los tantos almohadones que tenía a su alrededor cubriéndola.

Apenas escuchó la voz de la rubia, Amelia volteó a verla, por supuesto que vino el famoso mirar, torcer, abrir la boca y después las palabras

- Yo... ella... el correcaminos - no sabía para donde señalar, si para María, para el televisor o hacia ella misma.

Desesperaba gesticulaba sin encontrar la forma de explicarle a la rubia que estaba pasando

- Yo llegué y me puse a mirar la tele, Amelia despertó después - explicó María ayudando a la morena.

Amelia asintió la versión de María

- Eso - agregó esta vez segura.

Luisita caminó hasta la cocina en busca de su café diario

- Pues será mejor que te olvides de la televisión por el momento porque quiero hablar contigo, no te vas a escapar más de mi Ledesma ¿me oyes? Amelia... - insistía - ¡Dios! ¿Por qué es tan difícil? - volvió a la sala en busca de la morena, no pensaba posponer la charla, lamentablemente no contaba con el correcaminos.

La rubia chocó su pie contra el piso indignada. ¿Por qué todo era más importante para la otra chica que ella? ¿Por qué Amelia no se fijaba en ella como ahora estaba fijándose en como ese estúpido coyote es aplastado una vez más por una enorme roca? Esto se tenía que acabar de inmediato.

Luisita caminó con paso firme rodeando el sillón y se puso enfrente del televisor, ambas televidentes torcieron sus cuerpos para poder mirar entre los agujero que Luisita dejaba libre, lo que le dio más rabia a la empresaria y después de un nuevo pisotón en el piso, se dio vuelta dándole la espalda a las otras y apagó el televisor

- ¡AUCH! - algo le había pegado en la cabeza y se dio cuenta que era un almohadón cuando el objeto cayo al lado de sus pies - ¿QUIÉN FUE? - aunque se dio vuelta con la idea de sacarle a tirones la culpable, lo supo de inmediato porque la morena miraba a María con el ceño fruncido y su cara se había puesto de la misma forma que la tenía segundos antes de irse contra Jesús

- Fue Amelia - María señalaba injustamente a la tatuadora.

La morena miró el dedo acusador de María y apenas se dio cuenta de que la señalaba a ella miró a Luisita y empezó a agitar su cabeza negando la acusación

- No... yo... yo... no fui - lo negaba con énfasis.

Luisita la iba a calmar, pero la divirtió la idea de jugar un poco con ella, después de todo, la morena la había desobedecido

- ¿Amelia? Explícame porque me tiraste un almohadón - le exigió levantando su ceja.

Amelia seguía agitando su cabeza, hasta que la ceja levantada de Luisita la frenó. La morena enfocó su mirada en esa parte del cuerpo de la rubia

I'm Not For YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora