Capítulo 32. La cuenta esta empatada.

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Miércoles en la tarde – oficina de Luisita

- ¡Luisita! ¿Estás lista? – Marina entraba de golpe en la oficina de su socia, como ya era de costumbre.

Un cierto nerviosismo en la castaña hacía saber que este no era un día cualquiera

- ¿Qué pasa? – se frenó en seco cuando vio al Doctor personal de Luisita sacándole sangre a su amiga.

- La señorita Gómez no se sentía bien y me pidió que llamara al médico – contestó una atenta Rocío.

Marina frunció el ceño y se acercó a la rubia preocupada

- ¿Hay algún problema? ¿Tuviste otro mareo Luisita? ¿Almorzaste? María me dijo que vigilara que comieras - indagó.

Luisita giró los ojos, era raro ver a Marina preocupada por alguien, pero cuando lo estaba era verdaderamente escalofriante

– Solo es rutina Marina. No me he sentido muy bien estos días y el Doctor piensa que puede ser algo que estoy comiendo y no me está haciendo bien – contó – Y deja de ser tan chupa medias de María ¿Quieres? – la castaña estaba cumpliendo al pie de la letra con su plan "Recuperando el amor de María"

- ¡Bien! – el Doctor terminó la extracción y se aseguró de guardar todas sus pertenencias – No se preocupe Señorita Crespo, por lo que la Señorita Gómez me ha contado, estoy seguro de que es una simple indigestión sumado con un posible cuadro de estrés y nervios – aseguró – Pero de paso usamos estos análisis para un chequeo diario – agregó – Los resultados van a estar para el viernes – dijo agarrando su ordenado maletín.

- Muchas gracias Doctor – lo saludó Luisita – Rocío lo va a acompañar – el hombre asintió y siguió a la mujer hasta la puerta.

- Oye Luisita, si quieres puedo hablar con la secretaria del Señor Ordóñez y pedirle que nos pasen la reunión...

- ¡Ni se te ocurra Marina! – Luisita estaba lista – Sabes que desde que llegamos a New York tengo los ojos en ese negocio, no pienso dejar pasar la oportunidad – le dijo mientras agarraba su cartera.

Mientras Luisita estaba vestida con un impecable vestido negro, con su cabello ahora un poco más largo en una tirante cola, Marina tenía el pelo suelto y lo combinaba con un serio traje de mujer empresarial.

- Solo preguntaba para cumplir con el deber de amiga y porque María me obliga – se hizo la despreocupada – Estuve repasando las cifras con Tomás – al parecer alguien había hecho un nuevo amigo – Y se quedó sorprendido de mis números, aunque cree que podemos apretarlo por el lado de los costos un poco más – Luisita sonrió ante esto, los Ordóñez no tenían salida.

- De acuerdo. Dejo eso en tus manos – le dijo mientras abría la puerta de su oficina para dejar pasar a su amiga - Rocío, ya sabes dónde voy a estar, ve preparando el champagne – le dijo a su secretaria - Y avísale a María que paso a buscarla por el estudio de danzas – esta noche toca festejo parece

- Por supuesto señoritas. Mucha suerte – la secretaria las despidió con una sonrisa

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Más tarde – Tiffany & Ordóñez Co

- Por aquí por favor – Lisa, la secretaria del señor Ordóñez las hacía pasar a la oficina del hombre – El Señor Ordóñez va a estar con ustedes en unos segundos – les informó - ¿Puedo traerles algo? – preguntó

- Un café negro para mi – le dijo Marina sin mirarla – Bien caliente, si viene frio no se moleste en traerlo – agregó exigente.

Luisita rechazó la oferta con un gesto de su mano y la secretaria salió del lugar.

I'm Not For YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora